—Esta con Nuala y Cerridwen en las mazmorras de Azriel —Rhys se serenó notablemente —Estoy conectadas con ellas, el puente está abierto.

Aquello no logró relajarlo por completo pero Feyre lo obligó a desviar el tema, seguramente diciéndole algo mente a mente. La castaña se deshizo del contacto de su compañero y caminó hasta los sofás donde el resto ya estábamos reunidos.

El silencio era pesado, tragué saliva, no había sido así desde la noche del nacimiento de Nyx.

—¿Qué es lo que has visto niña? —Amren se plantó frente a Elain quien alzó la mirada. Su gesto aún estaba bañado con miedo.

La mediana de las hermanas Archeron agachó la mirada y jugueteó con sus dedos sobre su regazo. Por alguna razón el silencio me hizo fijarme en su aspecto, en lo diferente que se veía, —a pesar de su expresión idéntica—, a la noche en la que había sido convertida. Incluso pálida por la sorpresa su piel seguía manteniendo aquel brillo inmortal y delicadeza que alguna vez había sido devorada por la oscuridad de la guerra y el desconsuelo.

Entendía perfectamente porque Azriel se había fijado en una hembra como ella, a pesar de que la situación fuera jodida, Elain tenía una belleza delicada y única, muy distinta a la Morrigan, algo nuevo para él.

—Estaba en la terraza, hoy me tocaba recoger las rosas y de repente apareció, una visión fugaz de algo oscuro, como una espesa niebla negra que brotaba desde las grietas de la roca rojiza, que se extendía como la peste por pasillos destrozados, entre columnas grabadas — Su voz tembló —Podía olerla, un aroma metálico, uno que reconozco de la guerra. La sangre. Olía a sangre. La bruma ha despertado, bajo la tierra y sangre, la oscuridad se expande como una enfermedad

Todos permanecimos en silencio, todos con los rostros contrariados.

—Yo...—Vyneea murmuró —Yo también vi algo oscuro. Pero yo no lo vi...—Su voz era nerviosa, asustada —Quiero decir, no es como si lo viera, yo estaba allí, en medio de lo que fuera aquello. Era como una niebla, sí, como ella a descrito, oscura y espesa —Sus manos gesticularon como si tuviera algo entre sus dedos, algo tangible —Estaba en algo semejante a una cueva, pero algo más, como una especie de sala, había columnas grabadas y también, suelo polvoriento de color rojo, había paredes pálidas y...—El gesto de Rhysand palideció, Feyre dio un paso atrás —Había un trono, entre la profundidad de esa niebla había un trono oscuro, encima de una tarima. Era como estar debajo de una montaña.

Mis huesos temblaron con horror. Sentí a Nesta tensarse a mi lado también y no pude evitar dejar que una de mis manos cayera sobre su hombro.

—¿Estás segura? ¿viste algo más? —El tono de Morrigan era casi ahogado.

La hembra de pelo plateado tembló y asintió, tragó saliva y prosiguió; —No conozco el lugar pero...algo en esa oscuridad, algo antiguo casi primal en mi parecía reaccionar a ella, estaba aterrada pero por alguna razón seguía caminando en ella, adentrándome más y más.

El poder de Rhys volvió a reverberar en la habitación, como un enorme presagio de lo que se avecinaba. Un extenso manto de oscuridad.

—Bajo la Montaña fue sellado después de la caída de Amarantha, ¿no puede ser ahí verdad? —Preguntó Feyre mientras retrocedía quedando de nuevo junto a Rhysand quien no dudó un segundo en tomar su mano.

Todos aquí éramos muy conscientes de lo que nuestra Alta Lady había tenido que sufrir en aquel lugar, lo que había perdido al enfrentarse a Amarantha y en todo el infierno que había acarreado después. Incluso a día de hoy ella seguía siendo perseguida por las pesadillas que ese lugar le había causado.

Una Corte De Sombras Y Sangre© [CASSIAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora