𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 3: 𝓐𝓬𝓬𝓲𝓭𝓮𝓬𝓽𝓮𝓼 𝓭𝓮𝓵 𝓭𝓮𝓼𝓽𝓲𝓷𝓸

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Este capitulo es es correcto hace un mes que subi el incorrecto y no habia dado cuenta.


El pelo blanco con índices morenos de la anciana Baoshan Sanren testimoniaba el presumible color negro intenso de la juventud. La pálida tez, que el tiempo había avejentado con delicadeza, así como las elegantes facciones le conferían un aire afectuoso y amable, no exento de un encantador toque de vanidad.

—Así que te envía mi querida Yanli, ¿no? —preguntó la señora SanRen mientras franqueaba la entrada a Wangji —. Estoy segura de que nos llevaremos a las mil maravillas. ¿Eres actor, supongo? ¿No? No me lo puedo creer, con esa cara... Si yo hubiera sido la mitad de hermoso cuando tenía tu edad... Pero lo cierto es que me las arreglé bastante bien con lo que tenía.

Le enseñó el interior de la casa de dos plantas sin dejar de lado un solo detalle; todas las habitaciones aparecían atestadas con recuerdos de su carrera de actriz.

—Entonces, todo Londres me aclamaba —confesó la señora Baoshan.

Su pasado, plasmado en retratos de hacía unos treinta años, ocupaba una pared al completo. Las pinturas la representaban en diferentes poses o con diferentes vestidos, algunos increíblemente descocados.

Pareció agradarle el rubor de Wangji .

—Te sonrojas con facilidad, ¿verdad? ¡Qué virtud tan reconfortante!

Intrigado por la colección de recuerdos, Wangji curioseó los carteles teatrales enmarcados, los grabados y las ilustraciones coloreadas de trajes antiguos.

—Debió de ser maravilloso llevar una vida así —exclamó.

—Tuve mis altibajos —precisó la señora —, pero los he disfrutado todos. Nunca te arrepientas de nada, éste es mi consejo. Ven, te enseñaré tu cuarto y luego hablaremos largo y tendido. Me tienes que contar todo sobre ti.

Hasta entonces, Wangji nunca se había percatado de la transparencia de sus pensamientos. Parecía que la señora Baoshan pudiera leerlos con la misma facilidad con que lo había hecho Madam Yanli.

—Ah —dijo la anciana mirando la cara de Wangji —, ya veo que no quieres hablar de tu pasado. Bueno, encontraremos otros temas de conversación.

Wangji agradeció la comprensión de la anciana.

—Gracias, señora Baoshan —dijo, acompañándola mientras terminaba de enseñarle la casa.

Tras deshacer el exiguo equipaje, Wangji se puso un traje de algodón gris paloma, adornado con unas cintas color ciruela. Esa noche iba a acudir al teatro a ver actuar a Wei Wuxian y decidir por sí mismo si tenía tanto talento como aseguraba todo el mundo. De pie ante el espejo, terminó de ajustarse el traje... y el resultado le hizo fruncir el ceño.

Aunque la prenda estaba bien cortada, el estilo no era el adecuado, todo recato y sensatez con aquel escote remilgadamente alto. ¿Cómo iba a seducir a un hombre, y menos al señor Wei, sin un vestuario atrayente? Se alisó el traje con las manos dejándose llevar por el desencanto. Si tan sólo tuviera un hermoso traje de seda con volantes de encaje, zapatos ribeteados de perlas y listones azules para el pelo...

Una vez se había cepillado la larga cabellera negra la enrolló y sujetó con pinzas en lo alto de su cabeza. Hubiera deseado tener unos rizados con los que poder hacerse unos ingeniosos bucles que cayeran sobre sienes y mejillas. «Ni siquiera una gota de perfume», protestó, sacudiendo la cabeza.

Sin embargo, al cabo de un instante, su natural neutralidad acabó por imponerse. Ya resolvería esos problemas más tarde. Esa noche sólo tenía una cosa que hacer: ver su primera representación teatral.

Por qué tú eres míoOnde histórias criam vida. Descubra agora