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Los amigos hacen muchas cosas juntos, ¿no es así?

Para Theo y Liam todo empezó desde el momento en que el más joven invitó al otro a instalarse en su morada. Un principio apocalíptico al que poco a poco tanto la familia como la quimera se fue acostumbrado, quizás no con la mejor relación pero una que les permita convivir.

Un año y medio pasó cuando ambos jóvenes terminaron la secundaria, por lo que era hora de iniciar su independencia.

Comenzaron en un departamento compartido en el que un tercio del día discutían, en el otro había tregua implícita (que de ser mencionada, se rompía); en el último tercio la pasaban fuera del mismo lugar.

Pero así eran ellos y esa era su armonía, o al menos la que alcanzaron a conseguir cuando por fin abandonaron la vivienda de los Dunbar al terminar la secundaria; para la universidad Theo comenzó a estudiar medicina y Liam se dedicó a la arqueología.

Afortunadamente ambas facultades estaban en una universidad en la ciudad vecina de Beacon Hills iban y volvían a cualquier hora del día.

Así que asistían a las reuniones ocasionales de la manada (más por insistencia del beta al convertir en chófer a su quimera), en las que Theo observaba con aburrimiento los detalles más simples que pudiera encontrar de los allegados; o lo que sea para matar el tiempo.

Así fue para Theo y Liam, una vez que ambos encontraron una divertida debilidad en su oponente. Ellos mismos.

El primero en notarlo fue Theo.

Theo, que en una ocasión miraba aburrido a Scott dándoles instrucciones a "las dos manadas" para la siguiente misión. No puso la más mínima atención a lo que dijo, como siempre, hasta que la pierna de Liam empezó a golpearlo por debajo de la mesa en la que estaban.

A su izquierda, el Dunbar parecía atento a su alfa, mordiendo ligeramente sus uñas mientras movía insistentemente la pierna que en algún momento empezó a pegar con la de Theo. Sinceramente pudo solo alejar su extremidad y seguir desasociando el resto de la reunión pero sabía que Liam no iba a enterarse de nada si no prestaba atención, lo que significaba que después no podría explicarle y no perder tiempo cuando les tocara su misión.

-Deja de hacer eso y empieza a escuchar.- demandó en un susurro, más como una respiración normal que un código clave que Liam no supo captar porque descaradamente volteó a mirarlo como si no entendiera.

-¿Porqué? ¿y qué?- cuestionó, aún sacudiendo su pierna; una vez vio a dónde miraba la quimera, sonrió golpeándolo intencionalmente.

El Raeken sonrió tomando delicadamente el reposabrazos de la silla contínua acercándose al beta, apenas un poco para llegar a una distancia considerable pero en dirección a su oído.

-Porque voy a arrancártela en cualquier momento. - la amenaza no había sido diferente a cualquier otra que le hubiera hecho antes, ni si quiera el peor tono en el que le había hablado antes.

Pero de pronto Scott volteó a mirarlos y la mano de Theo se estrelló en la pierna movediza de Liam, apagándolo.

-¿Liam, tienen alguna duda?

-N-no.

-¡Genial! Entonces, ¿que opción te pareció mejor?- el McCall mantenía aquella sonrisa entusiasta en su beta. Su beta agonizante porque la quimera no sólo dejó su mano sobre él si no que empezó a dejar leves círculos con su uña en su desnuda piel que quedaba al aire por sus bermudas.

-L-a segunda.

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Juegos Inadvertidos.Where stories live. Discover now