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Ridge

Los labios de Iris contra los míos se sentían tan bien, de una manera que nunca me había sentido antes. No había experimentado un beso como ese en meses; ni con Raven y Steph, ni con Giselle, Erin o cualquier otra chica con la que hice más que saludarla o chocar con ella yendo a clases. Eran tan suaves y rosados, más dulces que la propia miel pero menos delicados que la porcelana. Su forma era perfecta: el labio superior con una forma tan especial y única que me hacía recordar a una montaña rusa con una bajada imprevista, mientras que el inferior era más hinchado –lo cual le daba un toque de ternura cada vez que hacía puchero– y con delgadas líneas casi invisibles en él como si se tratara de pequeñas marcas que había dejado una ola en la húmeda arena.

Estaban hechos para ser besados hasta cansarte de ellos.

Me había tomado desprevenido esa noche, entrando a mi pequeño lugar secreto en el Bar de Q con un conjunto de morirse. Y, mierda, podía no ser algo fácil de sacar o de encaje, pero se veía sexy como el Infierno. Las botas de cuero negro llegaban hasta el lugar donde comenzaba su rodilla, creo que un poco más inclusive, lo cual hacía que quisiera dejarla en ropa interior y con eso puesto y hacerla perder sus sentidos; los vaqueros del mismo color se ajustaban en las partes correctas, si me permiten decir, y no sólo porque su trasero se veía increíblemente bien en él, sino porque noté que sus piernas eran para morirse; un blazer oscuro cubría sus delgados brazos y dejaba una pequeña brecha por lo que pude ver la camiseta que tenía debajo.

Iris estaba vestida de tal forma que no podía pensar en nada que no fuera ella y el drástico cambio en la ropa. Amaba cómo se vestía, con sus vestidos tiernos y medias oscuras acompañadas con unos borcegos, sin embargo, esto hacía que me fijara más en su cuerpo que su rostro. Esa noche, ella estaba vestida como una de nosotros. Tuve que carraspear, fingiendo que tenía algo en la garganta en cuanto sentí la inocente erección a través de mis vaqueros.

¡No es el momento indicado!, me reproché internamente.

Ella no pareció notarlo, no era como si pudiera verlo tampoco aunque sí sentirlo. Dios... tuvo que hacerlo cuando pateó la puerta para cerrarla y darnos algo de privacidad, momento en el cual se acercó a mí como si fuera su presa si bien la duda se hallaba expuesta en su rostro maquillado. Recorrió mi estómago con su mano derecha, ésta terminando en el lugar exacto en el cual se encontraba mi corazón. Los latidos de éste aumentaron al sentir los nervios emanar de ella y contagiármelos, al verla vacilar y no saber qué hacer.

Aun así, se abalanzó hacia delante cuando menos lo esperé y estrelló sus labios contra los míos en un beso apasionado. Quería tocarla, abrazarla por la cintura y estrecharla contra mi cuerpo hasta perderla entre mis brazos, sentir cada parte de ella con mis manos para admitirme a mí mismo que esto era real, que estaba sucediendo. No sólo lo quería, lo necesitaba. Iris era como el agua que bebes después de estar horas caminando en el desierto sin nada para hidratarte; algo adictivo y de lo cual dependes hasta el fin.

Tras aquel suceso, tomé su mano entre la mía y la guié fuera del pequeño cuarto. La ubiqué delante de mí, mi agarre fuerte en sus caderas y su cuerpo pegado al mío con el fin de que las personas encontradas en el atestado bar no pudieran tocarla ni acercarse a ella. Sí, debía admitirlo, era un tipo celoso. No dejaría que nadie le pusiera una mano encima, y si lo hacían, los golpearía hasta verlos en el suelo si era necesario. Por más que eso afectara mi imagen.

Le dije que se quedara en la primera fila, justo frente al escenario para poder mantener un ojo en ella y no perderla de vista o entrar en pánico si decidía ir al baño, ya que la seguiría con la mirada y sabría a dónde iba. En cambio, ella podría mezclarse con el resto de las locas fanáticas que arrojaban cosas y golpeaban a todo aquel que se cruzara para llegar al frente. O peor, alguien podía secuestrarla o aprovechar de ella y hacer cosas inimaginables en contra de su consentimiento.

Ending Secrets © (Secrets #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora