-¡Me encantan las fiestas de disfraces!- chilló Rea emocionada.- Llevo pensando mi disfraz durante meses.

-¿Y de qué te vas a disfrazar, a ver?- preguntó Vic, pasando su brazo por los hombros de nuestra amiga.

-¡Ah! Sorpresa.- dijo con aire enigmático.

-Igual puedo invitar a mi nueva mejor amiga de la uni.- propuse sonriente.

-¡Sí! Yo quiero conocer a la famosa Sandra.- comentó Lucas.

-Yo también quiero que conozcáis a una amiga.- añadió Ali.

-¿Solo a una? Si hablas de veinte personas distintas a diario.- dijo Alexis riendo.

La siguiente semana comenzó realmente mal. Le había mostrado mis bocetos para el proyecto de pintura a la profesora, alguien a quien estaba comenzando a admirar profundamente. Su reacción me había dejado devastada.

"Tienes mucho potencial, Gala. Pero esto no está a la altura."

Aquellas palabras se habían estado repitiendo en mi cabeza una y otra vez a lo largo de todo el día. ¿Eran los bocetos o yo quien no estaba a la altura?

Sandra me había dicho que los suyos habían recibido varios cumplidos, lo que hacía que me sintiese aún más insegura. Me alegraba honestamente por ella, pero no podía evitar compararme. Yo había pasado horas para tener una idea que sintiera que mereciese un poco la pena, y ni siquiera eso había sido suficiente.

Al llegar a casa comí con las chicas y les comenté mi situación. Me animaron mucho, recordándome todos mis logros con la pintura. Me sentí bien brevemente, pero aquello era solo un parche. Sabía que nada sería suficiente hasta que hiciese algo adecuado. Porque en el fondo sabía que lo que había hecho no lo era.

Mientras estaba tumbada en la cama buscando desesperadamente algún tipo de inspiración, mi teléfono sonó. Era mi padre.

-Hola, Rata. ¿Cómo va todo?

Escuchar su apelativo cariñoso y su voz fueron suficiente como para que me echara a llorar desconsoladamente.

-¿Gala? ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?- preguntó consternado.

-Creo que esto no es para mí.- sollocé entre lágrimas.

-¿El qué? ¿A qué te refieres?

-A la carrera. No sé si es para mí. Todo el mundo tiene proyectos increíbles y yo he presentado algo que "no está a la altura".- respondí alterada.

-Gala, calmate. Respira.

Hice como me dijo, respirando profundamente, sintiéndome algo más calmada casi instantáneamente.

-A ver, ¿qué es lo que te preocupa?- volvió a preguntar.

-No sé, Papá... No puedo parar de compararme con el resto. No he tenido ni una sola buena idea desde que llegué. Todo el mundo parece tener todo tan claro, sus ideas, sus vidas. Muchos hasta tienen un estilo muy personal y propio. Siento que solo hago garabatos.

-Gala, nunca he conocido a nadie con tanta pasión por la pintura como tú.

-Lo dices porque eres mi padre.- sonreí levemente.

-Soy tu padre pero veo las cosas. Se te iluminan los ojos cuando pintas y yo he visto lo mucho que has crecido como artista. Acabas de llegar, estás en una nueva ciudad, en una nueva casa. Ten paciencia, date tiempo.

-Me siento tan perdida, Papá...- suspiré con voz temblorosa.

-A veces hay que perderse para encontrarse, Gala. A veces hay que tocar el fondo para volver a subir a la superficie. Es desagradable, pero ayuda a coger impulso para volver arriba. Confía en ti, confía en tu talento. Yo confío.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 28, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Las miradas fugacesWhere stories live. Discover now