Capítulo 5

3K 440 57
                                    

THERINE

La oscuridad de la noche me permite dejar de pensar un rato y decidirme por ir a dormir. Agustín salió hace como dos horas a saber a dónde, yo terminé de empacar incluso antes de que se fuera, pero siento una especie de pendiente porque no sé si se le ocurra traer a alguien, pensando en que yo ya me fui justo hoy. Y yo aquí con la idea de irme por la mañana.

No llevo ni media semana y honestamente ni siquiera podía quedarme toda la semana, todo el dinero se me fue hoy, traigo, asumo, lo del boleto de avión, porque no creo que lo del concurso me lo quieran aceptar justo tan rápido como llegué. Y menos se me puede ocurrir pedirles a mis padres que me manden dinero, sería media estupidez tomando en cuenta que ellos me vieron traer una aceptable cantidad de mis ahorros. Y, por otro lado, haber salido de la ciudad, para ellos es algo bueno. Digo, me aman, y que deje de ser ermitaña ha sido su mayor sueño desde que Tadeo se fue.

—Quedarme no es una opción —me digo, mirándome en el espejo del techo, ya recostada, y suspiro—. Solo un milagro puede salvarte, Therine, o al menos más tiempo... solo eso.

***

Un trasteo me despierta de golpe. Y pronto, a risa de Agustín seguida de su voz llamándome me hacen analizar que ya ha vuelto.

—Aún sigo aquí. —Espero que no me esté llamando para asegurarse de que ya no estoy y de verdad haya traído a alguien. Porque de ser así, de nuevo estaremos en problemas los dos.

—¡Cuánto me alegra escuchar eso, preciosa!

Entra a la habitación. Trae el cabello alborotado y señales de que corrió para llegar aquí.

—¿Alegrarte? —Pregunto con cautela.

—Es que, Therine, ya sé cómo podremos volver a casa sin preocupaciones.

—¿En serio? —Me tallo los ojos porque lo que dice me interesa—. ¿Cómo?

—Comprometámonos.

—¿Qué babosada dices?

Está bien, esto no está pasando realmente... ¿verdad?

Me incorporo de golpe y me cercioro de no estar soñando. Qué digo soñando, teniendo una pesadilla. Me pellizco y desgraciadamente me duele. Lo que dice es real.

—Dylan me dio la solución hace un momento que hablé con él, le conté de tu embarazo y de tus problemas con tu familia.

—¿Quién es Dylan? Por Dios, estás más ebrio, dices estupideces más grandes que las de ayer, además, ¿por qué carajos le cuentas de mi vida aún desconocido?

Me levanto de la cama y comienzo a caminar de un lado al otro, poniendo mis manos sobre mi cabeza.

—Tú me contaste a mí, ¿qué diferencia hay? Dylan es discreto y yo también, solo lo sabremos los tres.

Agustín se ve tan emocionado cuando detiene mi desesperación acercándose a mí y sentándome frente a él en la cama.

—Therine, tú necesitas un novio falso para que tus padres crean que ese hijo es de él y yo necesito una prometida para que mi padre olvide la idea de casarme con Vera. ¡Ambos nos necesitamos!

—Yo no te necesito a ti, baboso.

Intento levantarme de vuelta, pero él me mantiene sentada.

—Si me ayudas te pagaré la estadía en este hotel por un mes completo y todo lo que necesites, además de mi ayuda para ti, te pagaré la cantidad que tú decidas.

Mi corazón late, desesperado, ¿está hablando en serio? Lo miro a los ojos, su mirada me confirma que sí, por supuesto que habla en serio.

—No puedes simplemente hablar con coherencia, es el alcohol.

—Mujer, me tomé un perro mojito, solo eso, no estoy ebrio. Mira, es un buen plan, al menos déjame decírtelo.

—Vale, a ver tu ingenioso plan. —Me cruzo de brazos. Mi sarcasmo no parece notarlo porque se emociona que le muestre mi interés.

—Bien, regresamos a casa, les inventamos que teníamos un romance secreto porque no sabíamos cómo reaccionarían nuestras familias, o podemos decir que porque queríamos mantener nuestra relación privada, pero que todo se descontroló cuando nos enteramos que íbamos a ser padres, y que nos aprovechamos del concurso para vernos y hablar de qué haríamos con nuestra relación, además podemos decir que en eso influía lo del compromiso en el que me metió mi padre, hasta inventamos que por poco te pierdo gracias a eso y vine a buscarte acá para recuperar tu amor.

Es la idea más estúpida... y mejor planeada que he escuchado, maldición. Es buena idea, pero también es una completa locura.

—¿Estás oyéndote? —Pregunto en cambio. Mi mente me dice que le dé el sí, pero en serio esto debe ser una broma muy acertada, porque bien podría caer rendida en ella.

—Perfectamente. Durante este mes podemos mejorar algunos detalles, pero tienes que admitir que es un buen plan.

—Lo es, por desgracia es un buen plan. —Aclaro mi garganta y me giro para otro lado—. Pero ni siquiera nos conocemos, hombre, ¿no puedes pensar al menos un segundo en los contras?

—Ya tendremos tiempo, solo dime si aceptas para confirmarle a Dylan que vaya insinuando cosas y vaya armando una coartada para nosotros. También me puedes ir diciendo cuánto dinero quieres.

No quiero dinero, quiero tiempo.

Un mes para pensar mejor las cosas, cómo saldrá mi verdad a la luz sin que me torture lo que puedan decirme.

Es un buen plan, pero... No quiero lastimar a nadie.

—Está bien —digo finalmente y pienso—. Pero en este plan, al menos para tu parte familiar, no incluyas a mi bebé.

Me mira con el ceño fruncido, sin embargo, parece entenderlo antes de explicárselo.

—Mi hijo no puede ser tu hijo, Agustín. Quiero decir, ¿qué ocurrirá cuando se acabe el trato? Un hijo no es una moneda de cambio o algo así. Puede haber ex parejas... no ex hijos.

—De acuerdo, con mi familia solo podríamos hablar de nuestra relación, esto puede durar, no sé, ¿qué te parece tres meses? Antes de que tu barriga crezca, eso nos daría bastante tiempo para buscar otras soluciones. O decir la verdad: tú te inseminaste y yo no quiero seguir haciendo lo que mi padre quiera, ¿qué te parece?

—Dios, ¿de verdad crees que funcione? ¡Apenas si sé cómo te llamas y que eres un pervertido! —Me cubro la cara, presa del pánico.

A pesar de lo que digo, se ríe.

—Oye, no soy un pervertido, solo un pendejo a veces, lo prometo. Si te hace sentir mejor, no diré nada obsceno hasta que tú digas algo parecido.

—Hablas como si en algún punto lo fuera a decir. —Quito mis manos de mi cara pero prefiero no verlo para continuar—. Tres meses entonces. No quiero tu dinero, solo quiero tiempo, eso necesito, y fingir una relación contigo supongo que me lo dará.

Suspiro. No tengo otra opción, este plan me acaba de caer como anillo al dedo... o algo así.

—Bien, empecemos por el principio —Decido mirarlo. Su cara de felicidad me descoloca tanto que mi boca forma una sonrisa nerviosa y se me olvida lo que voy a decir—. Esto va a ser una locura.

—No te será difícil, Therine. —Me extiende la mano y por un momento dudo en tomarla. No obstante, cuando Agustín vuelve a abrir la boca, estoy decidida a venderle mi alma a este demonio que acabo de conocer y se la tomo—, tú ya estás loca.

Trato de buscar que lanzarle pero, al no encontrar nada, me rindo, provocando de nuevo su risa.

—Una loca y un imbécil, haremos buen equipo. —Muevo nuestras manos para finalmente sellar esto—. ¿Tenemos un trato?

—Lo tenemos, prometida. —Besa mi mano y mi corazón me dice que cerrar este trato es comenzar a forjar mi fin.

Un hotel para escapar contigo© [Todo contigo #3] PRÓXIMAMENTE EN PAPELTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon