CAPÍTULO XXXI

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"Las guerras son extrañas. Llenas de sangre y , aunque también de historias igualmente difíciles de entender".

-Ladrona de Libros- 

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Como Erwin lo había predicho, al llegar al puerto se encontraron con los jaegeristas restantes haciendo guardia en los edificios y barcos atracados en el muelle, además de que mantenían cautivos a los Azumabito. Trataban de idear un plan en el cual no involucra matar a sus compañeros, pero los guerreros tenían razón, no podían lograr su objetivo sin pelear con ellos.

— Matarlos es la única manera de cumplir nuestra meta,— les dice Annie.— Pero ninguno de ustedes tiene la obligación de ayudarnos en la operación, no tienen que tomar está difícil decisión. Pero supongo que ustedes no hubieran escogido destruir la muralla María, sabía que no éramos iguales.

— Ustedes cinco no tiene que pelear,— señaló Reiner a sus antiguos compañeros.— Solo llévense a Gabi, Adeline y a Falco. Observen desde un lugar seguro, solo hasta que los jaegeristas los encuentren tendrán que tomar una decisión. Mientras no vayan a interferir.

— ¿Significa que solo quieres que veamos la matanza?—. Lo cuestionó Connie.

— Eso dices, ¿pero en verdad los titanes podrán solucionar este problema?—. Preguntó Jean

— No tenemos otra opción,— interrumpió Erwin que venía con Hange y Magath.— El tiempo para salvar a la humanidad se agota. Vimos a los titanes desplazándose por la costa y emanando vapor, a juzgar a la velocidad a la que iban ya deben haber llegado al continente de Marley. Las ciudades noroeste de Marley ya fueron destruidas.

— Erwin tiene razón,— lo apoyó Hange.— Es momento de tomar decisiones difíciles, pero no creímos que esos monstruos fueran a cruzar el océano tan rápidamente. Y tampoco podemos decir cuántas personas han muerto por culpa de ellos.

Magath caminó hasta Yelena, su rostro lo decía todo, deseaba acabar con ella. La tomó por el cuello de su camisa, sacudiéndola e inmovilizando su brazo izquierdo con su pierna.— ¡Dime a dónde se dirige Eren Jaeger!, ¡más vale que hables o te romperé el brazo, desgraciada!

— ¡General Magath!— intervino Hange al ver que Yelena no podía respirar.

— Tranquila mujer, no temas. Aún no pienso matarte.

— Pero qué gran alivio, cambió de opinión— respondió Yelena.— Hasta que no sea testigo de cómo terminará esto, no quiero morir. Si me llevan con ustedes tal vez les diga a dónde se dirige Eren. ¿Trato hecho?

— General Magath, nuestra prioridad en este instante es asegurar el barco volador.— Dijo Erwin.

— Señor, no hay tiempo para torturar a está mujer.— Dice Onyankapon.

Con un poco de resistencia se alejó de Yelena y se dirigió a los soldados de la legión.— Bueno Connie, Sasha, Jean, Armin, Marco... Quiero disculparme por mi actitud de anoche, todos nosotros nos equivocamos. Hablé a la ligera cuando dije que nuestras acciones eran justas, solo fue un patético intento por tratar de justificar mis acciones. Incluso ahora me justifico. Si soy sincero, me asustaba un poco enfrentarme a la verdad y ver que forme parte de la crueldad de Marley.— Los jóvenes no podían creer que el marleyano se estuviera disculpando por sus acciones, era hasta cierta forma un escenario que nunca esperaron ver.— No es su responsabilidad, es un error cargar con los pecados de sus antepasados, solo porque pertenecen a la misma etnia. Pieck, Annie, Reiner, Mikasa... Ustedes tampoco deben cargar sobre sus hombros el odio de todo el mundo, en especial tú Mikasa. Todo lo que dijiste anoche es verdad, te hice pasar un infierno en Marley, fui más duro contigo que con cualquier otro. Solo les pido que no olviden está estúpida y sangrienta historia, y deben transmitirla a las próximas generaciones. Eren Jaeger pretende erradicar todo, eso es imperdonable. Mientras sigamos apartando la mirada de nuestras acciones, este infierno no terminará.— Magath terminó de hablar y se inclinó ante los jóvenes que vio crecer y aquellos que había tachado de demonios.— Aún así, por favor... ¿podrían ignorar mis estúpidos actos, solo por está única vez?

Efecto MariposaWhere stories live. Discover now