— Shh, ¿escuchaste eso? – Maya llevó su mano a mi boca para silenciarme.

Quité su mano fuera de mi boca y me levanté, acercándome a la ventana que estaba abierta solo una rendija. Oí un crujido por debajo de nosotros. Definitivamente había algo allí, pero probablemente no era nada importante, tal vez un conejo o un gato. Yo no quería asustar a Maya aún más, por lo que le mentí.

— No hay nada ahí.

— ¡Sí lo hay!

— ¡No, no lo hay!

— ¡Sí!

— ¡No!

— ¡No hay nada allí, Maya! sólo déjalo – Grité, frustrada. Abrí la ventana completamente para probar mi punto.

No había un conejo o un gato, de hecho, el origen del crujido había sido el propio Christopher Vélez, pasando entre mi casa y mis vecinos de al lado. Sólo podía decir que era Christopher por la forma en que la luz de la luna brillaba en su rostro, por lo que todas sus características se aclaraban para mí.

— Vélez, ¿qué coño estás haciendo? – Chillé, más sorprendida que nada.

— Simplemente tomo un pequeño atajo, Murphy. – Christopher contestó.

— Oh, Dios mío. – Maya murmuró — Ustedes tienen pequeños apodos para el otro, eso es adorable'

Apreté la mano de Maya para callarla, sin mover mis ojos de Christopher.

— ¿A dónde vas? – Le pregunté

— A casa. – Christopher se rió entre dientes. Tenía un cigarrillo en la mano, la ceniza que caía era mucho más fácil de ver a la luz de la luna que brillaba sobre ellas.

— Entonces, ¿de dónde vienes? – rodé mis ojos.

— Acabe de ir a dar otro paseo. Terminé yendo un poco más lejos de lo que fuimos anoche.– respondió Christopher.

— ¿Ustedes fueron a dar un paseo juntos? – Maya exclamó, obviamente, demasiado obsesionada con la idea de que Christopher y yo habíamos pasado tiempo juntos.

— ¿Hay alguien ahí arriba contigo? – Christopher se rió entre dientes, poniendo el cigarrillo entre los labios y tomando otra calada.

— Sólo mi amiga, Maya – me encogí de hombros, y lo mismo hizo Christopher.

— Oh, ella. ¿La pelirroja? Ella está en mi clase de gobierno – Christopher asintió para sí mismo. — Ella habla hasta por los codos.

— Es ella. — me reí, y Maya intentó interponer un ''¡Hey!'', pero yo no deje que Christopher escuchara.

— Será mejor que me vaya. – habló, después de que nos miramos el uno al otro durante mucho tiempo. — Buenas noches, Murphy.

— Hasta luego, Vélez. – le di un pequeño saludo con la mano y cerré la ventana de nuevo, sin molestarme en mirarlo mientras se alejaba.

Maya se sentó en el borde de la cama, con los brazos cruzados sobre el pecho. Tenía una de sus perfectamente depiladas cejas levantada hacía mí, cuestionándome, como si le hubiera mentido sobre algo. Yo no lo hice, en realidad. Solo le dije a Maya todo lo que necesitaba saber.

— Eso fue sospechoso. – Maya espetó, tratando de contener la risa.

— Estaba caminando, no es gran cosa. – Me encogí de hombros.

— ¿Ustedes dos fueron a dar un paseo juntos y no me lo dijiste? – preguntó Maya, ladeando la cabeza a un lado. Esa era otra cosa sobre Maya, si yo no le contaba todos los detalles acerca de lo que estaba preguntando, ella asumiría le estaba escondiendo algo.

7:15  || C.V.&TÚWhere stories live. Discover now