𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 4: 𝓢𝓮𝓷𝓽𝓲𝓶𝓲𝓮𝓷𝓽𝓸𝓼 𝓬𝓸𝓷𝓽𝓻𝓸𝓵𝓪𝓭𝓸𝓼 r-18

2.2K 238 84
                                    

࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚


࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚ ࿔ *: ・ .˚

Cuando Wangji se apeó del coche de punto que lo había trasladado hasta la casa de Somerset, el cielo estaba cubierto de negros nubarrones. La señora Baoshan, sentada al fuego en la salita de la chimenea, cenaba en una bandeja.

—Querido, has vuelto más tarde de lo que esperaba. ¿Tan terriblemente ocupado te tienen en el teatro? Debes de estar hambriento. Mandaré que traigan otra bandeja.

Wangji le dio las gracias con un movimiento de cabeza y se sentó a su lado. Cuando el calor del fuego atravesó el traje de algodón sintió un escalofrío. A petición de la anciana,

Wangji le narró los acontecimientos del día mirando fijamente el fuego.

—Señora Baoshan, me gustaría pedirle consejo acerca de algo, aunque creo que voy a escandalizarla.

—Chiquillo, es imposible que me escandalice, he vivido demasiado como para que algo me sorprenda. —La anciana se inclinó hacia delante; los ojos le brillaban en el rostro suavemente arrugado—. Bueno, has picado mi curiosidad... No me hagas esperar.

—He pensado que con su experiencia... Quiero decir, sus conocimientos de antaño... Querría preguntarle cómo... —Wangji se detuvo, obligándose a hablar—. Quiero seducir a un hombre.

La anciana se recostó en el asiento sin pestañear.

—La he escandalizado —dijo Wangji .

—«Sorprendido» sería más acertado, querido. No esperaba semejante pregunta de tí. ¿Estás seguro de saber lo que haces? No me gustaría que cometieras un error del que más tarde te avergonzarás.

—Señora Baoshan —contestó Wangji con ironía—, en toda mi vida no he conseguido hacer algo de lo que realmente pudiera avergonzarme. Los ojos de la anciana adquirieron un repentino brillo de regocijo.

—Y quieres poner remedio a eso, ¿no?

—¡Sí! De otro modo, no conseguiré tener carácter o entereza en absoluto.

—Querido, no estoy de acuerdo. Me parece que tienes bastante más carácter y entereza de lo normal. No obstante, si estás decidida a poner en práctica tus intenciones, estaré encantada de aconsejarte. Sé bastante sobre hombres, o, al menos, sabía. Me atrevería a decir que no pueden haber cambiado mucho en los diez o veinte últimos años. Dime, ¿hay un hombre concreto al que quieras seducir?

—A decir verdad, se trata de Wei Wuxian.

—¡Ah! —La señora Baoshan sele quedó mirando un buen rato con fauna mirada a la vez penetrante y distante.Era como si la hubiera asaltado algún recuerdo del pasado, alguno que parecía estar saboreando—. No te puedo culpar en lo más mínimo —dijo al cabo—. Si yo fuera joven y bonito como tú, también intentaría seducirlo.

—¿Lo haría? —preguntó Wangji , sorprendido por la confesión.

—¡Ah, ya lo creo! Me parece que el señor Wei es uno de los pocos alfas de Inglaterra a los que merece la pena seducir. Yo no me molestaría por esas criaturas afeminadas y ensimismadas que pasan por ser los grandes amantes de hoy día. Por desgracia, nunca he tenido la oportunidad de conocer al señor Wei, pero le he visto actuar. La primera vez, hace cinco años; interpretaba a Yago en Otelo... Jamás he visto una actuación con más talento: un malvado en estado puro, seductor, suave como la seda... Como actor, es digno de toda la admiración; como amante, me temo que es bastante peligroso.

Por qué tú eres míoWhere stories live. Discover now