Vignette de Hiroko: La hermana mayor.

99 11 0
                                    

Hiroko fue la primera hija del matrimonio Tachibana, quienes después de tanta planeación, finalmente tenían a su primogénita en brazos. Hiroko fue una gran felicidad en la vida de Seijuro y Miho Tachibana y, a pesar de no haber concebido a un varón como deseaban, amaron profundamente a su bebé. Luego vino Kaori, quien se convirtió en una prioridad para la misma Hiroko, que como hermana mayor debía protegerla y velar por su seguridad.

Su padre murió en un choque de auto y su madre fue internada en un hospital psiquiátrico cuando ella era una niña y Kaori era una bebé, por lo tanto, las expectativas y la presión de su abuelo cayeron sobre ella al momento de tomar la custodia de sus nietas, mientras Miho se quedaba en la institución mental.

Como la hermana mayor, Hiroko siempre vivió siendo objeto de las expectativas de su abuelo. Kento esperaba que ella fuese una hermana que fuera el ejemplo a seguir para la pequeña Kaori. Fue entrenada para perfeccionar el arte del arco cuando se interesó por el kyūdo y Kento no aspiraba a nada menos que la excelencia por parte de su nieta.

El ámbito de los estudios también fue una gran presión sobre sus hombros, pues Kento deseaba que su nieta mayor fuese una estudiante ejemplar, destacando entre los mejores de la escuela y, preferiblemente, de todo Japón. Con todo aquello logrado, Kaori podría aspirar a ser como su hermana y también mostrar la excelencia de la familia Tachibana.

Hiroko también tenía la mayor carga de responsabilidades en casa, haciendo tareas que Kaori no podía hacer al estar tan pequeña. Al ser su abuelo demasiado viejo, Hiroko también era la persona a quien Kaori podía recurrir si necesitaba algo, ya sea con una tarea que no entendía o alcanzar algo que ella no podía, incluso servirle de comer si su abuelo no se encontraba en casa.

—Tu nieta es realmente impresionante y tiene un manejo del arco exquisito, ¿has pensado en inscribirla a las ligas profesionales? —dijo una vez un conocido de su abuelo.

Y así también comenzó su carrera como arquera profesional. No solo eran competencias entre dojos, sino que su abuelo esperaba verla en campeonatos interescolares y nacionales. La presión aumentaba en sus hombros cuando él mencionaba los Juegos Olímpicos como una posibilidad en el futuro.

—¿Una calificación de 98 te pone orgullosa? Puedes dar más que eso, Hiroko. La excelencia académica es lo que menos espero de ti. Eres la primogénita y, por lo tanto, es tu deber alcanzar la perfección por el nombre de la familia —Le dijo su abuelo una vez, incluso cuando ella había alcanzado una nota casi perfecta en matemáticas y era el puntaje más alto de su clase.

Hiroko desde entonces estudiaba realmente duro con tal de alcanzar las expectativas que su abuelo tenía sobre ella, pero tampoco se le permitía descuidar el kyūdo. Su abuelo también esperaba verla ser la mejor en cualquier curso en que ella se inscribiera.

—Escuché que Hiroko está en el cuadro de honor de la escuela. Siempre está entre los primeros tres lugares ¡haz de estar muy orgulloso! También escuché que varios entrenadores profesionales de kyūdo quieren tenerla en su equipo. Es bastante impresionante que una chica tan joven sea tan excepcional —dijo una vez una de sus vecinas.

—Por supuesto. Es la primera hija de la familia y no se podría esperar menos de ella.

"Tu hermana es la mayor, estoy seguro que ella podrá ayudarte".

"Hiroko es quien hará a esta familia salir adelante".

"Debes siempre aspirar a la perfección. Eres la primogénita y debes darle un ejemplo a Kaori".

"Déjaselo a tu hermana mayor".

"Hiroko, ayúdame con esto. Kaori es muy pequeña para algo tan pesado".

"Hiroko, necesito que ayudes a Kaori. Eres su hermana mayor, es lo menos que puedes hacer".

"Los ojos de todos nuestros conocidos están sobre ti, Hiroko".

"Mi hermana es realmente fuerte. Podrás verla tambalearse y doblarse, pero nunca romperse ¡realmente la admiro!".

La hermana mayor. La primogénita. El orgullo de la familia.

El peso sobre sus hombros era demasiado para manejar. No tenía opción, ella era la mayor, ella debía dar el ejemplo y enorgullecer a su familia. No podía permitirse ser débil, no podía quebrarse, debía ser ser resistente y brillar como un diamante. No había espacio para una primogénita mediocre, en todo caso ¿Qué tan mal le iría a Kaori si no daba el ejemplo?

Lo único que trajo luz a su mundo fue Kaori, su querida hermanita. Hiroko siempre estuvo para ella, motivándola a seguir su camino y nunca dejar que su abuelo las comparara, pues Hiroko era Hiroko y Kaori era Kaori. Ella siempre le dio apoyo a su hermana pequeña y movería montañas por Kaori.

Ver a Kaori crecer para ser ella misma y hacer oídos sordos a las exigencias de su abuelo la había llenado de orgullo. Kaori brillaba con su propia luz, era ella misma y no lo que los demás querían que fuera. Hiroko fue moldeada para ser la hija y nieta perfecta para que su hermana no tuviera que pasar por lo mismo.

Ser la mayor conllevaba muchos sacrificios por el bien de su hermana. Ella aguantó ser forjada como una espada, perfeccionada como un diamante bajo presión y todo con tal de que Kaori floreciera como una flor silvestre.

La llegada de su madre de vuelta a sus vidas fue un alivio y Hiroko pudo empezar a brillar como el diamante que había sido perfeccionado bajo la presión sufrida por años. Ahora podía deslumbrar con sus habilidades por su propia cuenta y no por las exigencias de alguien más.

Pero un diamante no podría opacar la belleza de una flor silvestre, brillante y viva. Kaori era quien tenía más amigos, la chica que era querida en la escuela por su forma genuina de ser, la chica que se expresaba sin temor y con la frente en alto. Hiroko era solitaria, tenía pocos amigos y siempre fue estricta consigo misma, guardando sus pensamientos y sentimientos para sí misma.

¿Valió la pena hacer tantos sacrificios por su hermana? Claro que sí. Ver a Kaori feliz la hacía feliz.

Un Retorcido Cuento de Hadas [Twisted Wonderland x OC]Where stories live. Discover now