Mi Emperatriz.

5

Intrigado por las mentiras de Montbretia y muy curioso de hasta donde podría llegar con su incompetente y triste hermano en sus manos, Doflamingo dejó que esa situación se cocinara por dos meses. Vería el resultado como fuera que las cosas terminaran para cualquiera de los dos en aquel considerable tiempo. 

Mantuvo sus ansias de ir a importunar a la grandiosa Emperatriz Pirata maquinando el cómo debería actuar una vez la volviese a ver. O cómo volver a intentar seducirla. 

Con dos meses de convivencia cercana estaba muy seguro que su hermano ya tendría harta a la elegante mujer. Rosinante era la descripción gráfica de la idiotez, mala suerte y la torpeza absoluta en un hombre. Por lo que estaba completamente seguro que su habría hermano funcionado en ese tiempo como la arma más letal de la seducción, orillando a Montbretia a mirarlo a él con ojos más cálidos.

Sonreía por sí solo de las locas ideas que maquinaba en su perturbada cabeza, ya no podía esperar. Soltó una carcajada. 

Los integrantes de su tripulación, aquellos ejecutivos lo vieron extrañados por ese desbordante buen humor. Giolla sonrió dejándose llevar por esa risa alegre. —¿Qué es lo que te emociona, Doffy?

 —Ya es tiempo de que vaya a visitar a mi hermano. 

Habiendo pasado dos meses desde su forzada ausencia, si no fuera porque él se los comenta tan a la ligera a sus ejecutivos, ellos jamás se hubieran percatado del desaparecido Rosinante. 

Trébol moqueó y sorbió sus mocos —Oye, oye ¿Dónde esta? 

—Lo dejé cuidando de mi futura esposa— Sonó con especial tensión. Deseaba tanto que llegara ese momento que no podía esperar. 

Sin embargo sus palabras perturbaron a todo el mundo. El joven amo Doffy estaba pensando en casarse ¡Inaudito! No pusieron el grito en el cielo pero todos tuvieron algo que decir al respecto. 

—¡Oh! ¡Felicidades joven amo! ¿Cuándo conoceremos a la distinguida dama?— Se mostró muy feliz el Señor Pink. 

Diamante empujó a Pink ¡Aquello era una locura! — ¡Pero qué estas diciendo! Doffy escúchame a mí —manifestó golpeándose el pecho —¡En que estas pensando Doffy! ¡Tú, casarte! Deberías de concentrarte en disfrutar la vida. 

—¡Eres demasiado joven Doffy! ¡Solo tiene veintidós como para amarrarlo!— Gladius golpeó la mesa en la que estaban sentados. 

Señor Pink amargó su rostro ¿Por qué todo el mundo pensaba tan negativamente del matrimonio? No lo comprendía. —Está en la edad perfecta para vivir un ardiente romance. — Reafirmó su postura. 

Por fin alguien decía algo que se alineaba con su pensamiento. Y disimuladamente Doflamingo miró el cartel de Recompensa de Montbretia. 

Giolla chilló —¡No! Una despreciable perra debió de seducirlo con tácticas sucias ¡Doffy no te dejes de engañar! ¿Cuántos años tiene? ¡Apuesto que es una mujer mayor, debe ser una zorra que te sedujo con puras artimañas! Eres un chico sensible. Solo jugará con tu corazón ¡No debes ser engañado! 

Doflamingo que tenía encima libros sobre las mujeres Kujas, desde las diferentes capitanas que precedieron a la actual; sus antiguas recompensas e historia, deslizó todo aquello debajo de la mesa. Su familia estaba actuando muy álgida por sus palabras. Había estado admirando a Montbretia, retratada en ese cartel de recompensas. Se había convertido en la actual capitana de las Kujas desde los diecisiete años, después que Shakuyaku, su antecesora, desapareciera misteriosa y súbitamente. 

Su afán lo llevó a encontrar los carteles de ese tiempo. Para entonces Montbretia ya era muy temida por ser una mujer cruel y despiadada. Como capitana se encargó de difundir el terror de sus piratas en cada nación donde iban, dejando tan en alto su estatus pirata en lo que también demostraba pertenecer a una raza sumamente poderosa. Usaba el cabello un poco más largo y un flequillo en esa época, ahora su melena era más corta y la peinaba hacia atrás, haciendo que los mechones rebeldes se acomodaran a cada lado de su hermoso y digno rostro. Se levantó, no iba a escuchar un solo segundo más hablar a su tripulación que se polarizó ante la simple noticia de verlo contraer nupcias.