Trenta y siete

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Al final me he enrollado más para llegar al punto que quería pero... oh mamá mia el siguiente capítulo.... Preparad hielo que os hará falta!

La cara de estupefacción del chofer hizo que me avergonzara desde la cabeza hasta las puntas de los pies, evidentemente la situación en la que nos había visto dejaba muy poco a la imaginación y estaba muy lejos de ser la imagen que supuestamente d...

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La cara de estupefacción del chofer hizo que me avergonzara desde la cabeza hasta las puntas de los pies, evidentemente la situación en la que nos había visto dejaba muy poco a la imaginación y estaba muy lejos de ser la imagen que supuestamente deben proporcionar un jefe y su empleada, mejor dicho "asistente personal" y mas aún la reputación que precedía al susodicho del que solo se sentía atraído por hombres y nada más.

¿Estaría jugando conmigo?, ¿Para qué?, ¿Con qué motivo? Sinceramente cada vez estaba más perdida con respecto a él. A momentos pensaba que era gay, otros que me había mentido descaradamente y si era bisexual... lo cierto es que el silencio se pronuncio hasta llegar a la gala benéfica donde Mr. Le Noir se dejó fotografiar y para mi estupefacción siendo una completa desconocida, también me fotografiaron a mi junto a él.

—¿Desea que permanezca detrás de usted tomando nota de sus compromisos? —pregunté con aire tan inocente que a la vez que decía aquello no dejaba de flipar en colores sobre la cantidad de gente famosa que allí había concentrada.

¡La madre que me parió!, ¿No es ese el actor Miguel Ángel silvestre? ¡Joder!, ¡Está más bueno en persona que por la tele! ¿Y aquella no es Blanca Suárez? ¡Dios mío es guapísima!, ¡Que piel!, ¿Y esa no es....

—Esta noche no, permanece a mi lado y si te realizan alguna pregunta incomoda, simplemente no respondas, finge que no lo has entendido y responde algo en francés —mencionó haciendo que mirase en su dirección y abriese los ojos lo suficiente para provocar un deje de sonrisa.

El segundo en lo que va de noche.

¿Perdona?, ¿Qué pregunta incomoda?

—¿Exactamente que se puede entender por pregunta incomoda? —exclamé porque no tenía ni la más mínima idea de que podrían llegar a preguntarme.

Hasta la fecha todo el mundo se sorprendía por ser su asistente, pero no había recibido ningún tipo de demanda incomoda.

—La gente querrá saber si posas para mi —respondió firme.

¿Eso es una pregunta incomoda? Definitivamente a este se le ha ido la olla, aún así no dije nada por no contrariarle, si no quería que la gente pensara que podría ser su musa o algo así no iba a ser yo quien lo publicase a los cuatro vientos, pero seguía sin entender porque podría suponer una pregunta incomoda que simplemente quisieran descubrir si era su nueva imagen.

Pensaba que a Mr. Le Noir se le habría ido la pinza y nadie preguntaría tal cosa, pero descubrí que cada persona que se acercaba a nosotros insinuaba antes o después la gran pregunta.

—¿Eres su nueva musa? —preguntaron por enésima vez y en esta ocasión no debí fingir no comprender la pregunta, sino que fue el propio Le Noir quien lejos de afirmarlo o negarlo dijo que esa era una gran incógnita.

Por un momento pensé que tal vez no le gustaba revelar la identidad de sus modelos para que no pudieran identificarlas con sus cuadros y de hecho tampoco había encontrado ninguna en fotos junto a él cuando le busqué por internet. Todo en él estaba debidamente calculado, como si ese secretismo que le envolvía le hiciera parecer aún más interesante.

A pesar de esa situación algo extraña, tuve que reconocer que mereció la pena el evento y poder codearme de gente famosa o de la alta sociedad española, incluso hubo momentos donde me quedé hablando a solas con cantantes que he idolatrado durante años y gritado sus canciones a pleno pulmón en mis años más dorados.

«Puedo morirme en paz» pensé cuando vi la sonrisa de Alejandro Sanz.

—Veo que alguien acaba de tachar uno de sus propósitos de vida antes de morir de la lista. —Su voz me sobresaltó por estar tan cercana y cuando al fin me giré para ver de quien se trataba reconocí el rostro de Joan, el amigo de Le Noir que vino a casa en un par de ocasiones.

—Es posible que no haya sido solo uno —contesté sonriente y alzando mi copa de champán para brindar con la suya, un gesto que aceptó encantado.

—¿No se supone que debes estar pegada a tu jefe?, ¿Done está? Llevo un buen rato buscándolo pero aquí hay demasiada gente, aunque tú y ese vestido... ¡WoW! juro que me costó reconocerte —dijo recorriéndome con su mirada.

No voy a mentir, me sentía bastante sexy con aquel vestido y tener una apreciación del sexo opuesto hacía que mi ego se subiera un poco por las nubes.

—Lleva un buen rato hablando con ese hombre —advertí señalando en su dirección y Joan hizo un gesto de aprobación—. Sorprendentemente esta noche no quiere que actúe como su asistenta... ¿Tal vez le doy vergüenza? —exclamé divertida y con una gran sonrisa.

—Dudo mucho que tu efecto en él sea ese... —susurró y volvió su mirada hacia la mía.

Su forma de decirlo provocó mi interés.

—Pues yo no lo tengo tan claro, me advirtió que no debía responder si me preguntaban si era su musa, que fingiera no comprender la pregunta... —dije sin admitir que en realidad no era su musa pero si que había posado para él y según me había advertido antes de salir de casa quería que lo volviera a hacer.

Joan comenzó a reírse.

—Querida, solo te está protegiendo... posar para él y acostarse con él forman parte del mismo paquete.

En aquel momento mis oídos retumbaron pensando que no había escuchado bien.

—¿Cómo? —Mi cara debía ser un completo poema—. ¡Si me dijo que no era bisexual!

—¿Él te dijo eso? Será muy divertido averiguar en que contexto te confesó eso... —mencionó a punto de reír en carcajadas—. Bueno, en realidad no te mintió... Chevalier será muchas cosas pero en cuanto a su tendencia sexual te aseguro que no hay duda alguna —dijo acercándose hasta rozar con sus labios mi oído sin que yo moviera un solo músculo de mi cuerpo—. ¿Por qué crees que sus musas son únicamente mujeres? A su cama solo entran las de tu especie...

Creo que acaba de darme un infarto porque no siento ninguna parte de mi cuerpo.

No me jodas... ¡No me jodas!, ¡No me puto jodas que he hecho el imbécil todo este tiempo creyendo que era gay y es más heterosexual que yo!

—Creo que no me encuentro bien... —susurré sintiendo que de verdad me iba a dar algo.

¡Joder!, ¡Que me ha visto desnuda!

¡Joder!, ¡Que de verdad tenía una erección mientras me pintaba!

Ay mi madre... ¡Ay que me va a dar de verdad un filichi de esos que siempre advierte mi madre!

 ¡Ay que me va a dar de verdad un filichi de esos que siempre advierte mi madre!

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PaRaDigMa. El Arte de Seducir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora