28. Eres peor que un monstruo.

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—He traído todo lo que me ha pedido señorita Amanda —dice y observo sus manos sosteniendo el maletín

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—He traído todo lo que me ha pedido señorita Amanda —dice y observo sus manos sosteniendo el maletín.

Estoy sentada, con los pies en el sofá y abrazándome las piernas, me he mantenido en esta posición desde que entraron a un inconsciente Damián a la habitación, no he querido dejarlo solo ni un solo segundo. Cuando desperté estaba desubicada, desesperada y en un mar de lágrimas, grité, supliqué verlo, pero solo hasta que me calmé me dijeron que estaba estable y que debía descansar.

Ella me repasa con la mirada y sé que luzco horrible, llevo dos vendas en el rostro, una en la frente y otra en el pómulo derecho; tengo los ojos hinchados, el cabello vuelto un fiasco, el vestido sucio y estoy descalza, es la perfecta apariencia de alguien que ha sufrido una tragedia, alguien que está muerta en vida porque han amenazado con quitarle lo único que le importa.

Bajo las piernas del sofá y estiro las manos para agarrar lo que me ofrece, coloco el maletín en mis muslos y lo abro. He pedido muy pocas cosas; celular, laptop, billetera y ropa cómoda para mí y para Damián; lo han anestesiado para que descanse y le han puesto una máquina de oxígeno hasta que le baje la inflamación en las vías respiratorias, está controlado y estable, probablemente mañana le den de alta.

Él ha sido fuerte, resistente y su cuerpo ha respondido muy bien a los medicamentos, su alergia fue controlada a tiempo.

— ¿Necesita algo más? —pregunta, parpadeo varias veces y miro directamente su rostro.

— ¿Has mantenido el secreto? —mi voz suena ronca y grave, causas normales de llorar y gritar.

No quiero que nadie se entere de lo que ha sucedido, ni siquiera Grace. No hay explicaciones suficientes, esto no ha sido un accidente; no sé cómo enfrentar a mi madre, porque soy egoísta, porque no quiero que me aleje nuevamente de Damián, porque sé que tengo la culpa de esto.

Cuando Damián despierte decidirá si comentarle o no a su madre, mientras, intentaré actuar como lo crea correcto. Prometimos que todo lo haríamos juntos, pero después de hoy sé que debo arreglar yo sola algunas cosas.

Envenenado.

Una palabra que no quiero repetir, que quiero borrar de mi cabeza, que quiero fingir que no existe en mi vocabulario, aunque por mucho que lo desee, no deja de estar presente.

—Nadie sabe sobre esto, me he encargado del papeleo con la mayor discreción posible —responde y sus palabras se quedan volando.

Damián sufrió una anafilaxia severa, pudo haber muerto. No es grave cuando estas cerca de ayuda médica que te suministre los medicamentos necesarios, no es grave cuando tienes a alguien a tu lado que sepa como salvarte, que conduzca a toda velocidad sin dudas ni vacilaciones.

Vomito, asma, las vías respiratorias obstruidas, perdida de consciencia, desmayo, esto fue más grave que una simple advertencia, esto es una amenaza de lo que pueden conseguir si no me rindo.

Las reglas para amarte | 2.0Où les histoires vivent. Découvrez maintenant