Lazo de sangre

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Ranma ½ no me pertenece.

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Fantasy Fiction Estudios

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Lazo de sangre

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—¿Estás seguro? —preguntó Ranma otra vez.

—Por milésima vez: ¡sí, estoy seguro, idiota! —exclamó Ryoga. Dejó la taza de café con fuerza sobre el platillo.

—Baja la voz.

—¡Entonces no hagas la misma pregunta una y otra vez!

Shhh. ¿No te das cuenta de que alguien podría oírnos?

Tenía razón, la pastelería estaba abarrotado a esa hora de la tarde.

—¿Y a mí qué me importa? Ese no es mi problema —dijo Ryoga con tranquilidad. Se bebió el resto del café y dejó la taza vacía de nuevo sobre el platillo con un tintineo—. Somos dos demonios poderosos, podríamos destruir este país entero con un movimiento de la mano, ¡hacerlo arder hasta los cimientos para divertirnos un poco! Pero no, tenemos que estar una y otra vez buscando a esa mujer para que sea tu novia.

—Mi novia no, tarado. Mi esposa —rectificó Ranma.

—¡Bah!, es lo mismo. La mujer que acepte casarse con un demonio debe estar mal de la cabeza.

—¿Y qué hay de Akari? —preguntó Ranma alzando una ceja.

Ryoga se encogió de hombros. Después observó, con asco, cómo su amigo se llevaba a la boca un trozo enorme de pastel de crema y frutillas.

—Akari es diferente, por supuesto. Ya sabes que estamos hechos el uno para el otro, ella me ama como soy. —Volvió a mirar a Ranma con repugnancia—. No entiendo cómo puedes comer esa porquería, recuerdo que en los 50 decías que no era de hombres comer pasteles.

—Y yo no sé cómo puedes tomar esa agua asquerosa y amarga.

—¡El café fue hecho por los dioses!

A ambos los recorrió un estremecimiento, y los colmillos de Ryoga se asomaron por su labio de forma más pronunciada.

—Lo siento, lo siento, mala elección de palabras. —Alzó las manos a modo de disculpa—. Se me pega la manera de hablar de esta gente, no puedo evitarlo... ¡Ya deja de mascar de esa manera!, me dan náuseas.

Ranma se limpió la boca con una servilleta.

—¿Y qué mierda quieres que haga? ¡Estoy nervioso! —se defendió—. Si es ella, si de verdad es ella... podré quitarme esta maldición de una vez por todas, ¿no lo entiendes?

Ryoga observó a su amigo atentamente. Tenía puesto, al igual que él, un traje a medida de color negro y usaba el largo cabello trenzado, una costumbre de tiempos antiguos que nunca se había quitado. Cualquier otro en su lugar estaría feliz de ser poderoso y vivir eternamente como un hombre joven y apuesto, pero Ranma era Ranma. Además, seguro que ver morir una y otra vez durante siglos a la mujer que uno ama debía hacerle algo a la mente.

De pronto, pensó en Akari y apretó los puños.

—Es ella, ya te lo dije —repitió una vez más—. Esta vez se llama Akane Tendo, trabaja aquí por las tardes y vive en Nerima. Su familia tiene un dojo.

—¿Cómo averiguaste todo eso? —quiso saber Ranma, sorprendido.

—Con mi encanto, zopenco, es obvio. Y, por si te interesa, se parece mucho a su antigua encarnación. Tiene unas curvas de infarto.

Ryoga se pasó la lengua por los labios con agrado. Los ojos azules de Ranma se oscurecieron y echó el cuerpo hacia adelante con rapidez. Su mano se detuvo cerca del cuello del otro demonio.

—Oye, oye, creí que no querías hacer un espectáculo —murmuró Ryoga con una risita.

Ranma lo tomó de las solapas del traje para sacarle una pelusa imaginaria. Le acomodó la corbata con fuerza, apretando el nudo al máximo.

—Si haces otra broma como esa te arranco los ojos, maldito cerdo —lo amenazó sin ningún humor.

—Uy, qué carácter. Cada siglo pareces más una nenita.

Cuando Ranma se apartó, Ryoga se aflojó la corbata y se alisó la ropa. Detectó el movimiento por el rabillo de sus ojos amarillos. Sonrió.

—Bien, aquí viene. —Se puso de pie—. Es toda tuya, esta vez no lo arruines.

Ranma se removió en su asiento, nervioso. Respiró hondo.

—Gracias, Ryoga —dijo de pronto.

El otro demonio lo observó con sorpresa y al final soltó una risa honda y grave.

—Invítame a la boda.

Al salir de la pastelería desapareció, aunque solo Ranma pudo verlo, y apartó los ojos en seguida para centrarlos en ella.

Ryoga tenía razón, se parecía mucho a su antigua encarnación, los mismos ojos marrones y la misma sonrisa dulce; el cabello también era igual, aunque ahora lo usaba corto y debía admitir que le quedaba mucho mejor. Y era hermosa, además de deseable. La sangre de Ranma latió dentro de su cuerpo, atraída por la de ella.

—Akane —susurró despacio.

Se levantó con un movimiento elegante y se acercó a la barra de café, donde ella se preparaba para atender atándose un delantal alrededor de la pequeña cintura. Se volvió hacia él y le sonrió, y sus ojos se encontraron. Ranma pudo saber el momento exacto en que ella comprendió que algo era diferente, aunque no conociera toda la historia.

«Está vez será distinto», se prometió él. «Esta vez la salvaré».

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FIN

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Nota de autora: Hoy Noham me dio la palabra «pastelería» ¡y debo confesar que no se me ocurría nada!, apenas escenas sueltas, pero nada que tuviera una trama propiamente dicha. Hasta que me vino a la mente una imagen de Ryoga y Ranma charlando en una pastelería, y al preguntarme de qué podrían estar hablando se me ocurrió esto. Creo que estoy en mi etapa de fantasía y sobrenatural XD.

Disculpen la nota muy corta de ayer, pero estaba con poco tiempo. Creo que hasta se me pudo haber pasado el nombre de alguien en la lista de agradecimientos, si es así, les pido disculpas, siempre los leo a todos y algunos me hacen reír y otros me dejan pensando en otras posibilidades con las historias, les agradezco mucho a todos. Especialmente a Rowen, Sol, Arianne, Rash, Gatopicaro, Santell, Guest, Luz, Psicggg, Otro guest, Juany, Bealtr, Saritanimelove y Noham.

Nos leemos.

Historias de primaveraWhere stories live. Discover now