4-DEBIL

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Salí de bañarme envuelta en una toalla, la habitación estaba fría, Me recordaba a las habitaciones de hoteles cuando papá organizaba vacaciones en familia, a ellos les encantaba dejar el aire acondicionado encendido y yo era quien iba a escondidas a apagarlo porque a mi parecer era muy innecesario y muy dañino para el medio ambiente.

-espero ya estés insta... O mierda lo lamento.

Grite como loca, Jordán entro como si nada, sin tocar, sin ningún aviso.

-salte de mi habitación.

Me asustó, no me esperaba que alguien entrara sin avisar.

-si, Ya voy lo lamento, te espero afuera, juro que no vi nada.

¿Acaso no le han enseñado a tocar antes de entrar? Muchos títulos universitarios, pero no puede anticipar su entrada.

En fin, preferí ignorar por un momento lo sucedido y cambiarme lo más rápido, eran unos pantalones grises algo grandes y una camiseta negra que bien podría pasar como vestido, busque en los cajones y encontré unas tijeras las cuales utilice para cortar un poco la camiseta, no soy fan de romper la ropa, pero me quedaba muy grande.

-ya puedes pasar.

-bien, me da gusto que ya se hayan instalado, necesito hablar de las reglas que se van a implementar por la seguridad de todos.

Que maravilla, brinco de la emoción.

-es sencillo, no puedes usar ningún medio de comunicación, por el momento, nada de teléfonos, nada de llamadas, ni mensajes con nadie del exterior, no podrás salir de aquí por un tiempo, aunque espero no sea problema, el lugar es grande.

-déjame ver si entendí, ¿me trajiste a este sitio para encerrarme?

-no lo malinterpretes, el plan es que pases desapercibida y que se calmen los problemas para después decidir si quieres olvidarte de todo estos problemas o si los vas a enfrentar.

El único lado positivo era que por ahora estoy a salvo.

-bien, pero yo también quiero implementar unas reglas.

-¿Cuáles?

-cada que entres a mi habitación tienes que tocar la puerta y así avisar que estás afuera, número dos, me tienes que contar absolutamente de todo lo que hizo mi papá con este sitio.

-bien, no hay problema.

Dicho eso salió de mi habitación, pero antes de cerrar la puerta, retrocedió y asomo su rostro.

-por cierto, ya está la cena.

Me sobé un momento mi frente, esto será más difícil de lo que pensé, adaptarme a pocos días de lo sucedido, me cuesta creer que sigo viva, que puedo disfrutar de la comida y que lo único que me queda es mi hermano.

-Oso me contó del incidente en el desierto, lamento no haber estado ahí.
-te dije que no iba a salir bien.
Yo se lo dije y no me hizo caso, era un plan muy arriesgado.
-estás aquí ¿no? Eso es lo que importa.
-¿qué hay de Kong? Escuche que le dispararon.

-si, los oficiales le dispararon por portar un arma y porque el disparo primero.

Yo sé que murió, lo escuche del tal Bill, pero supongo que Jordán quiere omitir ese dato.

-lo sabes, ¿verdad? -asentí agachado mi mirada -¿quién te lo dijo?

-escuche a Oso decírselo a Bill, siento que tengo la culpa.

Ay, no tonta, no llores maldita.

-oye, tú no tienes la culpa de nada, Kong trabajo por treinta años con tu padre, él siempre supo que aquí cada día puede ser el último de sus vidas, él hizo lo que debía, protegerte.

OJO POR OJOWhere stories live. Discover now