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Jamás penso en tener un heredo, por supuesto que no, pero había sucedido y era algo que claramente no podía evitar

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Jamás penso en tener un heredo, por supuesto que no, pero había sucedido y era algo que claramente no podía evitar. No se arrepentía de que eso hubiera pasado con la mujer que tenía a su lado, para nada, nadie era más digno que ella para eso. Se dejo caer en la cama, esperando a su compañera mientras le daba vueltas al asunto, su olor estaba completamente impregnado en el de la joven, cualquiera con un sentido más desarrollado lo notaria.

— ¿En qué piensas, fortachón? — su voz lo saco de sus pensamientos. Ahí estaba Bulma.

La vio fijamente, traía un suave camisón que le dejaba ver su figura. Un suspiro salio, — pensaba en mi vida, siempre he sido un mercenario y ahora... — se detuvo a media frase, mientras se tensaba.

Por su parte se recosto a su lado, la tenue luz que entraba por la ventana le permitía verlo. Se apoyo en su pecho, — ahora serás padre y este bebé te va amar sin importar nada, como yo, además, tendrás alguien a quien entrenar y con quien compartir tu conocimiento, tus historias, serás prácticamente su modelo a seguir. — beso una cicatriz en su pecho.

Vegeta escucho atento, aquello le era tan extraño, pero en parte no le desagrado, iba a responder pero no sabía como expresarlo, ni siquiera como decirlo. Ella lo notó, casi pudo leer su expresión.  — lo harás bien, simplemente no hagas mucho de tus costumbres en el planeta Vegita.

Bufo, pasando la mano por su espalda, — no recuerdo mucho, así que... Ya sabes... — no logro decirlo y esperaba que ella lo entendiera.

Sonrió, — ambos aprenderemos. — sin más que decir lo besó, unió sus labios con los suyos, mientras él la apegaba a su cuerpo sin lastimarla, conteniendo su pasión desmedida.

Su aroma era jodidamente embriagante ahora, sentir su propio olor mezclado con el de ella lo hacía sentir dueño de esa terrícola. Era increíble lo que sentía y aunque pareciera extraño, saber que ella iba a partirle un hijo lo hacia sentirse muchísimo más orgulloso, nadie podía estar con ella, solo él. Entre besos la ropa fue faltando y mientras la peliazul se movia sobre sus caderas, su mirada bajo a su abdomen aún plano, ¿por qué sentia ese golpeteo en su pecho? No lo supo, pero no le incomodaba. Su meta no solo era superar a Kakarotto, aunque no lo dijera, también debía proteger la tierra, por ella y por su cachorro.

En medio de jadeos la escucho murmurar esas palabras que tanto lo hacían sentirse mejor; — Te amo, maldito saiyajin.

Paternidad. || V.B || ✔Where stories live. Discover now