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Su tono de voz fue como una caricia.—Mi querida Emperatriz, voy a salir. Tengo que hacer algo con mis Ejecutivos— La meció con ternura mientras ella dormía despojada completamente de la vida. Sin reaccionar. 

La vistió poco a poco, tratando de despertarla. Tenía que decir que iba a un isla y que pronto volvería, algo imprevisto surgió la llevaría pero era muy riesgoso llevarla y que la marina descubriera que un pirata del calibre de ella estaba con un antiguo Dragón celestial. 

Eso sería colocarle una diana en la espalda a su amada para el resto de sus vidas. Preocupado por eso en vez de entorpecer sus planes futuros. 

—Montbretia, mi querida y amada Crocosmia— beso su cabello. Ya había terminado de vestir y la tapó en un rollito cobijandola lleno de devoción como su precioso tesoro. 

Trébol lo apresuró —Hey, hey Doffy. Apúrate hay que zarpar si quieres regresar para mañana temprano. Hey, hey, vamonos.

—Si, ya voy— frunció el ceño serio para su ejecutivo. Volteó y su expresión se volvió dulce como la miel. —Te dejaré con Rosinante ¿Si?— Colocó otra manta encima para que ella se mantuviera caliente. 

Como dijo paso al lado de Trébol y fue a buscar a su hermano para que fuese a hacerle compañía a Crocosmia, un adormilado Rosinante paso como un zombie y se tiró a la cama como cayó desplomándose y luego haciéndose bolita. 

Doflamingo le advirtió —Crocosmia esta a cargo de todo ¿Entendido?

Su hermano medio dormido alzó el pulgar. Por supuesto él no estaría al mando ni en broma de sus oficiales. Ellos lo detestaban y por supuesto que esa ruda mujer iba a encargarse de todo, era Crocosmia. 

Bajando las escaleras el resto de la tripulación esperaba órdenes de su capitán, listos para cumplir con lo que sea —Crocosmia está al mando, le preguntan a ella lo que sea ¿Algún problema?— Todos asintieron obedientemente. —Bien entonces volveré pronto. 

Dejó la guarida confiado que estaría en buenas manos. 

Lo que sabía Doflamingo que en la medida que el Numancia Flamenco se alejaba del puerto de Spider Miles, cierta persona comenzó a sentirse fatal. 

Crocosmia iba bajando las escaleras cuando a vista de todos los oficiales de los piratas Donquixote ella se dobló afirmándose en la pared, el dolor la atizó de pronto su cuerpo. Tan fuerte la puntada de dolor que le provocó nauseas. Bajó con prisa directo al baño para vomitar, el dolor podía menguar un poco después de aligerar su estómago. 

Rosinante bajo poco después cuando vio a los oficiales un poco convulsos sin saber que hacer. Ellos no querían ser muy obvios, si Doflamingo y Crocosmia no les habían dado las buenas nuevas ellos no se iban a interponerse pero su preocupación era demasiada en este punto. 

Gladius y Giolla se le agarraron al hermano del joven amo. Ellos jamás hablaban con él directamente, ninguno de los dos —Crocosmia esta vomitando en el baño. Ve con ella.

El rubio abrió los ojos y fue de inmediato. Conocía la enfermedad de su amiga, además tenía la ligera idea de que su hermano le comentó que se iba y por eso le pidió que fuese a hacerle compañía a Crocosmia. 

Entró en el baño, para una persona que estaba arrodillada vomitando ella se veía elegante. 

La ayudó de la única forma que puedes ayudar a alguien en ese estado, frotando su espalda y acomodando su cabello, con cuidado y mucho cariño. Cuando Crocosmia pudo hablar le pidió su medicamento. 

—Compré algo de analgésicos fuertes, están en el bolsillo del abrigo más largo. El que nunca he usado—. Ese era su escondite. 

Ella le indicó antes de aferrarse nuevamente al escusado. 

Mi Emperatriz.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora