Rebelde

En el punto de mira

-Siento que tuvieras que pasar por esto, creo que él no volverá a molestarte más.

-Eso espero... ¡Me voy!-cerró la puerta

Eric siguió arreglando el salón, hasta que un adormilado Seb entró en la habitación

-¿Lo del incendio ha sido una pesadilla? Porque juraría que los sillones...-se frotó los ojos, todavía sin creérselo

-Oh, los acabamos de subir

-¿Acabamos?

-Melisa se ha pasado a ayudar y se los ha traído una tal señora Duvois

-Las noticias vuelan, supongo. Las llamaré luego para agradecérselo. Todavía no me lo creo. Me puedo considerar más que afortunado de tenerte aquí, Eric

-¿Y bien, cómo has pasado la noche?

Seb no lo reconoció en voz alta, pero no había dormido mejor en mucho tiempo.

-Podría ser peor, al menos no me quitaste las sábanas

-¡Oh, venga ya! Tampoco exageres

-He consultado con la almohada un par de cosas acerca de los casos y las conclusiones que he sacado no me gustan.

-¿Y bien?

-En el caso de los asesinatos a periodistas deberíamos ir a tu antigua casa. Creo que andan buscando unos documentos importantes y a juzgar por la desesperación, el incendio, las últimas víctimas... No son capaces de dar con ellos. Si no son capaces de dar con ellos en tanto tiempo es porque siguen en el mismo sitio. Un lugar que no han tenido oportunidad de mirar a fondo

-Podemos intentarlo

Seb se cambió de ropa y cogió las llaves de la moto.

-Llévate en un USB todo lo que puedas del ordenador. Hay que esconder el portátil

Eric sacó el pen drive.

-Esta vez, me he adelantado yo

-¡Perfecto!

La que fue una vez en casa de Eric no estaba en estado de decadencia. A primera vista, no parecía abandonada, aunque si daba la sensación de vacía. El edificio era blanco, con grandes ventanas. A Eric le ponía nervioso mirarlo. Tenía que hacerlo, le gustara o no.

-Ni tú, ni yo tenemos la llave. Esta puerta es nueva.

-Eso no va a ser necesario-respondió misteriosamente Seb, mientras se sacaba una llave del bolsillo

-Es una llave maestra, solo hace falta que haga su magia-la introdujo en la cerradura y con unas cuantas vueltas, cedió.

-Si en algún momento te encuentras mal, hazme una seña. Nos largaremos de aquí lo más rápido que podamos. Ya buscaré yo solo.

-Necesito enfrentarme a esto, aunque me sea doloroso

Pasaron al recibidor que daba directamente al salón. Se estableció un silencio incómodo entre los dos.

Eric recordaba poco de aquella casa. Los únicos retales claros en su memoria eran el salón y la habitación del armario donde se escondió.

-Fue aquí-dijo con la voz medio rota.-Han pasado más de 15 años y aún así, lo de esa noche sigue persiguiéndome cuando duermo...

-Lo siento mucho. Ojalá las cosas hubieran sido distintas. No os merecíais lo que os pasó.

-No hice nada-replicó con remordimiento

- Tampoco hubieras podido, eras sólo un niño. No debes martirizarte por eso.

-Lo intentaré-

Rebuscaron el salón, la cocina, la cochera, el desván, y los dormitorios sin éxito. Aquellos documentos no querían aparecer por ninguna parte.

-Yo me escondí aquí- Eric señaló el armario del dormitorio.

-Con la luz que se cuela por esta ventana tan grande  ¿No te vio al abrirlo?

-Hay unas tablas sueltas, en el hueco puede caber una persona adulta fácilmente-se agachó y empezó a tantear la madera con los dedos-¡Aquí!-sacó las tablas para dejar ver el hueco, que para sorpresa de ambos, no estaba vacío

-Creo que acabas de encontrar lo que estábamos buscando- Seb sacó un taco fino de folios y lo sopló.

Una pequeña nube de polvo se soltó, haciéndolos toser.

-Yo no recuerdo que hubiera nada ahí.

-Alguien sabía qué andaban buscando y lo puso a salvo. ¿Qué tenemos aquí?...-empezó a leer y pasar páginas

-Son recibos

-Son cheques de mi tío... a jueces. Y a personal de la policía. Ya te dije que estaban todos comprados- a Seb le brillaban los ojos y esbozó una sonrisa bien amplia

-¡Lo tenemos!-Eric rio

Pero no pudieron celebrarlo más. Un puntero de luz roja se posó a la altura del pecho de Sebastian, que palideció. Había un jodido francotirador.

-¡Eric, huye!-dijo pasándole los papeles.

El sonido de la bala surcó el aire.