Ilana

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Podía ver a la policía acordonando el área, tenia el corazón en la boca, no, no podía esperar en la banqueta con los demás, pudo escurrirse apesar de los gritos de los policías, la escena dentro de esa bodega era dantesca, la sangre y los pedazos de carne estaban sobre las mesas, habían contenedores de basura con cadáveres de niños, eso era más de lo que podía tolerar, no, su hijo no podía terminar en un lugar así.

Cuando había conocido a Astrid Keller no podía creer que se hubiera fijado en él, la familia de Frederick nunca fue de dinero, tenía una beca en ese universidad y la vio, más bien ella se le acercó, era hermosa de un cabello cobrizo y brillante como la canela molida, su cuerpo esbelto cubierto con ese costoso vestido, ella le preguntaba sobre unos apuntes mientras Frederick no podía quitar la vista de los preciosos ojos verdes de Astrid.

Pensó que el interés solo era académico, es más creyó que le coqueteaba solo para que le hiciera las tareas, cosa que él hacía con mucho gusto, para ese entonces ya está enamorado, no tardó en llevarlo a su casa, jamás había visto tanto lujo, no era para menos, los Keller eran dueños de muchas empresas, hoteles, casinos, e incalculables vienes, siempre resaltó la multinacional de licores, licores Keller, era como estar en un mundo de revistas, no fue bien recibido, en especial por el papá de Astrid y sus hermanas, la mayor Amanda lo miraba como si fuera un insecto, sabía de otra en un convento y su padre el patriarca de la familia como si fuera parte del servicio, solo Agnes la madre de la chica lo recibía bien.

Pero todos se sorprendieron incluso él cuando Astrid manifestó su interés amoroso, y eso que en ese época Frederick procuraba estar en buena forma, fue cuando se graduaron de la universidad, creyó que eso seria todo, que esa hermosa mujer no lo volvería a determinar, pero se equivocó, y aunque fue ella quien lo llevo a su habitación y lo sedujo siempre se sintió como todo un conquistador.

Todo paso rápido, el embarazo, la boda, la ira de sus suegros por ver casada a su hija con un pobreton y la rabia de su suegro mitigada por el nacimiento de su nieto varon.

- si quieres que te perdone que el niño lleve el apellido de mi hija primero, quiero alguien que siga mi linea - eso se lo dijo el viejo como una exigencia, debio oponerse, sobre todo por qué no tenía nada por lo que pedir perdón, Astrid siempre fue el gran amor de su vida y prácticamente beso siempre el suelo por dónde ella caminaba, no tuvo problema con eso, no necesitaba continuar su apellido, pensó que no estaban en la edad media dónde eso era importante.

La muerte de su esposa cuando Demian solo tenía un año de edad fue un duro golpe que lo hizo concentrarse solo en su bebé, temio que su suegro se lo quitara pero este falleció unos meses después del mismo mal, mal congénito que le había heredado a sus hijas y que gracias a Dios no tenía su Demian.

No le importo que sacaron a las personas que se hacían llamar cirujanos esposados, trata de órganos eso era, y se habían robado a su hijo por su culpa, todo desapareció a su alrededor cuando vio a uno de los policías salir con Demian cargado.

- el niño Keller está vivo, se encontraba en una de las jaulas - el niño de 7 años ni siquiera reconocía la voz de su padre que lo abrazaba con fuerza - señor tenemos que llevarlo a revisar - le apartó un policía.

No tenía nada, estaba ileso, pero no hablaba, solo se quedaba con la mirada perdida acurrucado en la cama del hospital con su muñeca, cuando Astrid se había quedado embarazada se le metio en la cabeza que sería niña, ella misma creo una muñeca parecida a ella, mismo color de cabello ondulado, de ojos grandes, le hizo también ropa y accesorios para cambiarla, le quedó muy hermosa, quería que la primera muñeca con que jugará su hija fuera esa, sin embargo cuando le pusieron a Demian en los brazos no hubo espacio para la tristeza, además que la muñeca fue a parar a las manos del niño de todas maneras.

Dulce y perversoWhere stories live. Discover now