9. Vienen por nosotros

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—¡De ninguna manera! Esa es una regla entre mejores amigas— explicó, empujando la puerta de la nevera para cerrarla con el pie —Deberás compartir tu comida con tu mejor amiga— dijo dramáticamente —Creo que esta en la Biblia y todo.

Puse los ojos: —Por supuesto que inventarías un mandamiento para seguir destruyendo mi nevera.

Ella me ignoró, terminando el yogur y pelando la banana. Suspiré, sacando las cosas de la bolsa. Jason entró con una expresión de sorpresa en su rostro.

—Podrías haberme dicho que los gemelos venían— dijo con desaprobación. Su expresión se desvaneció cuando vio a Lau, —Hola— saludó, sonrojándose ligeramente.

Lau frunció el ceño, pero lo dejó pasar.

Al parecer, la banana  que se estaba comiendo era más interesante que nosotros.

—Fue una cosa improvisada, son agradables, no te preocupes— le expliqué, terminando con las bolsas. Sin embargo, Jason no oyó una palabra de lo que dije. ¿Cómo lo sé? Estaba demasiado ocupado mirando la forma en la que Lau se estaba comiendo la banana.

Digamos, que mi mejor amiga comió bananas en una manera muy inapropiada.

—¡Lau!— Le reprendí. Ella me miró con la banana todavía a mitad de camino en su boca.

—¿Qué?—​ ​Murmuró, —Me gusta lamerla antes de comerla.

—Oh Dios— Jason murmuró, probablemente imaginando mil cosas, mentalmente me di una bofetada.

Empujé a Jason fuera de la cocina, —¡Vamos, fuera, ahora!

—¿Viste eso?— Preguntó, luchando por quedarse —Ella puso toda la cosa en su boca sin gaguear, eso es un talento increíble.

—¡Vete!— Le di el empujón final.

—Aguafiestas— puso mala cara, saliendo.

Volví por los aperitivos, recogiendo unas cuantas bolsas de Doritos y Cheetos.

Lancé una bolsa de Doritos a Lau, —Vamos, garganta profunda.

Lau se rio en voz alta mientras me seguía.

Tan pronto como entré de nuevo a la sala de estar, mi corazón dejó de latir.

Evan estaba sentado en el reposabrazos del sofá donde Helen estaba sentada. Vestía jeans desgastados y una camiseta negra que hacía juego con el tatuaje en su cuello. Su pelo lucia un poco húmedo, se veía tan sexy.

—Deseas la banana de Evan— Lau bromeó, mientras seguía caminando.

—¡Lau!— Me puse rojo tomate.

—¿Qué? Es cierto— se encogió de hombros.

Llegué a Evan y me incliné para darle un corto beso de saludo, él sonrió en mi boca.

—Hola, hermosa— saludó y me sentí mis rodillas volverse de gelatina, estaba a punto de presentarle a todo el mundo pero que cuando el vio mis intenciones, hablo, —Ya los conocí, Helen nos presentó— dijo, acariciando mi mejilla suavemente.

Empezamos a encontrar un lugar para todos. Afortunadamente, mi sala de estar era lo suficientemente grande. Lau terminó sentada entre los gemelos Sullivan en el sofá principal. Helen y Jason en uno de los sofás individuales, y Evan y yo  en el otro.

Decidimos a ver "El conjuro" para ver cuál era la conmoción sobre esa película. Además, era viernes de horror, nuestra costumbre era de ver películas de terror. Truenos hicieron eco afuera, dando al ambiente un toque espeluznante.

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