Capítulo 29

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Jimin después de abandonar la habitación de Jungkook,  volvió a su casa por el bosque.  Era muy incómodo caminar afirmándose los pantalones para que no se le cayeran y no darse de bruces con el suelo en el intento ¡ Alfa desconsiderado!, además estaba seguro de que disfrutaba mucho verlo en esos aprietos.

Volvió nuevamente a transformarse en lobo para evitar cualquier percance y de esta forma llegó a la mansión cuando el sol ya había asomado.  Sigilosamente ingresó a la casa, por suerte su padre desayunaba en su dormitorio todas las mañanas, su hermano nunca se levantaba antes de las nueve y su tía y primos aparecían recién a la hora del almuerzo. Era a la servidumbre a la que tenía que  esquivar en el trayecto hasta su habitación.

Cuando por fin logró su objetivo,  entrar sin ser visto,  cerró con cuidado la puerta de su cuarto y suspiró aliviado relajando sus músculos que se habían mantenido en tensión. Se tiró de un salto sobre la cama y agarrando la almohada se la puso sobre la cara y pegó un grito de puro júbilo,  ¡lo había hecho! ¡por fin lo había hecho! y no sentía ni pizca de arrepentimiento, al contrario se sentía completo como nunca antes se había sentido. 

Sonriendo se incorporó de un salto y fue a prepararse el baño, cuando se metió a la bañera de agua caliente,  soltó un suspiro de placer.  Realmente hacer el amor lo había dejado agotado en el buen sentido de la palabra.  Paso las manos por su cuerpo recordando como las manos del Alfa se lo habían recorrido por entero,  debería sentirse avergonzado,  pero la verdad es que eso no era así. Se sentía un poco adolorido, teniendo en cuenta qué era su primera vez en tales menesteres ,  pero ni eso podía opacar  la experiencia maravillosa que había tenido. Definitivamente no se había equivocado había elegido el mejor maestro de todos.

Ese Alfa debería llamarse pecado.

Una risita tonta se escapó de su garganta.  Después de salir de la bañera y envolverse en una mullida toalla,  se acercó para mirarse al espejo de su habitación, era un espejo de cuerpo entero empotrado en la pared, miró con curiosidad su cuerpo,  que a simple vista se veía igual, pero él sabía que no era el mismo.  Su cuerpo había sido amado y  saciado hasta decir basta. Observó la marca qué  Jungkook  había hecho en la parte trasera de su cuello y le pareció linda, no le molestaba en lo absoluto,  se sentía orgulloso de tenerla,  sería un recordatorio por siempre de que lo sucedido con Jungkook había sido real y no un sueño, ese sería sería su pequeño secreto, una mordida que nadie sabía que tenía.

En estos tiempos que corrían la gente ya no estaba conectada a su lobo,  tampoco existían las marcas,  simplemente los Alfas y Omegas concertaban  sus matrimonios por conveniencia o por amor, donde  el lobo no tenía voz ni voto en la decisión.

La diferencia era que a Jimin siempre le gustó esa parte salvaje que había dentro de él. Todo se lo debía en gran parte a su madre Omega,  que les enseño cuando eran pequeños, a él y a su hermano,  a conectarse con su lobo y a mantenerse en contacto con él. Después de que ella falleciera,  esa fue la manera de Jimin para seguir en contacto con su madre, era una especie de consuelo al que se aferró con uñas y dientes para no extrañarla tanto.

Ahora precisamente su lobo y yacía dormido,  con una sensación de languidez y plenitud en su interior, sensación que también le transmitía a Jimin.

- Creo que a mamá le habría agradado conocer a Jungkook ¿verdad?- le dijo Jimin a su lobo.

Éste sin abrir los ojos meneó la cola en aprobación.

- Mamá era tan salvaje como nuestro Alfa ¿ verdad?- Jimin suspiró sonriendo- recuerdo cuando corríamos los tres libres por el bosque,  mamá siempre fue un alma libre.

Su lobo volvió a menear la cola y abrió los ojos. " Nuestro Alfa" y soltó un gruñido de placer, para luego acurrucarse enroscando su cola para tapar su cara.

 Educando un Omega Where stories live. Discover now