Capítulo VIII

33 2 0
                                    

Quebec.

-Él respetaría mis decisiones...-digo sin pensar. Sin saber que haber dicho eso nos llevaría a una discusión y por mi parte, sería una falta de respeto a nuestra relación, pero no pude detenerme, tenía que decirlo, necesitaba decir que el hombre que realmente amo respetaría todas las decisiones que tome sin importar en nada, solo en mi felicidad y mi bienestar.

Baja drásticamente la velocidad del auto y por el rabillo del ojo puedo ver que está observándome.

-¿Él?... ¿Quién es él?-su tono es fuerte, sé que está molesto y puedo entenderlo.

No puedo responder, no sé que decir. Puedo ver sus manos sostener fuertemente el volante y como poco a poco sus nudillos se vuelven blancos con pequeñas manchas rojas, y ahora presiona el acelerador... 60... 80... 100... 120... 160...

-Baja la velocidad.-digo con voz temblorosa.-Yakov... no es nadie...

-¿No es nadie?... ¿Entonces porqué mierda dijiste que ÉL respetaría tus decisiones?-silencio por unos minutos que parecen ser eternos, miro nuevamente a qué velocidad vamos ahora, 210.-Shivani...-susurra.

-No es nadie... lo juro...-murmuro.-Por favor, baja la velocidad.

¿En qué momento me volví tan vulnerable?, tal vez Quebec hubiera tomado el volante, inclusive, lo hubiera golpeado en ese instante, pero... ¿porqué Shivani es tan diferente a mi?, me convertí en una persona, relativamente, manipulable, me hace regresar a mi momento de fragilidad, cuando todo el mundo podía pisotearme y no haría nada para defenderme, ¿porqué aquí no puedo ser yo?, la mujer independiente y fuerte se ha ido por completo.

La realización me golpea, no solo lo perdí, perdí la parte más importante de mi vida, podría decir que me perdí, perdí todo el poder que tenía, y siendo honesta, me dolió perderlo, pero caigo en cuenta que el haberme perdido fue lo más doloroso, y no estoy dispuesta en aceptar a alguien que no ve lo que valgo.

Suelta una sonrisa burlona, baja lentamente la velocidad hasta llegar a los 40 kilómetros por hora, lo escucho reírse. Nunca lo había visto ponerse así solo por haber dicho algo que lo molestara y en este momento, temo que vuelva a ser como Anthony y la historia vuelva a repetirse... Iniciando como un cuento de hadas, una historia de amor que nunca me hubiera imaginado, solo que con Yakov no se sentía así, no lograba sentir el cuento de hadas cuando comenzamos a salir y por una extraña razón me decía que era mejor terminar, pero algo dentro de mi me lo prohibía. Posiblemente era la sensación de volver perder a alguien que me sentía ser quería y la idea de quedar completamente sola era aterrador, aunque, después de años pude recuperar a mi padre y ha cuidado de mi durante los últimos años.

-Te llevaré a casa y hablaremos mañana.-dice rompiendo el incómodo silencio.

-Saldré de viaje.-respondo.

-¿Lo dices para librarte de mi?-pregunta enojado.

-No, simplemente pospuse mi viaje para darle tiempo a tú familia.

-Bien, pronto serás mi esposa y no podrás salir cuando quieras.

¿Disculpa?, ¿desde cuando la idea del matrimonio es quedarme en casa todo el maldito tiempo?

-Seguiremos estando como antes, lo único que cambia es un anillo y que viviremos juntos.-digo firmemente.-Si no estás dispuesto a darme mi libertad será mejor no comprometernos.

-Discutiremos eso cuando regreses, solo espero que no me engañes con él.

El nerviosismo se apodera de mi, ¿qué es lo que insinúa?, ¿qué haré lo mismo que él hace con sus estudiantes y piensa que no me doy cuenta?.

Solo le doy una sonrisa molesta, y solo espero llegar a casa lo antes posible, quiero bajarme y no verlo por un largo tiempo, quiero huir lo antes posible.

Después de un buen rato conduciendo, se estaciona en la puerta de mi ahora hogar, nos quedamos por un momento en silencio hasta que siento su mano en mi muslo y siento su respiración a un costado de mi rostro, respirando despacio pero inhalando mi esencia, logrando que mi corazón se acelere y de nuevo, el temor se asoma, temo que pueda hacerme algo, y es el momento en el que pienso.

Se ha acabado el dulce y amoroso Yakov que conocí y está demostrando en este momento quién es en realidad.

-Te llevaré mañana al aeropuerto.-murmura y aprieta mi muslo con fuerza, enterrando sus uñas en mi piel.-¿Entendido?

Asiento, me despido y bajo lo más rápido que puedo del auto.

Al entrar a casa, espero escuchar que se ha marchado, apago las luces de la sala y el comedor, subo para ver a mi padre que se encuentra en su habitación, al asomarme por un costado de su puerta me percato que se encuentra durmiendo, suelto una ligera sonrisa y es el momento perfecto de volver a empacar sin molestias.

Cuando termino, escribo una nota para que mi padre no se asuste cuando no me encuentre.

"Sé que no deseas que regrese, ambos sabemos que esta no soy yo y no es la vida que deseo. Te agradezco por tus cuidados y por tratar de retomar todo este tiempo perdido, pero debo de volver.

Me perdí y necesito volver a ser yo."

Oh, por Dios! Llora por mi. (II)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum