Capítulo VI

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Quebec.

Estando parada frente a la entrada del aeropuerto, con mis maletas en la mano, tomando una de las mayores decisiones de mi vida... regresar a buscarlo y decirle todo lo que he sentido por él durante todos estos años y dejarlo ir, cerrando la herida que sigue abierta con la esperanza de que volverá o simplemente dejarlo ir aquí mismo, decirle a Yakov todo mi pasado e iniciar con los planes del compromiso y el matrimonio.

Miro mis manos, con mis dedos jugueteo un poco con aquel anillo que se ha adueñado de mi dedo anular izquierdo, que por un momento, puedo sentir las manos del hombre que no puedo olvidar en mi, pero el pensamiento me traiciona y tan solo recuerdo todo lo que pasé por haberme enamorado de él y no haber cumplido con lo que se me había ordenado en primer lugar. Suelto un suspiro y la decisión está tomada, volveré a casa con mi padre y me arreglaré para ir con Yakov a ver a su madre para la cena que nos tiene preparando para celebrar nuestro compromiso.

-Creí que estarías sentada en un avión en este momento.-dice mi padre mientras entro al jardín donde se encuentra cortando sus remolachas para su famoso Borsh*

-No pude hacerlo.-respondo.-Creo que me quedaré aquí y haré una familia con Yakov.

Cuando termino la oración se voltea, mirándome con los ojos abiertos, como si no pudiera creer lo que acaba de salir de mi boca.

-Lo pensé, lo analicé y no puedo quedarme atascada pensando que él volverá.-digo con seguridad, duele pensar que tal vez estoy por hacer una locura o el error más grande que cometeré por el resto de mi vida.-Ahora, si no te molesta, debo de desempacar y arreglarme para la cena de hoy.

-¿Vendrá a cenar?

-No... su madre nos invitó a su casa para festejar las buenas noticias.-respondo, podría ser todo, pero buenas noticias lo dudo.- Creo que sería buena idea crear una relación madre e hija con ella, ¿no lo crees?

Nunca creí que llegaría a tener planes para casarme, tener hijos o crear una familia con alguien más, disfrutaba de mi soltería, de mi libertad hasta que recordé como mi madre solía decirme, "el amor debe de hacerte sentir libre, sin cadenas, sin esclavizar y menos sin hacerte sentir miserable", pero, ¿porqué con Yakov sentía que sería así?, proviene de familia tradicional y sé que su familia no aceptaría tener solo un nieto o nieta, desearían una enorme familia, algo que no deseo en absoluto. 

Acaso, ¿estoy dispuesta a perder mi libertad por él?

Por suerte la tarde pasa rápido, Yakov pasa por mi y nos dirigimos al pequeño pueblo de Vladímir, el trayecto es largo y silencioso, hasta que llegamos a la pequeña morada de mi futura suegra. Responde a la puerta con una enorme sonrisa pasándonos directamente al comedor, donde la mesa está servida con la comida tradicional rusa. 

-Y dime querida, ¿tenemos planes para mis nietos?-pregunta Olga, la madre de Yakov.-Me gustaría tener una familia muy grande para mi hijo.

La pregunta me golpea repentinamente, ¿hijos?, mi mente se queda en blanco por unos segundos, después de lo sucedido con Anthony, la idea de tener hijos me aterra, el no poder brindarles todo lo que necesiten o inclusive no ser una buena madre me llena de miedo, no creo estar preparada mentalmente para tener hijos.

-Ummm... no hemos hablado sobre eso aún.-respondo un poco avergonzada.

-¿Qué te avergüenza, querida?-me mira directamente mientras tomo un sorbo de vino.-¿Acaso no deseas una enorme familia?

-No.-respondo firmemente.-No está en mis planes.

Puedo sentir la tensión de Yakov y de toda su familia tras escuchar mi respuesta. El silencio es realmente incómodo y solo me fijo en su madre, mirándome de manera despectiva, sé en qué está pensando, sé que piensa que no soy y que no seré suficiente para su hijo.

-¿Y Yakov?, has pensado en que tu futuro esposo será quien decida cuántos hijos desee tener.-dice fríamente.

-La persona que cargará con esos niños seré yo, no él, yo seré quien sufra los cambios hormonales, a la que le cambiará el cuerpo por llevar sus "hijos", y si yo no deseo tener hijos ni usted, ni Yakov deberán de entrometerse en mi decisión.-el tono de mi voz es fuerte y decidido, no pienso discutir sobre esto en otra ocasión ni nunca.

Todos se quedan en silencio y solo puedo sentir la fría mirada de Olga, pero trato de ser lo más amable en este momento.

Al terminar la cena le pido a Yakov que me lleve a casa, lo único que deseo en este momento es largarme de este lugar, puedo sentir el odio de su madre hacia mi y solo quiero desaparecer. Él acepta, nos despedimos lo más rápido posible y subimos a su auto, dirigiéndonos a mi hogar.

-Lo que hiciste estuvo mal.-rompe el silencio.-No debiste hablarle así a mi madre.

-¿Estás bromeando?-no lo puedo creer, sin duda que estoy estupefacta por la manera que dijo las cosas.-¿Acaso no debí expresarme?

-Solo tenías que decirle que quieres una gran familia y ya.

Nos quedamos en silencio por unos momentos que a mi parecer fueron eternos, hasta que algo sale de mi boca.

-Él respetaría mis decisiones...

Oh, por Dios! Llora por mi. (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora