Siempre pensó que estaría solo, conquistaría al universo, asesinaría a Freezer, por fin cobraría venganza, pero, las cosas cambiaron. En un gran juego del destino, Vegeta llegó a la tierra y conocío a Bulma y sin darse cuenta, estaba completamente e...
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— ¡Mira papá, con una sola mano! — exclamo con felicidad, al momento que sostenía su cuerpo con sus manos en el brazo musculoso de su padre, manteniendo el equilibrio.
Él pelinegro sonrió, al momento que este dio un salto y cayo de pie sobre la banca que estaban en el parque, ya se le había hecho costumbre, al menos una vez a la semana, traer a su hijo mientras este jugaba, pero ya con sus cuatros años se había aburrido, ya que le era difícil convivir con los humanos. Sonrio, — oye papá, — Vegeta le presto atención, viéndolo directamente, tratando de ignorar a los humanos que lo veían. — me gustaría aprender a volar como tú, creo que ya puedo hacerlo, ¿qué opinas?
Él pelinegro lo observo, para su poca edad crecia bastante rápido y adoraba entrenar, la sangre guerrera, se acomodo en la banca, — no le veo porqué no, al parecer tienes un muy buen equilibrio. — observo, pues últimamente Trunks casi saltaba dos metros y caía de pie.
Él pelila sonrio, — ¡por supuesto papá! Soy tu hijo, es obvio que tengo que ser mejor que esos insectos. — Imito a su padre, al segundo que su pecho se inflaba de orgullo.
Quiso enojarse, pero aquello le causo gracia, — oye, mocoso, consigue tus propios diálogos. — con poca fuerza le empujo levemente el hombro.
Él niño rio, para luego saltar de la banca y caer de pie, — ¡vamos, hay que entrenar! ¡quiero volar! ¡por favor, papá! — suplico con una sonrisa emocionada, haciendo que sus ojos brillaran. Ese metodo de manipulación que hacia desde que era un bebé.
Gruño, para luego levantarse del banco, sintiendo las miradas de los terrícolas encima. Le resulto incomodo, así que estiro su brazo hacia Trunks, quien lo tomo y de un salto se acomodo en su hombro, para luego alejarse volando, llegando a la corporación. Justamente iban a entrenar, pero ambos notaron como una peliazul pasaba por la cocina, estornudando sin parar. Ambos se miraron, él pelila hablo aún desde el hombro de su padre; — mamá, ¿estas bien? — pregunto confundido.
Ella los observo, sus mejillas estaban levemente rojas, — sí, solamente estoy algo indispuesta... — murmuro, tomando un vaso de agua.
Vegeta arrugo su ceño y acerco a la mujer, quedando frente a ella, con su mano toco el rostro de su mujer, — tienes fiebre, debes descansar, — ladeó su rostro a su hijo, — hoy no habrá entrenamiento, Trunks. Vamos a cuidar a tu madre. — prácticamente le ordeno.
Él niño asintió, sintiéndose preocupado también, de un salto se bajo, — ¡sí, papá! — respondió obedientemente.
Bulma negó con su cabeza, — no se preocupen, de verdad, solo es un... — no logro terminar, pues su esposo la cargo, para llevarla a la habitación.
