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Ese mismo día regresó antes a cenar y completamente desnudo. Entró a su guarida y más de la mitad de su tripulación lo vio llegar con nada más puesto que sus gafas de sol. 

—¡Joven amo!— Era impensado e imposible que alguien tuviese la habilidad de asaltarlo a manos llenas y dejarlo en ese estado. —¡Qué le ocurrió!— Expresaron al unísono su preocupación. 

Este sonrió disfrutando la situación —Mi Emperatriz se quedó con toda mi ropa.

—¡Cómo es posible que se haya quedado con toda su ropa luego de su visita! ¡Es una perra malagradecida!— Gladius se llenó de indignación de tan solo pensar en lo sucedido. 

La risa de Doflamingo los escandalizó, estaba sonrojado y no parecía importarle llegar azul debido al frío. Trébol regresó de una de las habitaciones del edificio abandonado que usaban como cuartel, traía consigo una camisa de colores estridentes y unos pantalones azules con patrones de cebra, tal como le gustaban a su Doffy. Lo cubrió rápidamente para evitar que siguiese entumido. 

—Perdí toda mi ropa apostando con ella al póker— confirmó orgulloso. Con una sonrisa llena de amor continuó —Dijo que mañana me regresaría mi abrigo de plumas. 

—¿Va a ir verla mañana también?— Giolla estaba indignada, una mujer que humillaba así a su joven amo no merecía permanecer un solo día con vida. 

—Seguro que iré. Además, ella me dio una excusa perfecta para visitarla— No podía esperar, ese había sido un día completamente maravilloso. Le dejó tocar sus manos y pudo abrazarla, también lo tomó en sus brazos. El mejor día de su vida hasta ahora.  

—Así es la conquista del amor— botó el humo de su cigarro señor Pink. Si ella le tendió una escusa para que le visitara era porque ella también estaba enamorada. —Encontré las flores que me pidió ¿Necesita algo más?

El rubio no perdió la oportunidad —Sí. Voy a necesitar unas cuantas cosas para cuando la traiga a conocer a la familia.  

Todos se impresionaron con sus palabras. No lo podían creer. El enamoramiento del joven amo por la descarnada y cruel mujer iba en serio. Cada quien tenía una imagen malévola de una mujer déspota, fea, vividora y sumamente deforme y arrogante que se aprovechaba de la ingenuidad de su joven amo. 

Ella era la villana de todo aquel romance inesperado. 


—¡No puedo quitarlo!— Gritó peleándose con la joya, una de sus doncellas le trajo aceite de flores para sacarlo. 

Bañó el dedo en el aceite para poder deslizarlo, se sintió muy aliviada cuando finalmente lo quitó. 

Adenium puso sus manos juntas —¿Puedo guardarlo en su joyero?

De inmediato la Emperatriz sintió temor de solo imaginar no tenerlo nuevamente en sus manos para atesorarlo —No. Tengo una mejor idea— Realmente lo que la inquietaba era solamente que no pudiese sacarlo —dile a la artesana joyera que lo adapte a mi talla y que lo tenga listo lo antes posible. 

La sortija fue llevaba a toda prisa con la joyera de Montbretia y en cuanto se desprendió de la joya un dolor asfixiante la atacó. Llevó sus manos a su pecho, el dolor era demasiado intenso esta vez, al punto de querer morir. Su grito se ahogó en su boca escuchándose un lamento desgarrador. Su postura se desgarbó y a duras penas cayó sobre la cama, Rosinante la alcanzó a recostar, pero ella se estremeció tratando de soportar una agonía que nunca antes había sufrido.  

Las doncellas de pronto se alarmaron, devolviéndose nuevamente a su encuentro. 

Todas gritaron preocupadas, su Emperatriz había caído. 

Mi Emperatriz.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang