- 02 -

1.7K 161 23
                                    

Las peleas domésticas no eran algo inusual en la casa del par de jóvenes. Teniendo en cuenta que las únicas veces que no estaban atacándose era porque dormían o comían.

En si, nunca consideraron tener un punto cúspide para sus discusiones; simplemente la dupla significaba problemas y sus problemas terminaban en golpes. La quimera jamás podría considerar aquello como algo monótono o aburrido, porque el menor siempre encontraba una forma diferente de pelear.

Los platos de plástico podían terminar rebotando en la pared del pasillo tan rápido como una cesta de ropa sucia rodando escaleras abajo, e incluso el control remoto hacia zapping por toda la morada hasta terminar en la cochera. Podría decirse un caos, pero uno tan perfecto que daba miedo.

Uno de los momentos de más calma solían ser los jueves, donde Theo solía despertar a Liam temprano sólo para desayunar, a pesar de que la quimera tenía su primera clase a las 8 y el beta a las 9.

Mientras Liam terminaba de prepararse su sandwich, Theo lo miraba desde la barra en la cocina mordiendo su sandwich y escuchando al menor quejarse de su día anterior.

-Al menos la encontraste. - Theo sorbió de su café con desdén.

-"Al menos".- Liam suspiró. -Imprimí una hoja como portada y sólo le puse color por encima para que no se viera que era impresa.

La carcajada de la quimera rompió aquel sonido estático, tranquilo. Fue tan clara y real que en sus estragos parecía ahogarse sólo de imaginarlo.

-Para estudiar antropología, eres pésimo encontrando cosas. - las risas ahogadas de Theo solo hicieron borrar cualquier ápice de risa en el avergonzado chico a su lado.

Pensó en lanzar el café a la cara, a la ropa, o incluso en su mochila. Pero eso no le dolería tanto. Impulsivamente tomó lo primero que vio a su alcance. Las llaves de la camioneta de Theo.

-Bien, don puntual. Veremos si puedes llegar a tiempo sin tu maldita camioneta. - Poco a poco el mayor fue borrando aquella sonrisa altanera.

-Puedo llegar sin ella. Pero no voy a dejarla en manos de un lobito impulsivo. Dámelas.

El rubio sonrió, metiendo el juego de llaves por el cuello de su camiseta hasta que se detuvieron en su cintura fajada. La quimera rodó los ojos, tirandole el primer golpe que su oponente esquivó sin problemas, antes de subir corriendo hacia la sala.

-Se me olvida cuál infantil eres. -Murmuró, caminando perezosamente a la sala.

-Excusa tu lentitud otro día, esperemos que en tu "prestigiosa" carrera también acepten eso. - recargado en una pared, levantó las comisuras de sus labios como una sonrisa de invitación. Theo negó.

-Tengo clases, vago. ¿En serio quieres jugar? -el menor pareció pensarlo, hasta que después se encogió de hombros. -Entonces corre.

El tono de amenaza sólo hizo sonreír grandemente al menor, antes de saltar hacia la mesita de noche en la sala y de ahí a su propia habitación. No cerró la puerta para tener un juego justo, pero si espero a que su oponente entrará para saltar a la cama y rebotar del otro lado de la recámara.

La quimera gruñó, cerca del espacio de salida. Liam sonrió; no había manera de huir sin que lo atacara, pero eso no significaba el fracaso.

Con toda su fuerza posible corrió empujándolo consigo cuando intentó detenerlo con un solo brazo, arrastrándolos a ambos fuera de su habitación. Ninguno perdió tiempo, pues el ojiazul rodó hasta poder levantarse y esconderse en la habitación compartida que tenían.

Esta vez sí cerró la puerta y se recargó en la pared. Su respiración era agitada y asi mismo la de su oponente, pero la adrenalina de su juego fue suficiente para reanimarlo y agudizar sus sentidos. Parecia que la quimera también estaba tomando un descanso.

Al menos 20 segundos habían pasado y al no obtener otra respuesta, el Dunbar salió rendido.

-Toma tu...

Su cuerpo fue azotado en la pared continua, en un rapido giro que le dio la quimera apenas abrió la cerradura y se asomó. Ahora acorralaba su cuerpo manteniendo aquel rostro sereno y respiración agitada.

-Yo la puedo tomar.

Sin apartar sus ojos de los azules, Theo tomó a Liam por el cinturón que apresaban su premio. El sonrojo empezó a hacerse presente en el rostro del beta. -T‐Theo. Suéltame, ya te la doy.

-Cállate. -ordenó, desabrochando la prenda. Sus ojos bajaron al cinto que hizo aquel característico sonido de metal golpeando al bajarse un poco.

El brazo que permanecía ejerciendo presión sobre el pecho de Liam se aflojó cuando, sin prisas y con la mano libre desfajó la camisa de botones, quedándole solo la interior. Sus ojos subieron a los del Dunbar, que lo miraban de vuelta con aquel sonrojo adornando cada parte de la rostro.

La punta de sus dedos vaciló sobre su abdomen, jugando con la camisa interior que retenían las llaves dentro de esta. -¿Entonces sí quieres que yo las saque? Porque ya no estoy deteniéndote.

El beta se apartó bruscamente, dejando caer las llaves y de paso pegándose a la otra pared para reacomodar su ropa. Theo se arrodilló para tomarlas con aquella sonrisa altanera, viendo como este luchaba de nuevo por regresar la ropa a su lugar y su tono de piel habitual.

-No llegues tarde. Te veo a la salida. - puntualizó, antes de levantarse y dirigirse a la cocina. Liam lo observó irse, más que cargando el peso de la derrota sobre sus hombros, con una venganza que planificar.

Juegos Inadvertidos.Where stories live. Discover now