Capítulo 42

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El viento cambio de dirección,  llevando el olor a humo hasta el pueblo.

En aquella época del año los incendios suscitaban una reacción inmediata. Los habitantes acudieron corriendo, portando sacos, cubos y todo cuánto podían para sofocar el fuego.  Unos fueron a pie, otros a caballo, mozos de cuadra, criados, amos, todos se presentaron por igual.

Jungkook vio a Basil que iba de un lado a otro gritando órdenes en mangas de camisa y empuñada una orca con la que desmenuzada la paja caída dispersandola, de manera que los otros pudieran sofocar las llamas,  golpeándolas con los sacos.

Concentrados en el incendio, nadie los vio, Jungkook permaneció con la cabeza palpitándole, demasiado débil para moverse, escuchando la respiración de jimin. Ese sonido, era lo único que lo mantenía consciente con cierto grado de lucidez.

La casa se había quemado casi hasta los cimientos. El empleado de Jungkook fue el primero en verlos y hecho correr pendiente abajo.  A Jungkook ni siquiera le importó estar desnudo y con todas las fuerzas de que disponía lo llamó para que se acercara. El hombre se sacó su abrigo para taparlo justo antes que otros pobladores se acercaran.Tenía quemaduras en el dorso de las manos y en los dedos.

Enseguida se formó un círculo alrededor de ellos,  el párroco, Basil, Henry y otros,  todos mirándolos con consternación patente en sus caras.

Jungkook se aclaró la garganta.

- Encontré a Jimin sin conocimiento en la casa-  logró articular- el incendio estaba bastante avanzado.

El párroco se abrió pasó entre los demás y se arrodilló junto a Jimin, que estaba boca abajo.  Con suavidad el sacerdote lo movió, lo justo para comprobar que aún respiraba. Después lo depositó sobre la blanda hierba.

- Tenemos que sacarlos de aquí- observó el cura- Jimin necesita que lo lleven a su casa.

Jungkook cerró los ojos, todavía le daba vueltas la cabeza.

- ¿Y Sir Park?- logró preguntar Jungkook.

- El salió de la iglesia antes de que se diera la alarma de incendio- le respondió el párroco.

Jungkook no supo si era lo mejor.  Sir Park habría quedado conmocionado al ver a su hijo,  pero por lo menos habría tomado las riendas de la situación.  Él ahora no estaba en condiciones de hacerlo.

Basil se puso de rodillas al lado de Jimin y le retiró un mechón de pelo que le había caído en la cara.  Estaba desencajado.  Jimin tenía parte de su pelo quemado y su traje azul no estaba mejor, con suerte tal vez no había sufrido ninguna quemadura de consideración.  Basil palideció.  Lo mismo les ocurrió a los otros.

Henry contuvo la respiración antes de adelantarse y ofrecer sus servicios.

- Mi casa es la que queda más cerca. Tengo un carro que puedo subir por el camino viejo para trasladarlos- ofreció el Alfa.

- Sí, Henry, hazlo- aprobó el cura-  es la mejor propuesta, vaya rápido hombre.

Henry se fue corriendo cuesta arriba.

- Terrible, terrible-  igual de afectado que los demás dijo de Lee esforzándose por recobrar la compostura- ¿ha tenido que ver algo con ese sombrero?

Jungkook lo miró antes de posar la vista en la casa calcinada.

- Creo que Jimin lo tenía- le respondió Jungkook.

Jimin recuperó el conocimiento en el trayecto hacia la casa. El suave traqueteo,  unido a la fresca brisa, lo devolvieron a la realidad. Abrió los ojos y de inmediato se vio aquejado por un acceso de tos.  Una firme mano le estrechó la suya.

 Educando un Omega Where stories live. Discover now