Capítulo 12

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(Emma)

Siento que esta parte debe contarla Emma, así que sean comprensivos porfis.

Un beso gigante a todos y a leer se ha dicho!

AVISO: Hay un ligero coqueteo con escenas un poquito fuertes, ¿listo? las cosas se pondrán mas interesantes. lo prometo ;)

PD: ¿ALGUIEN QUIEN NO AME A DOMINICK?

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(Emma)

Esto era un descomunal e inminente error; pero necesitaba verlo.

Cambié mi traje de viaje, por un gris claro de montar; y me dispuse a salir sigilosamente por la puerta de servicio. Conocía perfectamente aquella casa, prácticamente me había criado en ella, así que no tuve ningún inconveniente para salir a hurtadillas.

Apresuré mis pasos y rodeé el castillo hasta llegar a las caballerizas; y allí en medio del lugar, encontré a Dominick. Se veían tan guapo en un taje de montar gris, el cual curiosamente combinaba con el mio.

Me detuve en el umbral a observarlo. Se encontraba cepillando a Poseidón, su caballo, y su rostro reflejaba concentración. Contuve una exclamación de placer y asombro, el esfuerzo físico resaltaba todos los trabajados músculos de su cuerpo. Inmediatamente me sonrojé al recordar lo que se sentía estar rodeada por esos musculosos brazos.

Dominick sintió mi presencia y dejó de realizar su tarea, para obsequiarme una sonrisa que me dejó sin aliento.

-Se ve increíblemente hermosa esta tarde, lady Emma.- sonrió y agregó- aún puedo notar tu predilección por el gris.

Me sonrojé y bajé la mirada tratando de ocultar mi sonrisa. Era imposible estar enfadada con él.

- ¡Y vamos a juego!- exclamó divertido, mirando nuestros atuendos.

Ambos soltamos un par de risitas.

- ¿Recuerdas cuando insistías en vestirnos a juego?- preguntó divertido.

Solté una carcajada.

- ¡Odiabas hacerlo!-exclamé divertida- Especialmente cuando vestía de rosa.

Fue su turno de reír fuertemente.

- Me habría puesto el rosa más femenino de la historia, si me lo hubieras pedido, Emma- su sonrisa se dulcificó.

Evitando su mirada, me acerqué para acariciar el lomo de su caballo.

- Amaste a este caballo casi al instante en que lo viste-comenté distraída.

Dominick sonrió como un muchacho y acarició a su fiel compañero.

- Ha salvado mi vida más veces de las que te costaría creer.

Involuntariamente me estremecí. Odiaba escuchar que él había estado tan cercano a la muerte.

-¿Tienes frío? ¿Te encuentras bien?- me escudriñó preocupado.

- Estoy bien, es sólo que... odio escuchar que pudiste estar en peligro y peor aún, morir.

Su rostro adquirió un tono dulce.

- Estoy aquí ahora- se acercó y me rodeó con sus brazos- A salvo, y contigo. Así que no quiero que te angusties con lo que pasó. ¿ De acuerdo?

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