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Capítulo 11

Nos levantamos muy temprano para ir a desayunar todos juntos,luego fuimos  a una plaza y vimos  un espectáculo de unos adolescentes y adultos haciendo acrobacias, vimos cómo hacían los asaltos, giros... llegamos a casa con cuatro cajas de pizza cada uno con diferente gustó uno de pepperoni otra de mozzarella otro con tomate (mi favorita) y la última de marrón terminamos de almorzar y las parejitas desaparecieron solo quedamos Bruno, Lucas Maxi y yo, quedamos solos en el living. No sabía de qué hablar con los chicos, no sabía  de qué podíamos charlar. No servía para sacar conversaciones. No servía  para nada. Bruno y Maxi se encontraban con sus celulares y Lucas estaba mirando la tele, me sentía  incómoda, era mejor irme a la habitación. Estaba apunto de levantarme del sofá pero uno de ellos empezó a hablar.

—¿Vamos afuera? —preguntó Bruno. 

Todos asistimos y agarramos nuestros abrigos. Pusimos un pie sobre la arena y Maxi propone jugar un juego, un juego que de chiquita amaba jugar. Las escondidas. Acepté con gusto, Lucas y Bruno se quedaron  mirando entre ellos y no le quedaba otra que aceptar jugar.

—Yo cuento y ustedes esconden.

—¿En dónde vas a contar? —preguntan Lucas y Bruno a Maxi, yo me reí por debajo por cómo sonaron al hablar los dos juntos. 

Parecían un robot, ja, ja, ja, ja.

—En esa pared —apuntó la pared bordo de la casa en dónde nos estábamos quedando.

Subió los escalones y apoyó  una mano en la pared antes de esconder su cara giró su cabeza hacia nosotros.

—Voy a contar hasta cincuenta —avisó y empezó a contar.

Nosotros empezamos a correr por todas partes buscando un buen escondite para escondernos de él. Busqué con mi mirada un lugar para poder esconderme y que sea difícil de encontrar y eureka, lo encontré. Me dirigí al lugar lo más rápido posible antes que Maxi se  diera la vuelta y me encontrara. Un poco lejos de donde se encontraban, a unos diez metros o tal vez menos. Me asomé por las cajas para ver si aparecía  alguien pero no aparecía nadie. Sentí  unas manos que me tocaron los hombros, me asusté y giré mi cabeza para ver de quién se trataba.

—¿Qué haces acá? —le pregunté  en un tono bajo para que nadie más pueda oírnos.

—Me escondo, no es obvio —me dijo en el mismo tono en el que hablé  y puse los ojos en blanco.

—Y no te podías esconder en otro lugar? 

—¿Te molesto? —habló levantando las cejas.

—Habla más bajo que nos van a descubrir  —lo  reté y volví asomar la cabeza por arriba de las cajas —y si me molesta porque ahora nos van a encontrar, más te vale que te vayas a esconder a otra parte. Por tu culpa se está acercando alguien —dije mientras me volteaba para verlo.

El sólo se dignó a poner cara de angelito y yo negué con la cabeza.  Me volví a voltear para levantar la cabeza y observar por arriba de las cajas de cartón que tenía enfrente, volvió a tocar mi hombro y volví a girar para verlo. Me hizo una seña con la cabeza para que lo siga y lo seguí, Maxi se encontraba Sergas de las cajas acumuladas que estaban pegadas al contenedor. Salimos detrás del contenedor de basura y empezamos a correr hacia el lugar donde Maxi empezó a contar, él nos ve y nos empieza a gritar y a correr hacia donde nosotros nos estábamos dirigiendo, Bruno nos dio su apoyo gritando <<Corran perras, corran>> Lucas y yo empezamos a reír a carcajadas y tocamos la pared al rato llega Maxi molesto porque le ganamos… Jugamos un buen rato.

 Sentía un vacío en mi pecho, no tenía que volver a ver estos estados, esas historias de las redes sociales  ¿Por qué tuve que volver a verlas? Sabiendo que me iba a poner en ese estado. Tenía ganas de gritar,  ganas de gritar muy fuerte, no me importaba si el mundo me escuchaba, no me importaba nada, desde hace mucho tiempo que nada me importaba. Cerré  los ojos con fuerza y apreté los labios como si mi vida dependiera de ello, haciendo que mis ojos dejen de humedecer, no funcionaba, sentía como se seguían  humedeciendo. Los abrí y empecé a pestañear rápidamente para que se secaran.