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La luna llena se había ido y con ello había enterrado toda charla acerca de lo que ocurrió en esa fiesta de media noche.

No era la primera vez que por culpa de la misma luna llena terminaban en la compañía del otro e incluso rompiendo aquella línea de espacio personal. Pero sí era la primera en que lograban complementarse el uno al otro de aquella manera.

Al menos, así lo sintió Liam el resto de la semana. Era consciente de que dicha línea últimamente vacilaba entre quebrarse y mantenerse.

Y es que, sus bromas fueron escalando poco a poco, sus cercanías se hicieron más cortas y la complicidad en sus palabras era cada vez más exclusiva. Nada de eso le molestaba, al contrario, algunas acciones de la quimera conectaban no sólo con él, si no con su lado sobrenatural y lo hacía sentir bien con ello, como si esa parte siempre hubiera estado allí  y fuera algo normal de él. Para nada algo de qué avergonzarse o incomodarse.

Aún así, la ingenuidad había sido su aliado predilecto. Prefería ignorar todo chiste, encuentro y broma un poco más al no saber si aquello podía ser o no real porque con Theo nunca se sabía. Era capaz de crear un escenario perfecto para simplemente hacerse el inocente y que aquello quedara como una mala interpretación de su parte.

Él también era capaz de jugar así.

Por ello, el siguiente jueves por la tarde, cuando la quimera lo encaró en la cocina para cobrarse su favor, se recargó en la mesa con cara de animalito a punto del sacrificio.

–Es que, Theo...

–Dijiste que era un favor en blanco.

–Pero eso...– alegó, gesticulando como si aquello fuera la peor condena a recibir.

–Y que no habría oposición. – el mayor lo veía serio, pero las comisuras de sus labios no podían ocultar la sonrisa burlona.

–Pero... hay algo más.

Como si la vida le regalara más tiempo, el condenado a muerte se levantó de su martirio, alzando con ello lo obvio en una sonrisita. La quimera se dedicó a mirarlo con una ceja alzada.

–¿Ah si?

–Sí. – mirando con sutileza por sobre su hombro una vez le dio la espalda para fingir hacer algo con el primer objeto que encontró. –No sé hacerlo.

–Aprende. – respondió con simpleza la quimera.

Entonces el acto de su compañero cayó. Él realmente no le iba a dejar otra opción. Así que tenía que algo más, algo que le pareciera más atractivo.

–Pero... ¿no te interesa otra cosa?– murmuró, casi con un tono sugestivo. Aún no lo veía, pero estaba seguro de poder escuchar como ahora centraba toda su atención en él.

–¿Porqué?

–Ya sabes... me gusta la idea de cancelar mis planes por hacerte un trabajo. ¿Pero no haz pensado en que podrías pedir más?

Theo sabía que el beta era muy listo cuando quería, sobre todo por el juego de palabras que empleaba en su contra. Hacía sonar las cosas... a su favor

–No. – se mantuvo firme a lo que éste, ya esperando esa respuesta, se giró con sutileza para mirarlo con la cabeza ladeada, dejando expuesta aquella zona de su cuello donde su corazón bombeada.

Juegos Inadvertidos.Where stories live. Discover now