𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 12

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En la década transcurrida desde que Wuxian se hiciera cargo del teatro Yiling -durante la cual había reconstruido y remodelado el viejo conjunto de edificios y formado una compañía de actores, músicos, pintores, carpinteros, diseñadores de vestuario, tramoyistas, utileros, directores de escena y otros profesionales, a los que había preparado a su gusto-, jamás había llegado tarde a un ensayo. Hasta esa mañana.

Por lo general, no le costaba despertarse, pero aquel día se había sentido amodorrado y obnubilado por el sueño. Cuando descubrió a Wangji durmiendo a su lado, no pudo evitar tocarlo. Le hizo el amor mientras el ambarino bostezaba y ronroneaba como un gatito dormido. Sólo al terminar se había dado cuenta de lo tarde que era.

Con el ceño fruncido, se había vestido a toda prisa entre maldiciones. A la carrera, el carruaje le llevó al teatro lo más deprisa posible. Con todo, llegó cuarenta y cinco minutos tarde y, cuando atravesó a grandes zancadas la puerta trasera y se dirigió hacia la sala de descanso, la crispación resultaba evidente en su rostro. Sin duda, la compañía rezongaría y protestaría por su tardanza, y tenían derecho a quejarse. Jamás había dudado en multar a cualquiera por la misma falta.

Salvo por la presencia del ayudante, la sala de descanso se hallaba vacía.

-¡Señor Wei! -exclamó-. Todos nos preguntábamos si vendría hoy...

-¿Dónde está la gente?-le interrumpió Wuxian , empezando a arrugar el entrecejo.

-En el escenario, señor. Al ver que no venía, la duquesa ha asumido la dirección del ensayo.

Hizo un breve gesto de asentimiento con la cabeza y cruzó la puerta que llevaba hacia bastidores. Cuando se aproximaba al escenario, llegó a hasta él una oleada de murmullos precipitados y un ruido de correteos. Irguiendo los hombros, salió de entre bastidores... y se detuvo de golpe al ver que toda la compañía le esperaba formando un semicírculo, sosteniendo vasos y tazas en las manos. Se oyó el ruido de los tapones al descorcharse y todos sonrieron como idiotas al verlo.

-¡Felicidades! -gritó alguien, al mismo tiempo que, entre carcajadas, otra voz le acusó-: ¡Llega tarde!

La situación desembocó en un coro de risas y aclamaciones, y cuando se sirvió el espumoso champán los vasos tintinearon con profusión. Alguien le puso una taza en la mano y sintió que su boca se estiraba en una mueca.

-¿Celebramos mi retraso o mi boda? -preguntó. Yanli , con una expresión de regocijo en su hermoso rostro, se adelantó para contestar.

-Digamos que llevábamos esperando ambas cosas mucho tiempo. Tenga cuidado, señor Wei, o todos los aquí reunidos podríamos empezar a pensar que es usted un ser humano.

-Creo que, en lo tocante a eso, estamos todos de acuerdo -contestó-. Y quiero dejar bien claro que me multaré por haber llegado tarde.

-Ah, perfecto -dijo una actriz con descaro-. Utilizaremos la caja del dinero que tiene en el despacho para pagar el champán.

El personal rió de buena gana y Wuxian , todavía sonriente, sacudió la cabeza.

-¡Por la compañía del teatro Yiling ! -grito alguien con alegría-. ¡Un hatajo de borrachos ladrones!

En medio de la jolgorio general, Wuxian alzó su vaso.

-Por el nuevo y maravilloso Wei Furen -brindó, y todos vociferaron su asentimiento al beber.

-¡Eso, eso! ¡Bien dicho!

-¡Dios bendiga a Wei Furen!

-¡Que el Señor se apiade de el! -añadió alguien más, y todos rieron entre dientes sin dejar de beber.

Por qué tú eres míoWhere stories live. Discover now