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El golpe e insulto a su corazón y sentimientos no habían logrado que derramará lágrimas. No había llorado ni un solo día, no lloro cuando le contó todo a su prometido, no lloro cuando le contó a sus amigos y a su prima, no lloro ni cuando su padre le preguntó si había dejado aquella insulsa idea de no casarse con Eunwoo, Jimin no lloro y tampoco quería hacerlo.

Jungkook no merecía ni una de sus lágrimas, nunca mereció nada suyo.

Aunque, el dolor en su pecho y el nudo en su garganta jamás se esfumaron, jamás dejó de pensar en todas las palabras vacías que fueron susurradas en su oído, tampoco dejo de pensar en todas las risas que debió de haber recibido gracias a Jungkook. Se sentía como un estúpido, como alguien que era fácil de mofar y hacer daño, bueno, eso era, alguien fácil de burlar y herir. Jungkook se lo había dejado muy bien en claro.

Y por eso no quería llorar, no quería ser aquella mala broma de Jeon, no quería sentirse más mal de lo que se sentía.

Los días pasarían rápidos, el año pronto acabaría y su graduación se acercaría, una vez fuera ya no volvería a ver a Jungkook, moriría por siempre en sus recuerdos y en su alma, que el tiempo pasará, eso era lo que Jimin estaba esperando.

Porque un mal no duraba mil años, pero si dolía como mil dagas. Y el dolor no era para siempre.

Nada lo era, ni ellos lo fueron.

,,

Una cosa que golpeó con eco en Jungkook fue la indiferencia de Jimin, pasaba por su lado como si nada hubiera pasado, como si hace días no se hubiese enterado del sucio secreto de Jungkook. Como si no existiera.

Jungkook buscaba a Jimin, siempre trataba de hablar con él para así explicarle lo que había pasado, para contarle todo lo que Mingyu no le dijo y tampoco podía; pues el único que podía describir todo lo que Jimin le hacía sentir era él mismo, nadie más. Pero cada vez que se acercaba, Jimin simplemente hacía como si no estuviese ahí, lo trataba como si solo fuese un fantasma.

Un fantasma que no dejaría que le atormente.

Jimin no huía de él, cuando Jungkook llamaba a su nombre simplemente no hacía nada, seguía con lo que estaba haciendo. No dejaba que siquiera Jungkook experimentará su rechazo, tratarlo como si no existiera era todo lo que podía darle.

Y dolía más que un rechazo.

Pero ya habían pasado cinco días, Jungkook no quería que más días transcurran, aunque Jimin hiciera como si hubiera muerto y no existía, necesitaba hablar sobre lo que había sucedido, darle su parte de la historia.

Necesitaba decirle que lo amaba, que había cometido un error, que esa apuesta no era nada, que él era su todo, necesitaba decirle mucho. Pero solo podía decirle nada.

Habían días que ni siquiera lo veía, ni en los pasillos, ni en el patio, este era uno de esos días, que aunque buscará hasta debajo de las piedras; no lo encontraba. Pidió un deseo a alguna nube, pidiendo que sus amigos le dijeran donde se encontraba, necesitaba hablar con él.

"Hola." Saludo al acercarse, recibiendo la mirada indiferente del grupo de Jimin, esperaba que siquiera vieran la miseria de sus ojos y se apiadaran de él.

"Hola." Le respondió Taemin, solo para no ser grosero.

"Uhm." Aclaro su garganta, no quería que algún gallo se le saliera. "¿Saben dónde está Jimin?"

"Estaba aquí con nosotros, pero se fue." Volvió a decir Taemin.

"Lo puedo ver...¿saben a donde se fue?"

Un corazón sobre la mesa ; km auWhere stories live. Discover now