(+21) (Libro 5) Lo inevitable no solo ha desatado una ola de emociones dolorosas entre Adrián y Alysha por la decisión que ella ha tomado en base a la pandemia global a la que se enfrentaban, sino que una serie de sucesos al otro lado del mundo, los...
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Capítulo 28.
No podía creerlo. Es decir, sabía que era un riesgo que tenía desde que comencé a tener relaciones sexuales con Adrián y que los medios de protección no siempre son completamente seguros. Sin embargo, aun así, me costaba asimilar lo que me sucedía.
«Estaba embarazada».
«Esperaba un bebé de Adrián Wayne».
«¿Cómo se suponía que debía sentirme?».
«¿Feliz o triste?».
Con las manos temblorosas, coloqué la primera prueba casera sobre el lavabo y decidí que debía realizarme un par de pruebas más y repetir el proceso. No obstante, luego de intentarlo más veces, estaba más que claro. Esperaba un hijo del hombre que amaba, un hombre que estaba emocionalmente dañado y que sanaba lentamente, un hombre que claramente me había recalcado que no quería ser padre.
«Mierda, ¿qué se suponía que debía hacer?». Revolví mi cabello una y otra vez al intentar ordenar mis pensamientos.
Luego me miré en el espejo y examiné mi vientre al posicionarme de lado, posando mi mano e intentando deducir cuando había quedado embarazada. Sin embargo, luego de pensarlo mejor, analicé que cuando había enfermado había vomitado muchísimas veces. Incluso, me atrevía a decir que había devuelto el anticonceptivo entre tantas arcadas, pero no podía ser posible que me haya embrazado tan repentinamente.
«¿O sí?».
Tenía muchas dudas en mi cabeza y lo peor de todo era que no sabía como decírselo a Adrián sin que se enfadara.
«Pero, ¿a quién quería engañar?».
Adrián se enfadaría más que nadie y estaba segura de que me reclamaría después de haber puesto toda su confianza en mí. Además, tendría que buscar el momento más ideal entre tanto contratiempo para decirle lo que verdaderamente me ocurría. No quería romper su burbuja de paz y tranquilidad después de tantos malos ratos, pero sentía que no tenía más opción. Sin embargo, no podía decirle de la nada: "Hola, Adrián. Serás padre de una bebé Aly o un bebé Andy". Sería el caos total para sus emociones.
Después de pensarlo un poco mejor, recogí todas las pruebas que me había realizado, las coloqué en una bolsa plástica y las tiré al bote de basura, aprovechando que la camarera volvería para asear la suite y cambiar las sábanas. En cuanto ella realizó su trabajo al limpiar y botar todas las evidencias de mi embarazo, me acosté sobre la cama y pensé en cientos de forma para decirle a Adrián lo que me estaba ocurriendo.
