15 ► Loop temporal

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ATENCIÓN: quería decirles que cuando publiqué el cap catorce lo pasé a borrar por si hay confusiones. Así que si no has leído que Oris tiene un empleo y que Nils entró a su habitación a mitad de noche, debes leer el anterior :D








ORIS FARETT:

Te odio, Nils Barker. Tu mugrosa capacidad de no hacerme dormir hizo que mis pequeños rulos provocaran el quiebre de la peineta, que no pudiera bañarme con agua caliente y que me comenzara la alergia por culpa del polen veraniego.

En resumen: me levanté con el pie izquierdo.

Peeeeeeeeeeeeero, siempre se debe buscar el lado bueno de las cosas, decir que tendrás un buen día para que así pase. Lo aprendí de un random de Tik Tok.

Así que me levanté a las siete en punto y fui a un almacén a comprar desayuno con la propina que había ganado el día anterior. Quería sorprender a mi abuelo con tostadas con palta, naranjas y mucho helado. Así que me hice una coleta, me troné el cuello, moví los hombros y enfrenté otro día en el pasado.

No había aguacate, helado o naranjas, por lo que terminé comprando pan y un tarro de manjar casero.

Pero el día continuaba lindo, ¿eh? Era una mañana soleada, con muchos árboles frondosos que daban sombra a la acera. Me desplacé con las bolsas hacia la cuadra cuando un perro de una casa me asustó con un: «¡GUAU!».

—¡AAAAAH!

—¡Guau!

—¡Guau, guau! —Me puse a discutir.

—¡Guaaaaaau!

—Ah, sí, muy valiente tras las rejas, muy valiente.

Comencé a avanzar muy con la cabeza en alto después de que unas señoras me miraran como si fuera una cabra loca. Con mis bolsitas de papel centré mi vista al frente y seguí con lo mío. Lo que remató el vaso fue que sentí una gota caer sobre mi frente. Miré hacia el cielo y vi como un cúmulo de nubes grisáceas se aglutinaban y se burlaban de mí. Segundos después, una lluvia copiosa me empapó.

¿Era en serio? 

Ay, no, la bolsa de papel del pan hizo que se me cayera al piso y que algunos perros comenzaran a comerla.

Guardé de manera asustada el manjar en mi sudadera y me fui con la cabeza agacha producto del agua que caía como una tempestad. Gracias a Dios me encontré con un auto que paró en el asfalto frente a mí. Era un auto celeste, algo desgastado y de un diseño más cuadrado. Cuando bajó el vidrio, tuve una voz mental que recreó el momento como: "súbete, perra, te estoy salvando el día".

—¿Clara?

—¡Sube, te llevaré a casa!

Joder, ¡¡gracias!! Siempre positiva, siempre positiva, siempre positiva.

Abrí la puerta del copiloto y me subí. Exhalé y saqué el manjar de mi estómago. Ella me hizo un gesto de: "mejor ni pregunto en qué andabas".

—Me salvaste el día —le dije.

—Apenas son las siete y media, no está el día terminado —rió.

Su sonrisa era hermosa. Mi abuela irradiaba luz, belleza, simpatía. Había visto fotos de ella en blanco y negro, incluso algunas a color, y sí que era guapa, pero en persona, pues aún más.

Sin embargo, era extraño y doloroso saber que conoces su vida, que tuvo dos hijos, que fue envejeciendo, que su debilidad siempre fueron los fideos con extra de queso...

Volveré Hacia el Ayer LIBRO 1 Y 2 COMPLETOS💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora