XIX

39 4 16
                                    

No escuchó el momento en el que Bakugo le gritó al chico de cabello azul y lo comenzó a perseguir con explosiones, ni tampoco cuando Shoto lanzó un ataque demasiado fuerte hacia el contrario que lo debilitó demasiado. Lo único que invadía su mente en ese momento era Uraraka. Se acercó a ella aún algo desconcertado y la cargó en brazos, para después ponerla sobre sus piernas como si fuera un bebé. Ochako por si sola se retiró la flecha de su pecho, haciéndose una pequeña herida en la mano debido a la punta de la flecha.

Izuku revisó la herida más grande, tal vez no había sido tan grave. Apartó la tela del traje y pudo notar como la sangre no dejaba de brotar. Puso sus manos temblorosas sobre la abertura, en un intento casi nulo de detener la hemorragia.

— Tranquila. Estás bien. — dijo Izuku, con la voz casi rota.

De fondo escuchaba simplemente explosiones, —probablemente de parte de Bakugo—. Estas de repente se detuvieron, pero luego se escucharon cada vez más cerca. De pronto Midoriya notó la presencia del cenizo frente a él y solo le dio una mirada rápida.

— Oh, mierda. — murmuró Katsuki.

Una lágrima rodó por la mejilla de Uraraka. Ella y Midoriya se miraban a los ojos en un intento de hacer algo para evitar lo que estaba pasando. Bakugo se arrodilló junto a Izuku, y no tardó mucho tiempo para que llegara Shoto y se diera cuenta de la situación.

— Estarás bien Ochako. — seguía diciendo Midoriya. — Estarás bien.

El pecoso sentía que se había traicionado a sí mismo. Se había prometido que iba a proteger a su mejor amiga y no lo había cumplido.

Zuzu. — dijo muy bajito la castaña. — Tú y yo sabemos que eso no es cierto. — su voz se notaba débil, con cada frase que decía se quebraba un poco más.

Midoriya ahogó un sollozo en su garganta, pero aun así las lágrimas salían y salían de sus ojos, mojando así el rostro de Uraraka más de lo que ya estaba debido a la lluvia.

— Calla tonta. — contestó. — Estarás bien. Estaremos bien.

— Izuku.

— Te sanarás, volveremos al Dsitrito y-

Él ya había comenzado a delirar. Estaba diciendo incoherencias de lo que harían cuando llegaran al 12, cuando ellos dos sabían que solo uno iba a volver —o incluso ninguno de ellos—.

— Izuku, no vamos a volver al Distrito. No volveré al Distrito.

La voz de Ochako se hacía cada vez más temblorosa y débil, pero Midoriya se aferraba como podía al cuerpo de la castaña, como si eso la fuera a salvar de su muerte inminente.

— Midoriya, tienes que ganar. — dijo ella. — Gana estos Juegos y vuelve con tu madre.

— No podría vivir sin ti, Uraraka.

— Lo harás.

El silencio invadió el entorno por un momento, haciendo que la lluvia inundara los oídos de los cuatro chicos.

— Lo siento tanto Uraraka... — susurraba Izuku mientras abrazaba aún más fuerte el cuerpo de la chica. — ...Lo siento tantísimo.

Las manos sobre la herida de su pecho estaban ya teñidas de rojo, pero aun así la herida no dejaba de sangrar.

— Ochako, eres la mujer más fuerte de la arena, eso te lo aseguro. — escupió Bakugo. — Solo aguanta y buscaremos algo para sanarte, ¿Sí?

La castaña negó con la cabeza. Lentamente el ritmo de su respiración iba bajando, al igual que el pulso de su muñeca derecha, la cual Shoto sostenía.

𝚑𝚞𝚗𝚐𝚎𝚛 𝚐𝚊𝚖𝚎𝚜 - 𝚋𝚗𝚑𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora