Capítulo Dos

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-Mierda... -gruñó en voz baja el más alto, consiguiendo que el chico rubio dejara escapar una leve risita, sacándole una sonrisa al castaño.- Que linda risa tienes... -murmuró antes de cerrar su casillero para voltear a ver a la chica.

-Hola lindura. –dijo la pelirroja de forma coqueta mientras jugaba con su cabello.

-Soy gay, ya deja de molestarme. –gruñó bajo para voltear a ver al rubio guiñándole un ojo, haciendo sonrojar al menor, volvió su vista a la chica.

-Sé que no es cierto, antes salías con una chica. –aseguró risueña.

-Sí, y la dejé cuando me di cuenta de... -al ver que la chica no le prestaba atención, el castaño suspiró.- Olvídalo, eres demasiado tonta como para entenderlo.

Sin decir más, el mayor se alejó hacia su primera clase. No era la primera vez que aquella chica lo molestaba, de hecho era algo común de su día a día que algunas chicas, y chicos, se le acercaban a coquetearle a diario, pero al castaño sólo un chico le llamaba su atención, aunque esa era la primera vez que se hablaban fuera de clases, ya que compartían juntos Biología avanzada, ocasionalmente hacían trabajos juntos, en donde a penas y hablaban entre ellos. Las primeras horas de clase fueron bastante aburridas, al menos hasta la hora del almuerzo, ya que se juntó con su grupo de amigos; Isaac Lahey, rubio, alto, ojos celestes y cabello enrulado; Stiles Stilinski, pelinegro, alto, pecoso y de ojos marrones; y Brett Talbot, el más alto del grupo, castaño y de ojos marrones. Mientras Brett y Stiles compraban los almuerzos, los otros dos chicos estaban sentados en una mesa esperándolos.

-Amigo, no puedo creer lo de Brett. Creí que tú sí lo sabías, digo, son mejores amigos. –soltó asombrado el rubio.

-Bueno, supongo que no somos... -por unos breves segundos, la mirada del castaño se perdió en unos ojos celestes a lo lejos, sonrió para luego volver a ver a su amigo.- Muy amigos como creía. –continúo como si nada pasara.

-¿Qué te quedaste viendo? O, ¿A quién? –indagó Lahey burlón.

-Al chico del casillero. Por cierto, hoy le hablé. –comentó alegre.

-¡Aleluya! –bromeó risueño el de ojos celestes.- ¿Qué le dijiste?

-Sólo le dije que tenía una linda risa, Lydia vino a molestar otra vez y bueno, le dije una de mis tonterías, él se rió, le dije lo de su risa y eso. No pareció molestarle mucho. –contó con una sonrisa a su amigo.

-Bueno, es un gran paso para ti. ¿Planeas invitarlo a salir en algún momento?

-No lo sé, por el momento ya hice un gran avance.

Luego de esa pequeña conversación, los otros dos integrantes del grupo se acercaron a ellos y se dispusieron a almorzar. Casi toda la charla del almuerzo recayó en Brett y el chico con el que salía, el más alto no invitó al resto de sus amigos, ya que, según él, lo harían quedar mal. Ninguno de los jóvenes notó que Stiles, el único de cabello oscuro del grupo, estaba más inquieto de lo usual, se encontraba metido en su cabeza y se lo veía bastante nervioso, pero no fue hasta la última clase que uno de ellos se dio cuenta. Theo notó a su compañero de química algo alterado, y no dudó en indagar sobre su condición.

-Stiles, ¿Todo bien? –preguntó con preocupación el castaño.

-¿Mhm? Sí, todo bien. ¿Por qué lo preguntas? –devolvió la pregunta el de cabello castaño.

-¿Será porque estás masticando ese bolígrafo como si no hubiese un mañana? ¿O quizá porque nuestra mesa es un terremoto gracias a tu pierna? –murmuró de manera sarcástica el de ojos grises, para luego sonreír.- Vamos, somos amigos, ¿No? Puedes decírmelo.

-Está bien... -cedió el de ojos marrones intentando tranquilizarse-. Me gusta alguien... -escupió con pena el pelinegro.

-Ajá... ¿Y? –el más alto no entendía porque aquello podría ser un problema.

-Es un amigo, y no quisiera ser rechazado por mi amigo para que luego las cosas se vuelvan incómodas. ¿Sabes cuántas amistades se perdieron por un enamoramiento pasajero? Desconozco el número pero seguro son demasiadas. –contestó nervioso, olvidándose por completo de respirar, a causa de la ansiedad que le causaba tener aquella conversación con el castaño.

-Stiles, no te olvides de respirar. –aconsejó el mayor con una pequeña sonrisa, colocando una mano sobre la rodilla de su amigo, haciendo que éste se sonroje levemente.- Escucha, todo va a estar bien, ese chico es un gran idiota si deja pasar la oportunidad de estar contigo.

Antes de que Stiles pudiera responderle algo a su amigo, el timbre que indicaba el final del día escolar había sonado.

Un Juego De Niños // THIAMWhere stories live. Discover now