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Jungkook había quedado con verse con sus amigos en la puerta de la fiesta, pero al último minuto cambió de planes, sería mejor entrar solo y un poco más tarde de lo acordado, quería ver a Jimin. Quería verse a solas con él, así seguiría envolviéndose en su cabeza cual serpiente. Sabía muy bien que los últimos días el rubio no había dejado de pensar en él, de vez en cuando en la clase compartida que tenían, hallaba a Jimin viéndolo de reojo, también en los pasillos y de vez en cuando en el estacionamiento, el pequeño rubio era muy malo ocultándose.

Y siempre que pasaba eso, que encontraba a Jimin viéndolo de lejos, una sonrisa socarrona se dibujaba en los labios de Jungkook. Poco a poco lo tenía como quería, envolviéndose desde su cabeza para llegar a su talón, para luego incrustar sus colmillos en los muslos de Jimin, absorbiendo cada gota suya. Ganando la apuesta.

Estaba ansioso por lo que llegara a pasar, reírse en la cara de Mingyu sería satisfactorio, pero apretar el corazón de su eterno rival; sería magnífico.

Al llegar a la fiesta, le ofrecieron un shot de vodka, el cual aceptó gustoso. Tenía que nublar su mente para dar los pasos con Jimin, así no se sentiría disgustado, pensó.

Una vez dentro se escondió de sus amigos, su objetivo era el rubio y tenía que encontrarlo. Para su suerte, no tuvo que buscar mucho, pues vio desde lejos que Jimin estaba en un rincón cerca a la piscina, suponía que estaba hablando por celular, la posición de sus manos se lo insinuaba.

Así que, con una sonrisa de lado y con otro shot en su sistema, se fue acercando sigilosamente a su pequeña presa. Quería sorprenderlo.

Jimin aún estaba dándole la espalda, aún hablaba por celular—Jungkook supuso que hablaba con su prometido—así que se recostó a un lado, para que cuando se dé la vuelta lo mire primero a él.

Así fue.

Jimin colgó y saltó de sorpresa al ver a Jungkook, quien le sonreía, cual víbora.

—¿Hace cuanto estás aquí? —Pregunto Jimin.

—¿Ni un 'hola'? —Puchereo en forma de burla.

—Responde, ¿hace cuanto estabas escuchando mi platica?

—No escuchaba tu platica. —Se encogió de hombros. —¿Acaso la plática con Eunwoo estaba tan jugosa?

—No. —En los gestos de Jimin se daba cuenta que el rubio no quería estar ahí, pero aún se mantenía enfrente de él.

—Entonces, ¿tan decepcionante estuvo?

Jimin rodó los ojos. —No te importa, Jungkook.

Jimin hizo el intento de irse, no quería estar cerca de Jungkook, mucho menos a solas. Pero sus planes fueron interrumpidos cuando Jungkook lo sostuvo del brazo, impidiendo su movimiento, parándose frente a él, acorralándolo sin haber una pared detrás de Jimin.

—¿Tan rápido te vas, Jiminie?

—Suéltame, Jungkook. —Exigió, viéndose muy molesto, le cabreaba mucho todo lo que Jungkook hacía, creyéndose el dueño del mundo y que con su ego inflado podía conseguir lo que quiera.

—Hoy te ves muy lindo, Jimin. —Dijo, soltando el brazo de Jimin y tragándose la risotada que quería soltar por lo que dijo.

—Lo sé. —Sonrió de lado, aunque podía ya irse, se quedó parado frente a Jungkook. Sinceramente, le causaba curiosidad saber qué haría Jungkook.

O solo estaba borracho.

—No deje de pensar en ti desde la cena que ofreció mi padre. —Dijo Jungkook, llevando su mano hacia la de Jimin para acariciarla. —No dejo de pensar en tus labios suaves y abultados, ¿Qué me has hecho, Jimin?

—No te hice nada. —Jimin era muy bueno bateando cada coqueteo que Jungkook le hacía.

Pero Jungkook era mejor.

—Claro que no. —Dijo, acercándose a Jimin, haciendo que el rubio pegue su espalda a la pared, acorralándolo contra esta mientras acariciaba su mejilla. —No me hiciste nada y, aun así, mírame, no dejo de pensar en ti.

Jimin retiró la mano de Jungkook que acariciaba su mejilla, harto del juego de Jungkook.

—Quisiera haberte tratado bien en el pasado, así no me rechazarías tanto en el presente. —Sonrió de lado, aun manteniendo a Jimin acorralado contra la pared.

—Pues debiste pensarlo antes. Ahora deja que me vaya.

—No...quiero estar un momento así. —Dijo, una vez más llevando su mano a la mejilla de Jimin, acariciándola con el dorso de sus dedos, sintiendo la suave piel. —Te ves tan lindo, no me imagino como te verías debajo de mi cuando—Y como lo imagino, Jimin interrumpió su labia sucia con un golpe.

Esta vez no tan duro como la anterior vez.

—¿¡Qué te pasa, desubicado!? —Jimin exclamó, verdaderamente muy humillado por las guarradas que Jungkook comenzaba a soltarle.

—Ya basta de golpearme, prefiero una cachetada. —Jungkook rio, frotándose la mejilla, aun teniendo a Jimin como su prisionero en contra de la pared.

—Ya, déjame en paz, Jeon. Tu juego es muy molesto. —Prácticamente escupió las palabras, tratando de empujar a Jungkook de encima suyo. Solo que no puso, una vez más, Jungkook sostenía su brazo.

—No hieras mas mi corazón. —Puchereo, al fin retirando su brazo del costado de Jimin, liberándolo. O algo así.

—Eres tan molesto. —Se soltó del último agarre de Jungkook, fue bastante fuerte cuando lo hizo.

—Es que estoy borracho y me gustas mucho. —Sonrió, como si fuera la cosa más normal que dijera.

Por fin, Jimin se fue, dándole la espalda a Jungkook, dejándose envolver más por Jungkook, se ataba fuertemente a su cabeza; andando en sus pensamientos y plantándole muchas preguntas.

¿Por qué hace esto? Se preguntó. ¿En serio le gusto?

La respuesta a la primera pregunta era: Jungkook estaba aburrido de su perfecta vida y quería ver a Jimin sufrir, a la segunda: que no, solamente fingía para meterse a la cabeza de Jimin.

Y le resultó.

Porque durante toda la fiesta, a pesar de estar a metros lejos, Jimin no dejaba de verlo. Mientras que Jungkook bailaba con una rubia muy cerca, envolviendo sus manos en la cintura de la mujer, sonriéndole mientras le hablaba al oído; Jimin lo miraba de vez en cuando. Jungkook lo sabía, sentía su mirada.

Por eso lo miro a los ojos en cuanto se agacho para plantar un beso en los labios de aquella mujer, abrazándola de la cintura mientras movían sus labios a la par, mirando fijamente a los ojos de Jimin, para finalizar le guiño el ojo logrando que el rubio desvié la mirada.

Tenía como quería a Jimin, solo faltaba que el rubio se dejara llevar, sería pronto.

Un corazón sobre la mesa ; km auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora