Capítulo 22:

126 17 5
                                    

Pov Narradora:

Yuzu: No quiero, vete - frunció su ceño, pero aún así la mujer siguió sin prestarle la mínima atención.

De pronto la psicópata se detuvo un momento y miro sospechosamente un gabinete, era el único que no había revisado, camino hacia el meciéndose en sus pasos suavemente y abrió el gabinete, efectivamente, había encontrado el botiquín.

Annette: Normalmente las personas colocan el botiquín en el baño - menciona con frustración - Pero ella sigue colocándolo en la cocina - murmuro a lo bajo.

Yuzu no la escucho, ya tenia suficiente con tenerla en casa como para escuchar cada murmullo de su parte.

Annette miro a Yuzu de arriba a abajo y su voz se torno fría como un montón de vidrios rotos:

Annette: Ve a lavarte los dientes, ahora - no fue una sugerencia, se lo estaba ordenando.

Algo en el interior de Yuzu le decía que hiciera rápidamente lo que la loca decía porque si no tendría consecuencias. Así, a regañadientes Yuzu fue al baño y con cuidado de no lastimarse los labios, lavo sus dientes y luego volvió a la cocina donde la pelirroja la miraba con una mirada seria, sus ojos azules tenían un brillo feroz pero en el fondo de ellos se veían apagados y sin vida, Yuzu sintió una punzada indescifrable, cada vez que veía esos ojos; la soledad en ellos, encontraba sentimientos que no debía tener por alguien que recién acababa de conocer y daba tanto miedo.

Con pasos firmes la mujer camino hacia ella en silencio, Yuzu sintió un escalofrío escalar por todo su cuerpo cuando la mujer alta se paró delante de ella, no tuvo el valor para mirar hacia arriba pero sentía la mirada escrutadora de la mujer a la que se enfrentaba.

Annette levanto su mentón con delicadeza mientras en su mente corrían un montón de pensamientos; ninguno era bueno.

La mujer colocó sus manos en la cintura de la rubia y luego la cargo sin ninguna dificultad, colocó un brazo debajo de sus nalgas y otro en su cintura, por reflejo, la rubia se agarró a su cuello, el brazo de la psicópata le hacía presión justo en el centro que estaba adolorido. Yuzu cerro los ojos con fuerza y apretó los labios para evitar el grito que venia con todo el poder desde el fondeo de su ser cuando la mujer comenzó a caminar con dirección a la cocina, a pesar del dolor, una instintiva y reconocida electricidad subió por su columna vertebral y bajo continuamente a su centro, enviando mensajes indiscriminadamente a todo su cuerpo poniéndolo en total alerta.

La escena era un tanto vergonzosa y al mismo tiempo tenía un toque romanticismo he ironía.

Annette la volvió a dejar cuidadosamente encima de la meseta fría, Yuzu tembló al sentir la temperatura fría contra su cuerpo en estado de erupción volcánica, al contrario de lo que la rubia estaba segura que está mujer haría, cosas como coquetearle o seguro hacerle daño, está vez, la psicópata estaba callada, en la cocina el silencio era abrumador, la tensión no se podría cortar ni siquiera con una moto sierra.

Annette miro fijamente su labio, volvió a tomar su mentón suavemente y lo alzó, tomó un poco de algodón de los elementos que había preparado antes y lo mojo con alcohol.

Annette: No te muevas - dijo despreocupada, a pesar de la cara de horror de Yuzu.

Yuzu: No, no me gusta el alcohol - era cierto, cada vez que se golpeaba o se hacía daño en alguna parte de su cuerpo, el alcohol era a lo último que recurría, lo detestaba, el ardor y el dolor que provocaba le hacían querer ahorrarse todo y simplemente quedarse herida.

Pensando así, la rubia rápidamente empujó a la mujer que la miro con una ceja alzada y volvió a acercarse imponentemente y la volvió a sostener con un poco de dureza en el mentón, no tanto como para lastimarla, pero si lo suficiente como para que no pueda echarse para atrás fácilmente.

¡¡Por favor, tomemos caminos separados‼ - CITRUS (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora