Todos en el instituto conocen a Chris Cooper, quien es famoso por dejar una estela de corazones rotos cada semana.
Pocos saben quien es Sam, un enigma que deambula descalza por los pasillos.
Para Chris, el amor se ha convertido en un juego, un clich...
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Georgina
Beth estaba exhausta con la fiesta, se le había ido completamente la cabeza con su plan. Después de saber que esa chica iba a celebrar una fiesta, quiso dejarle las cosas claras desde un inicio, y es que, si quería hacer una fiesta, iba a ser a lo grande. Por eso ha ido invitando a todo el instituto como si fuera de su propiedad y animando a que llevaran más amigos. Disfruta haciendo esto y a veces pienso que es una auténtica lunática. Pero todas sabemos que lo único que busca es superar a Camille, la imita en absolutamente todo y ahora que no está, se está luciendo. Y aunque me sorprenda a mí misma, me dan pena esas chicas anfitrionas de la fiesta, son primerizas en esto y supongo que ellas solo querían algo más tranquilo, pero ahora va ser todo lo contrario.
La gente llega cada vez en más cantidad llenando cada rincón de la casa, tanto, que apenas cabemos en el interior, por ello se han dispersado en los alrededores dejando todo echo un auténtico asco. Las chicas no dejan de reírse mientras beben sin parar, su objetivo es llegar a vomitar en alfombras o sofás como regalo de cumpleaños. Pero no soy nada partidaria de hacer algo tan asqueroso, eso se lo dejo a ellas, yo me encuentro moviéndo de un lado a otro mis ojos, buscando a una persona en especial que aún no ha llegado. Siento nervios, no puedo esperar a tenerlo delante de mí otra vez.
— ¡Effie! —Grita Beth a la amiga de la dueña de la casa—. Eras Effie, ¿no? —ella asiente tímidamente—. Bien oye, dile a tu amiga que va a faltar comida porque he invitado a muchos amigos.
— Vale... voy a decírselo —comenta en un leve hilo de voz que apenas escuchamos para después desaparecer entre todas las personas. Lo cierto es, que se ha esforzado en su aspecto para esta noche y he de admitir que el vestido le queda perfecto.
La chica se va y más gente entra por la puerta, pero ninguno de ellos es a quien busco.
— Georgina. ¿Quién es el chico al que esperas? —pregunta Hannah dando un sorbo a su vaso.
— Sí, ¡queremos verlo! —grita Suki.
— Aún no ha venido —comento con mucha menos efusividad que ellas, están ya demasiado borrachas cuando yo apenas voy por la segunda.
Una hora más tarde, me encuentro sentada en uno de los sillones que hay fuera junto a la piscina. Ha venido un DJ, y la gente está como loca bailando. Mis amigas se unieron hace un rato, pero yo aún me encuentro inquieta, no acepté venir por la fiesta realmente y no es que me esté divirtiendo ahora mismo. Puede que después de todo, no vaya a venir y haya pasado de mí por completo. Decido levantarme e ir a por algo más fuerte para beber, si no va a aparecer, que menos que estar a la altura de mis amigas. Me adentro de nuevo en la casa apartando a la gente y llegar a la cocina donde están todas las bebidas que han ido trayendo, las de las anfitrionas desaparecieron hace rato, cojo un vaso sirviéndome una variedad de alcoholes con algo de refresco y me giro para volver de nuevo donde está todo el mundo bailando. Sin embargo, lo primero que ven mis ojos en el camino de vuelta, es a una pelirroja entre la gente.
