Le dediqué una mirada a mi vampiro que tenía su mano en el cuello de la chica. Me miró y sonrió de lado, una sonrisa siniestra y sexi, para después clavar sus colmillos en el cuello de ella muy lentamente, pero al mismo tiempo siendo brusco, lastimándola.

Hice lo mismo, sin remordimiento mordí su garganta. La chica dejó escapar un gemido y trató de empujarme inútilmente con ambas manos sin lograr moverme un solo centímetro.

Pobre. Su fuerza no era nada comparada con la mía, aunque admito que por un instante me compadecí de ella, recordando que hace tiempo sentía la misma impotencia que ella al no poder hacer nada mientras alguien arrebataba mi sangre sin mi consentimiento.

Sin embargo, poco a poco dejó de luchar, desvaneciéndose entre mis brazos hasta que al final no pudo más y fue el tiempo de detenerme, dejándola caer al suelo con cuidado.

De su cuello caía un hilo de sangre que se perdió entre la suciedad del suelo. Limpié mis labios y me le quedé mirando a la pobre chica que estaba inconsciente a mis pies, luego vi a Hadrien quien aún seguía bebiendo hasta que después de un momento arrojó el cuerpo de la chica con desdén, como si no fuera nada.

—La mataste —lo acusé. Él se encogió de hombros y limpió sus labios dibujando una sonrisa en ellos.

—Sí, debiste hacer lo mismo —me reprendió.

—Hadrien, son seres humanos, no puedes ir por ahí asesinándolos mientras no sea necesario —le reproché con enojo.

—Es mi naturaleza, Gabrielle, y la tuya también —replicó con seriedad. Solté un bufido y le di la espalda. Definitivamente seguía siendo el mismo psicópata, pero algo controlado—. Ahora salgamos de aquí.

Caminé hacia la puerta con él detrás de mí; Lucas estaba esperándonos en el pasillo con una de sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y en la otra un cigarrillo se oscilaba entre sus dedos.

No sabía que los vampiros podían fumar.

—Si necesitas cualquier cosa, Hadrien, házmelo saber —dijo sin mirarlo; dio una calada y dejó escapar el humo sin mostrar la menor satisfacción al hacerlo.

—Gracias, Lucas —le agradeció nuevamente, Hadrien.

—Bien. Ahora es mejor que se vayan. Debo decirte que al menos la mitad de los vampiros estamos contigo, el consejo tiene planes siniestros y nosotros no queremos ese futuro. —Ambos miramos a Lucas con evidente confusión.

—¿De qué estás hablando? —Increpó Hadrien. Lucas se volvió a vernos con el gesto endurecido y la mirada oscura, siniestra.

—Tienen como objetivo hacer esclavos a los humanos, no les importan las reglas; Vadhir, tu padre y algunos antiguos están en contra de ellos, pero no se detendrán. Su plan de dominar y volver ganado a los humanos seguirá en pie, pese a todo —explicó con cautela.

—Mantenme informado de todo lo que escuches, por mínimo que sea. De alguna manera me encargaré de frustrar sus planes.

—De acuerdo, ahora largo —dijo Lucas sonriendo un poco.

—Te agradezco esto, Lucas —dije sinceramente. Él apreciaba a Hadrien, por lo tanto, se ganaba mi afecto.

—No se merecen, nos vemos luego —murmuró sin dejar de sonreír.

Asentimos y ambos salimos del edificio a nuestra velocidad encontrándonos en segundos afuera.

No perdimos tiempo y rápidamente subimos al auto; ya me sentía mejor, la sed de verdad que era un problema para nosotros.

A tu lado ©Where stories live. Discover now