Capitulo Cuarenta y Tres.

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Los dedos de Zayn se enredaron en el suave cabello castaño, rizandolo en su indice antes de liberarlo. Nee había dormido más de lo que había esperado, el médico le había asegurado que era totalmente normal y que seguramente despertaría pronto, eso no quería decir que no estuviese actuando todo mamá gallina en su máxima potencia a su alrededor.

La piel del pequeño había vuelto a su tono bronceado, la pálidez grisacea que había asustado a Zayn había ido desapareciendo lentamente hasta que ya no era notable. Zayn había estado pegado a la camilla desde que les habían permitido verlo, rehusandose a alejarse de su bebé por más de unos breves minutos. Estaba siendo sobre protector, ¿pero alguien podía culparlo por ello luego de lo que habían pasado?

No lo creía.

—Si sigues rizando su cabello de esa forma, para cuando despierte, parecerá un poodle.

Parpadeando lejos del rostro dormido de Nee, Zayn observó sobre su hombro a donde Liam se encontraba, recostado en un sofá cercano con Nick dormido casi sobre su pecho—. Me tranquiliza hacerlo.

—Lo sé —le sonrió—. Pero estoy seguro de que Nee no va a estar contento si lo dejas luciendo como una pequeña ovejita.

Rodando los ojos, apartó su mano del cabello del menor y en vez de eso, tomó su mano entre las suyas. Dejando un pequeño beso en el dorso de la misma, arrojó una mirada a la ventana cercana, notando que la oscuridad de la noche estaba comenzando a desaparecer. Y Nee aun seguía inconsciente.

—Nick necesita desayunar. —recordó, mirando a su otro dormido hijo.

Liam asintió—. Tu también lo necesitas —sacó su telefono de su bolsillo y comenzó mover sus dedos por la pantalla con rápidez.

—¿Que haces?

—Louis me envió un mensaje hace unos minutos, diciendome que venía hacia aquí —comentó—. Le pediré que traiga algo para desayunar.

Zayn frunció el ceño, abriendo la boca para recordarle a Liam que su primo no era su empleado para hacer sus recados, cuando una voz ronca y adormilada lo interrumpió—. Dejen de hacer tanto ruido.

Poniendose de pie al instante, se inclinó sobre el rostro de Nee—. ¿Nilo, cariño, estás despierto?

Sintió a Liam acercarse a él mientras esas espesas pestañas se movían suavemente, dejando a la vista los brillantes y cansados ojos ámbar—. ¿Alguien recuerda quién me golpeo?

—Oh, mi niño —besó cada parte del rostro del pequeño que pudo alcanzar, ignorando las quejas de este.

—Papi, dejame ya, eso no es bonito.

—Zee —Liam lo detuvo escuchandose divertido. Cuando se apartó, el castaño acarició la mejilla de su hijo con el dorso de sus dedos—. Hey, fierecilla, me alegra que estes de nuevo con nosotros.

—Mm —sonrió a medias antes de mirar alrededor—. Agua, quiero agua.

Recuperando la jarra y el vaso que una enfemera que había dejado allí por la noche, sirvió un poco y ayudó a su hijo a beber con un sorbito. Cuando el menor pareció satisfecho, lo apartó y dejó sobre la superficie nuevamente.

—¿Cómo te sientes?

—Como si un elefante me hubiese pasado por encima. ¿Que fue lo que sucedió? —intentó sentarse, soltando un chillido y volviendo a recostarse, su mano sana dirigiendose al lado de su cuerpo vendado.

Liam lo detuvo antes de que pudiese tocarse—. Te dolerá más si te tocas.

—¿Que pasó? —cerró los ojos, como si estuviese luchando con el dolor antes de entreabrir los parpados, mirandolos—. Mi brazo y mi pecho, me duelen.

Tu mirada en mi |ZIAM|Where stories live. Discover now