Capítulo 5👑

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Me había puesto en marcha desde temprano en la mañana

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Me había puesto en marcha desde temprano en la mañana.

Al despertar, encontré una rosa negra en la mesa de luz. No recordaba nada de como había llegado allí. Tampoco vi a Lilih como para preguntarle si ella la había traído.

En un principio, la examiné en detalle.

¿Una rosa negra? Eso era imposible

Sin embargo, no dejé que la flor se metiera demasiado en mi mente, luego preguntaría a Lilih si había sido ella o si sabía algo.

La única persona que había visto en lo que iba del día fue una joven, que me había traído todos los papeles necesarios para realizar los planos.

Me senté en el suelo, con los papeles extendidos por todo el centro de la habitación, para mi suerte, era un lugar con mucho espacio.

Había descartado varios papeles, no es que fuera perfeccionista pero, no lograba encontrar una manera de que mis dibujos fueran detallados y entendibles. Digamos que ambos conceptos, no se podían unir, no sabía cómo hacerlo.

Me detuve unos segundos, mordí mi labio y fruncí el ceño. Algo tenía que hacer con todo eso.

Suspiré pesadamente, dibujar nunca se me había dado y menos aún hacerlo con rectitud.

Comencé un dibujo nuevo, jurando que aquel sería el último que haría.

Y así lo hice, cada habitación y puerta la dibujé con trazos más gruesos, los pasadizos con trazos finos, los guardias eran pequeños círculos, traté de mezclar la parte superficial y subterránea de la estructura.  Una vez terminadas ambas partes, dibujé los jardines, la muralla e incluso, los establos y el lugar en donde entrenaban los soldados de la guardia real.

Sonreí al terminarlo, si yo lo entendía, ellos también debían de hacerlo. Junté todos los papeles, los inservibles los coloqué sobre la mesa del tocador, el que contenía los planos lo llevé en la mano.

Me dispuse a buscar al rey, suponiendo que él se hallaría en su despacho, decidí que preguntaría a la primera persona que se me cruzase.

Para mi suerte, una joven se encontraba saliendo de una de las habitaciones continuas, llevaba unas cuantas cosas, que parecían al borde de caerse todas.

Aquella imagen me hizo cuestionarme cuantas personas necesitarían para trabajar a diario en el castillo. Parecía estar a punto de luchar con una escoba, eso estuvo a punto de hacerme reír.

Me adelanté, evitando seguir distrayéndome.

—Disculpa. —La joven, que aún no se había percatado de mi presencia, levantó su mirada— ¿Me podrías decir en donde está el despacho del rey? —me entregó una mirada dubitativa.

—Bajando las escaleras. El pasillo a la izquierda, vaya hasta el final y doble a la derecha, verá solo una puerta allí—volvió a acomodar las cosas que llevaba.

Cristales Rotos Where stories live. Discover now