CAPÍTULO 5

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Chris

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Chris

Sam ha incumplido el paso cuatro. De nuevo, otro de mis pasos ha fallado con ella, lo que me produce un constante dolor de cabeza preguntándome: ¿por qué no han funcionado? Por lo menos los dos primeros los cumplió, pero supongo que esos los cumplen todas ya que se trataba de elegir a la chica y presentarme. Pero, estoy completamente seguro de que cuando haga el siguiente paso y le diga que me gusta, ella me verá con otros ojos. No estoy loco, solo es que esto es un reto para mí, las chicas que normalmente elijo, suelen caer con el primer hola y pensé que Sam cayó por la sonrisa que me da, pero por lo visto me he equivocado con ella.

Georgina no deja de hablar y no sé sobre qué exactamente, como tampoco sé dónde quiere llevarme a comer, espero que no a uno de sus restaurantes de comida pija que cuesta como el doble o triple de mi paga. Mis padres no me dan mucho así que tengo que apañarme con ir a un sitio de comida rápida.

Finalmente llegamos a una pizzería, al menos es asequible para mí. Nos sentamos en una mesa de dos, uno al frente del otro.

— Tus amigos parecen simpáticos, ¿por qué no me los presentas? —ella es la primera en hablar desde que nos sentamos.

— No sé, supongo que podría... —miro por la ventana mientras pienso levemente en mi situación con cierta pelirroja.

— ¿Supones? ¿No quieres que sepan quién soy?

— No, quiero decir, ya saben quién eres, es solo que nunca me ha parecido necesario —cojo la carta y reviso las pizzas que hay—. Esto se va a llevar más de la mitad de mi paga de esta semana...

— No te preocupes por eso, pagaré algo más.

— Te lo devolveré.

— No tienes por qué —concluye sin dejar que diga una sola palabra más, es un buen gesto por su parte. Un silencio incómodo nos invade, aunque no es que a mí me preocupe, pero al parecer a ella sí, por lo que empieza a hablar—. Esta semana conocí a un chico, es nuevo en mi instituto y creo que le gusto.

— Enhorabuena... —digo sin darle importancia y observando la carta, aunque noto como rueda los ojos por encima de ésta.

— Estás muy guapo, aunque siempre lo estás.

— Gracias, tú también... —mi tono suena como el de un idiota que ni siquiera la mira cuando habla, pero hoy estoy demasiado distraído.

— Chris, ¿qué diablos te pasa?

— Nada, ¿te sorprende cómo soy fuera de la cama?

— Sé que no eres así, y sé que te pasa algo.

— No me pasa nada —le hago una seña a la camarera, ella me sonríe y yo le hago lo mismo. Pedimos lo que queremos y ella lo apunta para luego irse.

— Venga Chris, se te nota en la cara que estás pensando en algo.

— ¿Quieres saber qué pienso? —Ella asiente a la vez que me mira fijamente con sus ojos azules esperando a que conteste—. Pues estoy pensando en qué he fallado para que Sam no sienta nada por mí aún, eso es lo que pienso.

Enamorando a SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora