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-¿A qué hora llegan Mason y Cory?- cuestionó Theo, trayendo uno de los vasos de acónito y alcohol que había preparado. El beta en el sillón miró su teléfono con una mueca.

-Cory dice que van a tardar...

-Malditos hormonales. - la quimera rodó los ojos con molestia. Liam rió, tomando otro de los vasos para si mismo. -Juguemos un rato.

Con el asentimiento aprobatorio, el ojigrís se levantó para conectar la consola a la televisión de la sala mientras el más joven sacaba los controles y les ponía las baterías.

La quimera aprovechó para poner su juego favorito, Gears of War. Lo habían acabado hacia bastiente tiempo, pero aún le fascinaba jugar algunas partidas y arremedar a los Locust tanto como pudiera.

Esos ratos eran los que más disfrutaban, porque aquella Reina Myrrah decía "Cuánta valentía, y a la vez, cuánta estupidez" la quimera lo repetía al mismo tiempo, con aquel tono altanero y barbilla en alto. Liam rodaba los ojos sonriendo, maldiciendo y empujándose mutuamente entre risas.

Pero en la sexta partida, cuando el beta llevaba una racha de 4 perdidas exhaló con frustración, bajándose del sillón hasta sentarse en el suelo.

-Theo. - Lloriqueó, obteniendo esa mirada burlona y despreciable que lo miraba desde su sillón. -Estás haciendo trampa.

-No eres tan bueno jugando. -Corrigió, ganándose un puñetazo del chico en el piso. -Tienes que esforzarte.

-Lo hago, pero yo juego menos que tú. Yo sí tengo amigos.

-Tus amigos te dejan plantado por ir a cojer. - Contraataco. El menor volvió a golpearlo, esta vez con más fuerza que lo hizo derramar un poco de su bebida en su barbilla, antes de dejarla en la mesita de noche. -Hagamos un trato; si ganas, yo haré tus tareas, y si lo hago yo, tu harás las mías.

-¿Toda la semana? - Este pareció pensarlo, pero de verlo apenas asomado en el borde del sofá le dio un poco de lástima.

-Tres días. Nos conviene a Ambos. - Liam asintió, aceptando la apuesta. -Tú eliges modo y mapa.

Mientras la quimera se limpiaba, este puso aquel que sabía era el mapa más grande y las rondas de ataque más largas. Quizás no era seguro pero al menos tenía mayores posibilidades de ganar; la dichosa ronda comenzó, aún teniendo aquellas frases de su quimera de fondo y los sonidos inteligibles de los aliens en el juego.

La primera victoria fue para la quimera, pero la segunda la sintió reñida, bastante inclinada a su favor hasta que sintió un golpe en su brazo derecho, seguido de una risilla del castaño.

Theo acababa de empujarlo con su pierna izquierda.

El beta le regresó el empujón a la extremidad que "descansaba" a su lado, sin embargo el pie de la quimera empezó a rebotar insistentemente contra sus costillas.

-No dijiste que no podía hacer eso.- se excusó la quimera.

-Creí que estaba implícito. - El beta se recargó en la pierna para impedir moverla.

-No lo creo. -Theo se encogió de hombros, mirando desde su posición las muecas que este hacia. Aun así, Liam alcanzó a ganar la partida.

Tomó con rapidez la bebida que había dejado sobre la mesita de noche dándole un rápido sorbo mientras empezaba la tercera ronda. Aún le parecía fantástico como es que un poco de acónito capaz de matarlo, también podría hacerlo disfrutar las cosas que su lobuno lado le impedían, como el alcohol.

Los restos del polvo que descansaban en el fondo del vaso atrajeron su atención con el característico olor entre peligro y tequila. Como a muerte.

La tercera ronda comenzó. Una idea empezó a retumbar en la rubia y aconitizada cabeza sobre la pierna movediza del mayor. El resto de la partida no dijo nada más, no tenía comentarios que agregar porque aquella idea inquietante dominaba poco a poco su lógica.

Juegos Inadvertidos.Where stories live. Discover now