—Gabrielle, sólo... cállate —me dijo poniendo los ojos en blanco.

—Te dije que, si iba a estar contigo por toda la eternidad, tendrías que soportarme —dije con una pequeña sonrisa mientras me encogía de hombros.

Hadrien negó, pero una pequeña sonrisa asomó sus labios. De verdad que se veía lindo cuando sonreía, no entendía por qué seguía siendo tan amargado, lo tenía todo; era rico, apuesto y el vampiro con mayor poder en su mundo, simplemente no tenía razones para ser como era.

—El Pub es mío, así como este lugar poseo muchos más, también empresas y un sinfín de pequeños negocios. —Vaya, eso no me lo esperaba—. De algún lugar sale el dinero que tengo, Gabrielle. Ahora necesito hablar unos asuntos con el encargado. —Asentí.

—Esperaré aquí —comenté; él negó.

—Vienes conmigo, después de todo también necesito alimentarme —dijo sonriendo. Fruncí el ceño.

—Si vas a coquetear y acostarte con humanas en el cubículo de algún baño... prefiero esperar aquí.

—No voy a hacer eso, sólo me alimentaré, no seas celosa —murmuró; abrí y cerré la boca un par de ocasiones sin saber qué decirle—. Vamos.

Marco bajó del auto y abrió mi puerta, me dedicó una pequeña sonrisa la cual devolví. Entonces Hadrien tomó mi mano llamando mi atención; lo miré extrañada, ya que esta vez si la había tomado con delicadeza y no como un maldito troglodita.

Alisé mi vestido, acomodándolo un poco; gracias al cielo me puse ropa apropiada.

Caminamos en silencio entrando enseguida, dejando detrás de nosotros una larga fila.

Ya adentro aprecié el sitio que en verdad era grande y con clase por así decirlo, tenía decoraciones en rojo sangre con oro, todo tan estilo... Vampírico.

Hadrien soltó mi mano y dejó la suya sobre mi espalda baja posesivamente; por otro lado, yo me hallaba sedienta, había demasiados humanos a mi alrededor, todos ellos sudorosos, desprendiendo cientos de olores, pero al único que podía prestar atención era al de su sangre. Me provocaban y ansiaba como nunca hundir mis colmillos en sus pálidos cuellos.

Seguí a mi vampiro que se dirigió hacia unos privado alejado del tumulto de humanos donde se encontraba un tipo, parecía de esos hombres que son contratados como guardaespaldas, alto, musculoso y de aspecto siniestro, claro, era vampiro. Él al notar nuestra presencia se puso de pie y luego de hacer una reverencia que hizo reír a Hadrien, le tendió la mano.

—Hadrien, amigo qué gusto —lo saludó, pero sólo presté atención a la palabra amigo.

Hasta ahora no le conocía ningún amigo a Hadrien, aunque bueno, no es como si conociera mucho de su vida y de él mismo.

—Lucas —lo nombró Hadrien sonriendo sinceramente. De acuerdo, esto era nuevo para mí, una parte que no conocía de él: La sociable.

—Ella es Gabrielle, ¿cierto? —Hadrien asintió.

—Gabrielle, él es Lucas, un viejo amigo —me lo presentó.

—Mucho gusto —murmuré seria.

—Vamos, chica, sonríe un poco —me aconsejó tomando mi mano para después soltarla rápidamente. Fruncí el ceño mientras ambos sonreían; ahora la amargada parecía yo.

—¿Te parece si vamos a mi oficina? —Sugirió Lucas.

—Por supuesto —le respondió Hadrien. Lucas se encaminó hacia un pasillo oscuro a un costado de todo el alboroto—. Ahora vuelvo, ¿quieres beber algo? —me preguntó, lo miré confundida. ¿Se refería a sangre o alcohol?— Me refiero a alcohol, Gabrielle —aclaró al ver mi rostro lleno de confusión.

A tu lado ©Where stories live. Discover now