𝐌𝐈𝐍𝐎𝐑 | 𝒩𝒶𝓃𝒸𝓎 𝒲𝒽ℯℯ𝓁ℯ𝓇

2 | 𝗙𝗢𝗨𝗥

Los días solían pasar, claramente sin mejorar, ya que cada vez que la chica Windsor salía, no faltaba quien quisiera golpearla, y lo hacían.

Windsor también estaba algo desanimada, no tanto por lo que le hacían o decían las personas. Si no porque su madre aún no regresaba, ni siquiera sabía por lo que su hija estaba pasando.

Por otro lado, la convivencia entre los hermanos Wheeler's no mejoraba. Ambos cuando se encontraban en alguna parte de su casa, se ignoraban completamente, la castaña no sabía exactamente porque su hermano ni siquiera la veía, cuando tenía que ser al revés.

Nancy no había salido por unos largos días, ya que sabía que las personas no pararían de juzgarla. Sin embargo, siempre solía platicar por teléfono con su novia.

La rubia cada vez que podía intentaba convecer a la castaña de poder ir a su casa. Nancy se negaba rotundamente, ya que en el camino seguro no faltaría quien quisiera molestarla, algo que no quería Wheeler.

Sia dejó aún lado el libro que leía, de inmediato empezó a buscar en su armario alguna sudadera con gorro que le quedará algo grande, cómo también tomó unos lentes.

Al ponerse enfrente de su espejo, se puso la sudadera, antes de colocarse el gorro se amarró el cabello, colocó el gorro para después finalmente los lentes.

Por último sólo tomó una pequeña mochila dónde guardaba algunas cosas, finalmente salió de su casa, para después subir a su bicicleta.

Al pedalear notó que no había nadie en la calle, algo que la salvava. Al llevar algunas cuadras notaba que las personas no parecían notarla, o simplemente la ignoraban, de algo le servía la sudadera cuando el clima estaba muy soleado.

Sia algo emocionada tocó el timbre de la residencia de los Wheeler's. Parecía que nadie estaba en la casa, al no abrirle nadie, decidió tocar la puerta varias veces.

La puerta se abrió, dejando ver a Nancy Wheeler con un rostro algo desanimado, al darse cuenta que se trataba de la ojiverde su rostro cambió, había algo de confusión y sorpresa, aunque también algo de felicidad, la cuál se lustro con una leve sonrisa.

— Sia ¿Qué haces aquí? ¿No te hicieron algo en el caminó? — preguntó rápidamente dejándola pasar, verificando que nadie estuviera observandolas.

La rubia negó mientras se quitaba los lentes — Ésto me ayudó.

La ojiverde empezó a quitarse la sudadera, ante ésto la castaña alzó ambas cejas sin alguna vez parpadear, observava con atención el torso de su novia, al darse cuenta la chica la veía, desvió la mirada.

— El baño está desocupado, por si quieres cambiarte — mencionó con la voz temblorosa, fijando su vista en el suelo.

— Aquí estoy bien — contestó mientras buscaba una blusa entre su mochila, aunque también soltando una leve risa al notar los nervios de su novia — ¿Estás sola?— preguntó terminando de colocarse la blusa.

La castaña sólo asintió sin decir alguna palabra, pues en su mente todavía estaba la imagen de su novia de tal forma.

Sia tomó asiento en el sofá, Nancy enseguida se sentó aún lado de ella — ¿Cómo vas con Mike? — preguntó la rubia, tomó las manos de la castaña.

Nancy bajó su mirada, viendo las manos entrelazadas — No me hablá, y no me importa mucho — contó — Pero, me han dicho que si salgo me va a ir mal.

Sia puso su otra mano en el hombro de su novia, dándole leves caricias. Nancy la volteó a ver — Sia, ya no puedo más, creó que me rendiré.

— Entonces me rendiré contigo — propuso la ojiverde con una sonrisa. La castaña negó de inmediato — No, tu no te rindas conmigo.

— Nancy, sólo quiero estar contigo, lo sabes — recordó — Sólo contigo.

Wheeler al escuchar tal comentario sonrió levemente — ¿Sólo conmigo? — cuestionó.

Windsor asintió — Sólo contigo, cariño — volvió a repetir, la ojiverde sabía que llamarla de tal forma hacía sentirla mejor.

Sin esperar más, Nancy se acercó a la chica, pasó su mano por el cuello de su novia, atrayendola hacía ella para atrapar sus labios en un beso que ambas necesitaban.

La otra mano de la castaña viajo hasta la cintura de la rubia, algo que hizo que los nervios de la nombrada recorrieran su cuerpo, y la respiración de ambas empezará a agitarse.

Después de unos largos segundos, la rubia fue quien se separó al faltarle el aire, ambas lograron soltar un suspiro.

— No podemos vivir escondidas —  comentó Sia al separarse de su novia.

Nancy lo pensó mientras intentaba recuperar aliento, al ver que la ojiverde la miraba con una sonrisa, asintió, no perdía nada con intentarlo, más si con ella iba a estar su novia.