Siempre pensó que estaría solo, conquistaría al universo, asesinaría a Freezer, por fin cobraría venganza, pero, las cosas cambiaron. En un gran juego del destino, Vegeta llegó a la tierra y conocío a Bulma y sin darse cuenta, estaba completamente e...
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— ¡Woah! ¿y como sobreviviste? — preguntó totalmente interesado, estaba asombrado por lo que su padre le estaba contando, entusiasmado como un niño pequeño, lo que aún era en su interior.
Él pelinegro bebió un poco de vino, entregándole nuevamente la botella, — Tuve que luchar, mientras que mi brazo estaba totalmente desprendido, pero, como los seres del planeta Keops eran ciegos, tuve que crear muchas explosiones, para así escapar y destruir el planeta, eran carroñeros, no había algo que sirviera en ese lugar. — suspiro, recordando esa misión que le dejo una enorme cicatriz en su brazo izquierdo.
Aunque no era fan de la muerte, admitió que eso era realmente increíble, — ya veo porqué eres tan silencioso. — dejo salir una risa. Vegeta sonrio levemente mientras veía a Trunks beber.
— Tuve muchas misiones, cada una me enseño a algo que aplico actualmente.
— Creas estrategias.
— Exactamente, mocoso.
Trunks sonrió, entregándole la botella y apoyando sus codos en sus rodillas. — ¿alguna vez encontraste un planeta qué no quisieras destruir?
Él pelinegro entrecerro sus ojos, rememorando, al segundo que lo recordó. — hubieron dos, uno de ellos era el planeta Orión, era completamente azul, estaba cubierto de arboles de ese tono que traían diamantes. Jamás vi un planeta así.
— ¿Y el segundo?
— La tierra, por algo sigue intacta. Me recuerda mucho a Vegitasei.
Él joven sonrió, si había algo que adoro de ese viaje fueron estos momentos, convivir con su padre. Suspiro, recordando a su madre y esa pregunta que le dio antes de venir, — padre, ¿puedes decirme qué significa lo del Dios de la batalla y la justicia? — ante su pregunta, él saiyajin dio el ultimo sorbo al vino, dejando la botella vacía a su costado.
Se relajo notablemente, — antes de que Vegitasei existiera, el planeta se llamaba Plant, era habitado por seres avanzados y mi raza ya no tenia un planeta, se decía que de pronto apareció un Dios que guió a los saiyajin al planeta donde podrían tener un hogar, pelearon y por él ganaron, hay una extensa mitología de mi raza, pero el Dios de la batalla y justicia era mi favorito cuando era un mocoso. También existía una mujer que seducia a los hombres para luego ahogarlos en los profundos mares del planeta pero esa es otra historia. El Dios dejo a mi pueblo en un lugar seguro, recuerdo que había una estatua en oro justo frente al palacio. — una sonrisa ladeada se hizo presente en su rostro.
Él joven asintió, — ¿y como se llamaba? — cuestiono curioso.
— Trunks, el Dios de la batalla y la justicia, libertador del planeta Vegita.
