[6] strangers

1.7K 255 301
                                    

La música elegante sonaba de fondo mientras mis zapatos resonaban en la fina cerámica brillante, abrí la boca en forma de O al ver la hermosa estructura tanto dentro como fuera, nunca había estado en un lugar así, lo más cerca que estuve fue en casa de Yeji... A veces me pregunto que habrá sido de su vida, luego recuerdo que no le intereso una mierda y ya no pienso en nada, espero que le esté yendo bien en su maravillosa vida.

Me acomodé la corbata pasando por la recepción repleta de espejos, estaba nervioso, había demasiada gente entrando y saliendo del lugar, todas bien vestidas, con elegantes joyas, con una sonrisa algo intimidante y luego estaba yo, con un traje que no me quedaba para nada lindo, joder, me sentía ridículo estando allí.
Pero era por el bien de la banda verdad? no había otra razón por la cual estaba allí aparentando pasarla bien entre tantas personas de alta clase. Jiwoo se registró en la recepción y nos dejaron pasar, incluso era más elegante adentro, el banquete venía bastante cargado de cosas que no conocía para nada, me mire por décima vez en mucho de los espejos decorativos, mi cabello estaba algo largo, debería volver a teñírmelo para tener un poco más de autoestima, de verdad soy un asco.

— Está bien, cariño. Sólo relájate –las palabras de mamá no me confortaban nada, comencé a sentir más sofocado aún.

— Realmente no creo en las expectativas.

— No digas eso, anda vamos al piso de arriba, te sentirás mejor.

Quise creerte, mamá.

Había una escalera enorme en medio del salón, no lo había notado antes, pero estaba muy bien decorada como todo el resto del salón, subimos, curiosos por descubrir lo que había allí. Sentí cierta armonía al llegar a ese piso, había más comida desconocida para mí y mamá se encontró con compañeros de trabajo que fue a saludar, me aburría todo este rollo, no hacía otra cosa que querer estar en el sofá de mi casa rascandome los huevos mientras miro Sex and the city, fue Minho quien me pegó esa serie de mierda.

—¿Disculpa, hola? —una voz femenina sono detrás de mí y... no podía ser ella, no, no, no ¿Que hacía aquí? la chica rubia de ojos celestes e intimidantes me acaba de tocar el hombro. Carraspeo algo aturdido y la miro sin parecer tan desconcertado, le dedico una sonrisa de lado, mi arma mortal.

— Hola, b-buenas noches —parecía tener problemas en casa al hablar de esa forma, pero no me salía de otra, de verdad, esa mujer desprendía tanta belleza que podría decir que me hice completamente heterosexual.

Si, una gran mentira.

— Oh, tu no eres el baterista de la banda que ama mi sobrino? —preguntó arrugando el entrecejo.

Me le quedé mirando ¿sobrino? ¿banda? ¿qué banda?

— Eh sí si soy yo, creo —susurré lo último, ella abrió los ojos sorprendida— ¿Me buscabas por algo en especial?

— No, sólo que... bueno, te iba a decir que estas ocupando la mesa reservada de mi familia.

Auch. Si, realmente las expectativas se habían ido a la mierda, nadie me reconocía, sólo era citado para una campaña, joder, ¿vine para nada? sí, bueno no, claro que no! estaba acompañando a mamá, ella se la veía demasiado feliz, de verdad, estaba disfrutando la noche con sus amigos. A lo lejos ví a Seungmin acercarse hacia nosotros, con un traje elegante, con su cabello castaño, recordé al niño de nariz respingada...

Santísima puta mierda.

— Disculpame por esto no lo sabía —le dije a la mujer rubia con vergüenza, me dedicó una sonrisa tranquilizadora y me alejé de ella lo antes posible, pero no podía ir para aquel lado porque venía el niño este y eso era pensar en una persona en la que no quiero pensar ahora mismo. Mi única alternativa era bajar del segundo piso así que me dirigí a las escaleras apurado, miré hacia atrás por si aquel demonio parlante de cabellos castaños se acercaba pero no.

Sí, mala idea girar la cabeza, me tropecé con mis pies unos tres escalones y caí de cara al suelo, apenas llegaba y ya estaba haciendo el ridículo, nunca me dolió tanto la nariz, intenté levantarme antes de que alguien pensara que había muerto, una silueta se acercó a mi y me ayudó a levantarme, no le vi la cara hasta que me preguntó:

—¿Estás bien? te diste un buen golpe.

— Sí.. yo... no es nada sólo fue un acc... — las palabras se me cortaron al ver a ese muchacho vestido de traje.

Su cabello castaño, su nariz, sus labios... nada había cambiado en él, si, estaba más ancho, más... más grande, seguía teniendo las pestañas igual de lindas, noté algo diferente en su muñeca derecha, eran tatuajes, tragué saliva y quise ahogarme en el ponche carísimo del catering. No se cuanto tiempo me quedé mirándolo sorprendido, podía jurar que mis ojos se salieron de sus órbitas de lo impresionante que era tenerlo en frente de nuevo a Felix, después de ochos doloros años, Lee Felix estaba aquí, mirándome preocupado, mientras yo estaba en el piso aún mirándolo sin poder decir una sola palabra.

— ¿Está todo bien? —volvió a preguntar, me extendió la mano ayudándome a ponerme de pie, yo no podía decir nada todavía, simplemente no se me conectaban las neuronas. —Soy Felix, ¿tú eres.... —i¿Que eres quién?! i¿Qué quién soy yo?! Debía ser una broma, si antes no podía hablar entonces ahora menos, apreté los puños, tenía que estar bromeando, ni que hubieran pasado veinte años, hijo de puta, a este le borraron la memoria seguramente.

—¿Felix? —fue lo primero que dije, él me prestó más atención que antes— Lee Felix, tú... tú no puedes no recordarme...

Él arrugó el entrecejo, confundido, luego parecía pensar mientras me miraba y abrió los ojos más de lo normal. Quedó estático, así como yo me habré quedado al verlo después de tanto tiempo.

— Hyunjin —aunque su voz era más ronca que antes mucho no había cambiado, tragué saliva, quise acercarme más de lo que ya estaba, quise abrazarlo y decirle lo que lo extrañaba, quise buscar a su padre y patearle los huevos pero luego recordé, hace semanas atrás, la mujer rubia, el pequeño.

— ¡Amor! —chilló ella llegando a nuestro lado, abrazando a Felix por la cintura—. Veo que conociste a Hyunjin, él es de quien siempre habla Seungmin.

Lo miré ocultando mi tristeza con una sonrisa que no se la creía nadie, hacían la pareja perfecta... ellos juntos, los anillos que tenían en sus dedos, el niño... Lee Felix había vuelto después de ocho años para joderme la vida.




hola, buenas noches !

i hate himWhere stories live. Discover now