Capítulo II

102 12 3
                                    

Quebec.

-¿Estás escuchándome?-pregunta Yakov tomando mi mano.

-Perdón, últimamente he estado un poco cansada.-respondo.

Hoy se cumplen tres años desde que me separé de la manera menos esperada de William, en realidad estaba dispuesta en dejar todo para quedarme con él, maldita sea, aún espero por él.

Ahora, estoy dándome una nueva vida, haberme mudado con mi padre a Moscú ha sido realmente favorable, nos hemos conocido más y se ha convertido en el padre que tanto esperaba, me apoya y me escucha, poniéndome siempre adelante de cualquier cosa y eso se lo agradezco infinitamente. Respetó la decisión que hice al regresar a mis estudios y encontrar un trabajo el cual no lo considero necesario, estamos económicamente mejor de lo que estaba, su pequeña empresa da buenos frutos, pero necesitaba hacer esto, necesitaba iniciar desde el suelo para poder valorar todo lo que tengo y disfrutar de cada momento que me queda, pero siempre está él en mis pensamientos.

Inclusive, darme una nueva oportunidad en el amor y encontrar a alguien para que sea mi pareja, si William siguió adelante, ¿por qué prohibirme en hacer lo mismo?, las relaciones nunca fueron lo mío pero estoy dispuesta en superarlo y encontrar a alguien mejor... pero no será posible, nadie me hará sentir de la misma manera que me hacía sentir él.

Mi nueva vida ha comenzado, estando en un gran restaurante de Moscú celebrando con mi novio, Yakov, nuestros seis meses de relación, después de dos años y medio conociéndolo descubrí que es un hombre amable, actualmente de treinta y seis años, llevándome una diferencia de ocho años, aunque la edad no importa realmente. Nos conocimos en el aeropuerto el primer día que estuve en un país nuevo, que el idioma es de lo más difícil que he escuchado y la escritura, dios, garabatos revueltos. Pero siempre siendo un caballero, respetándome y dándome todo lo que llegue a necesitar, sobre todo, siendo mi traductor personal. 

Luego de seis meses saliendo, decidí iniciar con mi carrera universitaria, donde al final terminó siendo mi profesor de historia en la arquitectura, sé que la relación profesor-estudiante deja mucho en que pensar, pero me agrada tenerlo como profesor y pareja al mismo tiempo, compartimos ideales y me comparte de sus conocimientos en cada cita que tenemos.

-¿Podrías repetir lo que estabas diciendo?-digo con una sonrisa en los labios.

-Te estaba comentando que este restaurante es en realidad una antigua capilla, ¿puedes ver el detalle dorado en cada marco?-dice.

Me gusta pasar tiempo con él, pero no me siento completa cuando estoy con él, él conoce a Shivani Reese, no a Quebec Salas, no conoce a mi verdadera yo, conoce a una estudiante extranjera que es pésima con el ruso pero que le encanta entrar a sus clases y trabajar para "ayudar" a su padre con sus gastos, conoce a una mentirosa. Cada cita es lo mismo, cena romántica con conocimientos arquitectónicos para al final de la noche terminar en su casa teniendo sexo, aburrido sexo, Yakov es realmente el hombre ideal solo que... tener relaciones con él es simplemente aburrido.

-Necesito decirte algo.-dice, volviendo a sacarme de mis pensamientos.-Es importante.

-¿Qué pasa?

-Nos conocemos desde hace tres años y desde el primer momento que te vi, me enamoré.-murmura.-Y sé que no somos una pareja perfecta, estos años de diferencia son fuertes, pero creo que estoy listo para iniciar una vida contigo, eres brillante, inteligente y hermosa.-asiento, mierda, no sé que responder.-Te amo.

¡No!, el pánico comienza a crecer dentro de mi, hace tres años que no había escuchado esas palabras, no, no, simplemente no puede ser, no estoy lista para responder, no sé ni que es lo que siento por él en este momento, estoy en shock y las palabras no salen de mi boca.

-Y tengo que preguntarte algo.-se levanta del asiento y se arrodilla en una pierna, lentamente saca una pequeña caja, la abre y es un anillo con una perla incrustada en el centro.-¿Te casarías conmigo?

-Bozhe moy... Yakov... yo...-tartamudeo. La tristeza me invade, no quiero aceptar, no lo amo, pero tengo que hacerlo, por mi y por mi futuro, tengo que superarlo.-Me casaré contigo.

Toma el anillo de la caja y lo coloca en mi dedo anular izquierdo, besa mi mano y mis labios.

-Te amo Shivani.-susurra y vuelve a besarme, tomo sus mejillas y lo acerco mas, necesito sacarme de la mente a Will, es Yakov no William, me casaré con Yakov.

Al terminar la cena, salimos del restaurante, la noche es fría y está nevando, caminamos hacia mi auto.

-¿No quieres ir a mi departamento?-pregunta.

-Sería grandioso pasar la noche contigo hoy, pero...-digo, mientras que mi mente trabaja para poder crear una excusa creíble.-Tengo que ayudarle a mi padre con unas cosas... y quiero mostrarle este hermoso anillo.-sin decir mas, nos despedimos, es hora de volver a casa.

Conduzco hasta casa, el camino es tranquilo y no tardo más de una hora en llegar, adoro vivir a las afueras de la ciudad pero en ocasiones detesto que esté tan lejos, al llegar, las luces están encendidas, me estaciono, limpio las lagrimas que han rodado por mis mejillas y decido entrar.

-¿Qué tal la cita de hoy?-pregunta mi padre, tras verme entrar.

-Pues...-dudo en decirle o no.

-¿Ha pasado algo?, no te ves muy bien.-se acerca a mi, levanto mi mano izquierda dejándolo ver el anillo.-No puede ser, lo aceptaste.

-¿Sabias de esto?-pregunto anonadada.-¿Sabias que me propondría matrimonio?

-Sí, hace una semana me pidió tu mano.

-¿Y aceptaste?, mierda.-levanto la voz.-No quiero hacerlo, no me quiero casar.

-No acepté, le dije que era tu decisión, tienes veintisiete años, ya eres mayor de edad y tú eres la única que puede decidir eso.-su tono es calmado pero a la vez preocupado.-Temía que dijeras que sí.

-¿Por qué?

-Aún esperas por William, no amas a Yakov lo suficiente para aceptar ser su esposa, hay noches en las que te escucho llorar y sé que es por él, sé que aún esperas que aparezca por esa puerta, pero tienes que superarlo, ya no volverá.

Odio que tenga razón, odio que me conozca tan bien en tan poco tiempo, las lagrimas caen una tras otra, mi mundo se está desmoronando otra vez y en esta ocasión no sé que hacer, he aceptado ser esposa de alguien más, jamás me había imaginado estar comprometida, organizar una boda, una luna de miel o un matrimonio en general se me hacia una idea absurda, ahora al pensar en eso, solo me puedo ver caminando en el altar con una sola persona... y no es Yakov.

-Lamento que hayas aceptado solo por pensar que así lo superarías.-susurra, me jala de la mano y pone sus brazos al rededor de mi, dándome un abrazo, el abrazo que necesitaba en este momento, detesto el hecho que me ha visto de la peor manera y hoy no es la excepción, necesito de él y sabe lo que estoy sintiendo en este momento.-Si no deseas casarte con Yakov, será mejor que arregles eso antes de que sea demasiado tarde y te arrepientas toda la vida.

-Necesito regresar.-murmuro.

-¿A donde?

-A mi antiguo departamento, necesito ver a mamá.-confieso, no es mentira, de verdad que quiero ir a su tumba, ha pasado tanto tiempo que ha de estar completamente sucia sin flores ni una vela que alumbre su pequeño espacio.-Necesito despedirme por completo antes de casarme.

-¿Solo irás a ver a tu madre o a alguien mas?

-Si te refieres a Will, no te preocupes, él ya ha de estar con alguien mas.-respondo de manera cortante.

-Está bien, iré contigo, le diré a Jeff que prepare el vuelo, el avión saldrá mañana por la mañana.-dice finalmente, permitiéndome ir a donde requiero, pero con su compañía.

-Tengo que hacer esto sola... no es necesario que vengas conmigo.-me mira por un instante y solo asiente, dándome a entender que me permitirá hacerlo por mi cuenta.-Gracias, iré a empacar.-me separo de él y camino hasta mi habitación.-¿Te molesta si me voy por una semana?

-Cierra el ciclo que necesitas cerrar para seguir con tu vida con el tiempo que necesites, no te presiones, si necesitas algo siempre estaré aquí.

Oh, por Dios! Llora por mi. (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora