𝐌𝐈𝐍𝐎𝐑 | 𝒩𝒶𝓃𝒸𝓎 𝒲𝒽ℯℯ𝓁ℯ𝓇

𝒩 | 𝗦𝗜𝗫

El local de la tienda de películas siempre estaba abierto por las tardes, solía tener demasiado clientes, aunque la más frecuente, siempre era Sia Windsor.

La ojiverde se encontraba en el mostrador, con almenos tres películas para comprar.

Rápidamente tocó la campanilla, ya que no había nadie atendiendo. Finalmente vió a los dos empleados entrar por la puerta trasera.

— A tí te gusta pasar tu tiempo leyendo y viendo películas ¿Cierto? — cuestionó Buckley llegando al mostrador.

— ¿A quien no? — cuestionó ahora la rubia con una sonrisa.

— A mi — mencionaron los dos empleados.

— Es lo mejor que alguien puede hacer, se los aseguro — replicó.

Steve encogío sus hombros, para después sólo cobrar las películas, finalmente se las entregó en una bolsa.

Robin se apoyó en el mostrador viendo a la rubia — Por cierto ¿Qué tan bien vas con Nancy? — preguntó con un tono divertido, mientras que la chica parecía indicarle que se callará.

— ¿Qué? — exclamó rápidamente Harrington — ¿A qué te refieres, Robin?

— Absolutamente nada, Steve — contestó de inmediato — Nada.

Replicó, ya que aún no quería que Steve se enterará que le gustaba la castaña.

Harrington se le quedó viendo indicando que le contará. Windsor sólo sonrió — Yo ya me voy — la campanilla de la puerta se escuchó, todos al voltear se dieron cuenta que se trataba de Mike Wheeler.

Sia rápidamente se pasó del lado del mostrador, para después irse por la puerta trasera.

— ¿Qué le pasa a Sia? — preguntó el pelinegro desorientado — ¿Por qué salió corriendo?

Robin volteó hacía la puerta trasera — Sólo, cosas que hacer — comentó con una sonrisa, pues sabía el plan que tenía su amiga.

Mike asintió aún sin entender, por último el chico pasó a unas estanterías viendo que película decidía comprar.

Sia al salir rápidamente del local caminó una cuadra más, ya que ahí se encontraba Nancy Wheeler en su auto, habían quedado dar un paseó.

Al abrir la puerta rápidamente tomó asiento, dejando su bolsa en los asientos de atrás.

La castaña al ver que Sia ya se había puesto el cinturón, de inmediato prendió el auto, ya que sólo pasarían un rato recorriendo el pequeño pueblo.

Algo que ambas chicas sabían que al estar en el auto, es que al principio siempre había un silencio, nada incómodo, a perspectiva de la rubia.

Y claramente ese silencio, era aprovechado por ella.

— Oye Wheeler — llamó la ojiverde — ¿Por qué no hablas? — cuestionó con una sonrisa ladina.

Nancy dejó escapar una risa — Nunca me dices Wheeler.

— Bueno, aún así es tu apellido, alguna vez tendría que llamarte así — mencionó con una sonrisa — Además, es lindo.

La castaña sonrió aún con su vista en el caminó, al escuchar que Sia la había vuelto a llamar por su apellido, la vió de reojo, a lo que la rubia volvió a hablar — Es jugando, lo siento.

Está asintió comprendiendo, su sonrisa apareció más al recordar tiempos pasados — Recuerdas cuando te cuidaba, juntó con Mike — río levemente.

— No me recuerdes eso — pidió — Siempre que te veía hacía algo torpe, o cuando estabas loca por Steve, en ese tiempo — mencionó intentando molestarla.

— ¿Es enserio Sia?  —cuestionó con una pequeña risa — Tenías que decir mi etapa de adolescente tonta.

— Bueno, ya no te molesto — comentó alzando sus manos en forma de rendirse.

Nancy suspiró, mientras que su rostro se mostraba algo pensativa. La ojiverde de inmediato lo notó — ¿Quieres decir algo, Nancy?.

La castaña la volteó a ver por unos segundos, ya que tenía que seguir manejando — No pienso que sea buena idea, además no es nada.

— ¿Recuerdas la frase de tu hermano? Los amigos no mienten, Nancy Wheeler — recordó mientras trataba de imitar la voz del pelinegro.

Nancy negó divertida. Sia alzó ambas cejas — Por favor, Nancy.

La castaña sin avisó apagó el auto— Sia, tú me gustas, y se que desde hace tiempo he empezado a tener estos sentimientos hacía ti. Me he dado cuenta que el que seas menor que yo, no hace que mis sentimientos desaparezcan, nosé como reaccioné a mí familia ante todo ésto — explicaba con sus ojos llorosos —Todos me juzgarían al salir con una chica, y eso no me importa en lo absoluto, me gustaría poder decir que sales conmigo, me matarían o me verían más rara por el hecho de que tú eres menor.

Nancy pasó sus manos por su rostro, limpiando sus lágrimas.

Sia sin esperar más, la abrazo, indicándole que todo estaba bien, al volver acomodarse en el asiento, tomo las manos de la castaña — Incluso si me molestan por salir con una chica mayor, al carajo, sólo quiero ser feliz, contigo.

Sin esperar alguna palabra, Sia tomó el rostro de la chica, para después lentamente juntar sus labios con leves movimientos, pues el shock en ella todavía estaba. Aunque realmente su emoción estaba por el cielo.

Mientras que la castaña se sentía muy feliz de por fin decirlo, pues guardarse sus sentimientos la estaba deprimiendo. Y ahora con tal besó, hizo que se olvidará de completamente todo, y de todos.